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Fotografía de cuerpo entero

La serie 'Menem', estrenada en la plataforma Prime Video, intenta responder interrogantes que se ciernen sobre su primer mandato de gobierno, y lo hace desde múltiples ángulos, exponiendo cómo un presidente con desmedida ambición de poder, puede mostrarse tan implacable como seductor, hasta convertirse en símbolo de una era de excesos y frivolidad, pero esencialmente, de entrega del patrimonio nacional y corrupción.

La serie “Menem”, dirigida por Ariel Winograd y escrita por Mariana Levy, Federico Levín, Silvina Olschansky, Luciana Porchietto y Guillermo Salmerón, arribó finalmente a la pantalla doméstica, luego de sortear complejas instancias de resolución judicial por derechos de imagen. Convertida en el producto más visto a nivel local, se encuentra disponible a partir del pasado 9 de julio en la plataforma Amazon Prime.

La anticipada novedad se presenta como un drama basado en casos reales que lleva a cabo una detallada reconstrucción del ascenso político de Carlos Saúl Menem, partiendo desde sus actos proselitistas en 1987, hasta culminar con su ascenso a la presidencia de la Nación, en 1989, sucediendo a Raúl Alfonsín. A lo largo de seis episodios, la serie sigue la historia del protagonista principal, desde la perspectiva de su fotógrafo personal (una recreación ficticia), quien atestigua el progresivo crecimiento del candidato presidencial, rumbo a imponerse en las internas del Justicialismo, pese a sus nulas chances iniciales. El relato avanza a paso firme y generando sumo interés, a medida que incorpora pinceladas de documental y recurre a licencias visuales que simulan registros de archivos que no lo son, sello distintivo de un producto inobjetable desde el apartado estético.

Durante el primer capítulo, seguimos una llamativa campaña presidencial a través de diversas locaciones del interior del país y el gran Buenos Aires, observando cómo el próximo presidente recorre casas, enfrentando prejuicios y capitalizando su figura de candidato más impensado y menos idóneo, salido de un pequeño pueblo de su provincia natal. ¿El rey de La Rioja en Casa Rosada? ¿Conviene que Menem sea presidente? Amado por su gente, un político falto de escrúpulos busca sumar adeptos y negociar. Todo acto es político, y el verdadero valor de las cosas es político, aseverará. Su objetivo es calzarse la banda presidencial y convertirse en leyenda. ¿A costa de quiénes?

Menem y el neoliberalismo de los noventa.

Síganlo, que nos los va a defraudar.  ¿O sí? La serie intenta responder interrogantes que se ciernen sobre su primer mandato, y lo hace desde múltiples ángulos, exponiendo cómo un presidente con desmedida ambición y sed de poder, puede mostrarse tan implacable como seductor, hasta convertirse en símbolo de una era de excesos, frivolidad, transformaciones y rupturas en lo que al modelo de país refiere. El resultado obtenido es un abordaje estilizado y envolvente, construido sobre una figura tan polémica como carismática. Tiene magia, tiene hechizo, apellido capicúa y está dispuesto a lo que sea, incluso a decisiones deplorables, en desmedro del pueblo. ¿Qué vuelve tan irresistible a un personaje como Menem?

Sin dudas, el mayor logro de la producción, que cuenta con nombres propios como Mariano Varela y Fernando Alcalde en labores de showrunners, es depositar la responsabilidad de tamaña interpretación en el actor indicado. La fabulosa caracterización de Leonardo Sbaraglia, cuyas sonrisas, miradas, tono de voz y gestos calcados del ex mandatario generan inmediata fascinación. Su preparación para tan desafiante rol es digna de elogio y auténtica hazaña; presenciamos esa clase de performance capaz de definir una trayectoria. Ciertamente, hay muchas maneras de abordar un formato biopic, y en este sentido, la serie elige el camino correcto.

Junto al descomunal Sbaraglia, un elenco de primerísima línea otorga calidad a la propuesta, mientras cada tramo del metraje concatena actuaciones para atesorar: Juan Minujín, Griselda Siciliani, Jorgelina Aruzzi, Marco Antonio Caponi, Guillermo Arengo, Alberto Ajaka, Martín Campilongo, Mónica Antonópulos, Cumelén Sanz, Agustín Sullivan, Candela Vetrano, Mario Alarcón, Fabián Arenillas y Diego Pérez se reparten protagonismo y lucimiento, capítulo a capítulo.

La narrativa que Winograd otorga a la serie muestra a un Presidente con afán de dominio, control e influencia, fuertemente apoyado por el séquito que lo rodea. Una vez electo, su gestión evoluciona desde una imagen populista hacia un gobierno claramente de derecha. En este rotundo viraje, se suceden políticas implementadas para ‘unificar’ a un país que sorteaba la última de sus crisis, las cuales perjudican la industria y el comercio nacional, favoreciendo las exportaciones. Liberalismo y un parque gigante de atracciones. Especial resistencia e incredulidad genera su indulto a los militares procesados y condenados por delitos cometidos durante la última dictadura militar.

Los ‘hitos’ que marcaron el primer gobierno de Menem dejan suficiente espacio para debates espinosos: el achicamiento del Estado, la controversial ley de convertibilidad, la ley de reforma del Estado y una postura económica que sintetiza el rumbo adoptado: privatizar o hundirse, esa fue la disyuntiva. ¿Gobernaba Menem por decreto? Sin tapujo alguno, se exhibe una geopolítica que promueve relaciones carnales y pacto económico con Estados Unidos, e incluye a la controversial ala árabe de la familia Yoma. En paralelo a ello, el oficialismo debió enfrentar el último levantamiento militar y denuncias por corrupción, a medida que el descontento popular generalizado de una Argentina en llamas crecía exponencialmente. La credibilidad del dirigente tambaleaba, en ese preciso momento en dónde los políticos sufren hacer política.

Algunas instancias menores se abordan con tono más liviano, dando lugar a explicaciones más simplificadas, aunque no por ello inverosímiles. El flamante estreno no se priva de mostrar un entorno afín a la ostentación, los lujos y las fiestas, ni tampoco de retratar a una figura política de gustos extravagantes, atraído por el esoterismo y la astrología y, sobre todo, rodeado de despampanante compañía femenina. En tanto, la dimensión más íntima de su tensa relación matrimonial es exhibida con suficiente sensacionalismo: el desalojo de su propia familia de la residencia de Olivos. El sueño de una convivencia feliz se había terminado.

La serie se puede ver en Prime Video.

Mediante una brillante recreación, nos retrotraemos a plena década del ’90: una época definida por escándalos mediáticos en igual medida que por hechos delicados que devienen en punto de inflexión en la estructura estatal: una política circense, transformada en sinónimo de espectáculo. Entre los partícipes fundamentales de la década, se destaca el protagonismo que cobra Domingo Cavallo, junto a figuras como María Julia Alsogaray, mientras otras icónicas del momento como Antonio Cafiero o Eduardo Duhalde pasan por completo desapercibidas. Por su parte, el rol de la prensa cobra especial interés e injerencia, y con ello la por entonces figura de peso del siempre controvertido Bernardo Neustadt.

Como espectadores, seguimos el hilo de una historia que se vuelve atrapante a cada minuto. Por si acaso, conviene hacer memoria: Argentina vive tiempos convulsionados, habiendo sufrido el atentado a la Embajada de Israel, luego a sede de la AMIA. Hacer política no es para cualquiera, desliza el mandatario, sorteando el impacto de la enésima tormenta política y social. El pacto de Olivos, celebrado hacia fines de 1993, posibilita una reforma constitucional que allana el camino a Menem hacia un segundo mandato. Sin embargo, su vida tomaría un giro drástico: la trágica y misteriosa muerte del hijo del mandatario, Carlos Menem Jr. se asume como el más alto precio a pagar por sus aspiraciones de poder.

Winograd concibe un gran documento político de la década, apoyándose en un plantel de grandes intérpretes. Con habilidad, echa mano a ciertas licencias narrativas y acierta en el uso de una estética pop para dar forma final a un retrato no exento de su cuota de exageración. El plano final del sexto y último capítulo deja latente la pregunta inevitable: ¿Habrá segunda temporada?

author: Maximiliano Curcio

Maximiliano Curcio

Nació en la ciudad de La Plata, Argentina en 1983. Es escritor, docente y comunicador, egresado de la Escuela Superior de Cinematografía

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