El programa y los rulos
El jueves pasado, CFK disertó en la presentación de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner en el Teatro Argentino de la Plata. Como ocurre cada vez que habla, esa “mujer sola peleando contra el olvido”- como la definió alguna vez un exaltado operador mediático de trajes chillones- volvió a acaparar la atención de ambos lados de la grieta.
Rivalizando con el poder de oratoria del ex presidente Mauricio Macri- quien puede leer una carilla entera casi sin cometer errores- la ex presidenta habló durante más de una hora sin el soporte de texto alguno. La elección del lugar no fue casual, allí lanzó su candidatura a presidenta en 2007, y tampoco fue casual la fecha: hace veinte años, el domingo 27 de abril de 2003, se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones presidenciales que Néstor Kirchner ganaría por la renuncia de su rival Carlos Menem a presentarse al balotaje.
La posterior renuncia del presidente interino Eduardo Duhalde obligó a Néstor a completar el mandato que inició pero no terminó Fernando de la Rúa, el presidente heliportado, para luego iniciar su mandato a partir del 10 de diciembre de 2003. Tres figuras emblemáticas del peronismo- Carlos Reutemann, gobernador de la provincia de Santa Fe, José Manuel de la Sota, gobernador de la provincia de Córdoba, y Felipe Solá, por entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires- así como el empresario Mauricio Macri, declinaron la propuesta de candidatura que les hizo llegar Duhalde. Su rechazo abrió la puerta a un candidato inesperado y cambió la historia.
Pese a la recomendación de la vicepresidenta, muchos militantes se hicieron los rulos en el Teatro Argentino esperando escuchar el anuncio que, nuevamente, no llegó. CFK disertó sobre la economía bimonetaria, el acuerdo con el FMI, la Argentina circular, las nuevas fuentes de riqueza como vaca Muerta y el litio y, sobre todo, sobre la necesidad de definir un acuerdo programático. Según esa visión, ya no alcanzaría con la terrible “unidad hasta que duela”, el hit del 2019, sino que sería necesario definir la razón de ser, el objetivo específico de esa unidad.
Es en esa insistencia del acuerdo previo que reside tal vez el mensaje subliminal de CFK.
En efecto, si algo ha demostrado el gobierno del Frente de Todos es que, así como la pelota no se mancha, la lapicera no se comparte. Como Fernando de la Rúa hizo con el Chacho Álvarez apenas asumió la presidencia, Alberto Fernández relegó a su socia mayor a un rol consultivo. Ambos presidentes invocaron la Constitución Nacional y su condición de jefes de Estado por encima de cualquier acuerdo político previo. En el caso de Fernández fue una decisión particularmente asombrosa ya que, a diferencia del presidente radical, no disponía de potencia electoral o poder político propio y, a diferencia de Néstor Kirchner, tampoco logró conseguirlos a través de su gestión. Una realidad aciaga que lo impulsó hace unos días a desistir de presentarse a una probable derrota electoral.
¿Si CFK no logró que su socio menor tomara en cuenta sus críticas a la gestión de gobierno- desde el acuerdo con el FMI y la política de ajuste fiscal definida por el entonces ministro Martín Guzmán, hasta la distribución de ese crecimiento que finalmente se quedaron “cuatro vivos”- por qué lo lograría en un segundo período? ¿Un acuerdo programático limitaría la discrecionalidad de quien reciba la lapicera y sueñe con pasar a la historia transitando su propio camino, como ocurrió con Kirchner frente a quien lo designó como delfín? Para cualquier candidato, aún del riñón kirchnerista, la tentación de ser un nuevo Néstor será siempre mayor al peligro de convertirse en otro Alberto.
Cuesta creer que una líder con tanta experiencia como la vicepresidenta otorgue a un simple acuerdo entre partes el poder disciplinador que no tuvo su notable legitimidad política. Es por eso que el mensaje que parece subyacer es el de su candidatura como instrumento necesario para apuntalar el acuerdo programático. La repetida mención a retrasar la confección de rulos estaría en ese caso más relacionada con los tiempos del anuncio que con la decisión en sí.
En todo caso, lo sabremos el 25 de mayo, en el acto convocado por el kirchnerismo para conmemorar los veinte años de la asunción de Néstor Kirchner, fecha que corresponderá también a los cuatro años del anuncio de la fórmula presidencial del Frente de Todos.
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