Militancia Peronismo

La Cristianuchi, el Cortito y la Artrosica

A partir del ataque de Milei contra sector de la discapacidad, Roberto Baschetti reconstruyó una historia emblemática por su coraje: la de las personas con discapacidad que en los 70 se organizaron en un frente y bajo la conducción de Montoneros. Son tres historias de vida y militancia.

Estamos en septiembre de 2025. En el sitio “Chequeado”, la periodista María Belén Díaz Lis recuerda que “Tanto la Cámara de Senadores como la Cámara de Diputados rechazaron el veto de Javier Milei contra la ley que declara emergencia en discapacidad hasta diciembre de 2027. Por eso, el Poder Ejecutivo debió promulgar la ley, pero en el decreto de promulgación señala que hasta que el Congreso no indique cuáles son las partidas presupuestarias, la ejecución de la ley queda suspendida. El proyecto propone regularizar pagos a prestadores, actualizar aranceles y reformar pensiones no contributivas, entre otras”.

Una hijoputez más de este gobierno. Porque si el Legislativo ratifica un decreto, es tarea del Ejecutivo llevarlo a la práctica buscando los fondos necesarios y no al revés invirtiendo la tarea.

Regresemos a nuestro doloroso pasado. Desde el 24 de marzo de 1976 se entroniza en nuestra patria la más feroz dictadura cívico-militar que ha padecido el pueblo argentino. El mismo y noble pueblo argentino que superando el miedo y el terror organiza la resistencia. Ahí van abrazados y compactos a dar pelea, hombres y mujeres, trabajadores y estudiantes, amas de casa y profesionales, inquilinos y villeros, deportistas e intelectuales y también … también los disminuidos con graves e irreversibles problemas físicos. Que pese a su manifiesta desventaja siguen en la brecha. Y le ponen caratula, nombre, título, referencia a su pelea: serán el Frente de Lisiados Peronistas.

En épocas de fulgor durante el tercer gobierno peronista, llegaron a aglutinar y a representar alrededor de 200 compañeros.      

Es que, dos años antes, en 1974, se había sancionado la ley 20.923, por la cual el Estado (y las empresas privadas también) estaban obligadas a incorporar en sus plantas de trabajadores a un 4% de discapacitados. La ley no llegó a ser promulgada, pero si derogada por los genocidas de Videla.

Reflexión al paso: el atávico odio de antes a los discapacitados es el mismo que ahora muestra Milei; no cabe ninguna duda.

Vuelvo a la época dictatorial.

Para recordar a tres queridos compañeros del Frente de Lisiados Peronistas que fueron secuestrados y asesinados por la canalla dictatorial.

La Cristianuchi

Gertrudis Marta Hlaczik. “Trudy”. “Lucy”. “Lucía”. Nació en provincia de Buenos Aires, el 1º de marzo de 1958. Secuestrada-desaparecida un 28 de noviembre de 1978 en Guernica, partido de San Vicente, provincia de Buenos Aires.

Estudiaba Sociología. Voluntaria del Servicio de Rehabilitación del Lisiado. Realizó catequesis en la “Parroquia de Cristo Maestro” del barrio de Floresta y fue militante de “Cristianos para la Liberación” (CPL), Juventud Peronista y Montoneros. 

Su compañero de vida y militancia fue José Liborio Poblete Roa.

Su hija (Claudia Victoria Poblete Hlaczik), secuestrada con ella, fue recuperada por la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo y es tapa fotográfica con sus padres, del excelente libro de Analía Argento “De vuelta a casa. (Historias de hijos y nietos restituidos)” que lleva prólogo de Juan Cabandié.

Marta Hlaczik.

Por su parte, Federico Bianchini en 2023 escribió en España el libro “Tu nombre no es tu nombre” donde se relata la apropiación de Claudia a quien los militares indignos y cobardes le pusieron el nombre y apellido de Mercedes Landa y se la apropiaron. La piba recién con 21 años supo su verdadera identidad por medio de un Juez y que sus verdaderos padres fueron torturados y asesinados. Ahora en 2025 el libro se publica por primera vez en Argentina bajo el sello de “Marea editorial”.

El cortito

José Liborio Poblete Roa. “Eduardo”. “Pepe”. “Pepito”. “Negro”. “Martín”. Había perdido sus piernas a la altura de los muslos, a los 13 años, en un accidente ferroviario en su Chile natal. Allí había nacido en Santiago, el 6 de enero de 1955. Allá militó en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), pero cuando se vino para la Argentina con el fin de beneficiarse con un tratamiento de rehabilitación, fue uno de los creadores, en 1971, del Frente de Lisiados Peronistas (FLP), que respondía a la política de Montoneros y que llegó a estar constituido por más de 200 personas que concurrían a las marchas políticas con sus muletas, sillas de ruedas y lazarillos; todo un espectáculo en sí mismo. Con anterioridad ese mismo sector respondía al nombre de “Frente de Rengos Peronistas”.

Poblete Roa era un pibe de pelo enrulado, algo gordito, de ojos redondos y permanente sonrisa, lo que le permitía mostrar continuamente sus grandes dientes. Durante 1975 trabaja en la creación de la Unidad Nacional Socioeconómica del Lisiado (una especie de sindicato) y también en el proyecto de ley laboral para los impedidos físicos.

Además, se gana la vida como tornero y en sus ratos libres estudia Psicología.

Para septiembre de 1976 pasa a ser un activo militante de los “Cristianos para la Liberación” (CPL) siendo el responsable de prensa y de Montoneros, la organización guerrillera peronista, donde revistaba como subteniente.

Vivía en Guernica, provincia de Buenos Aires. Perseguido por la dictadura militar, fue secuestrado y desaparecido a la edad de 23 años en la vía pública, barrio de Balvanera, el 27 de noviembre de 1978.

Poblete Roa, integrante y fundador del FLP.


A él y a su esposa (Gertrudis Marta Hlaczik), secuestrada un día después, los torturaron en el ex Garage “Olimpo”. Los torturadores se ensañaron con José, lo llamaban “El Cortito” y lo picaneaban con saña, le pegaban, lo subían a una escalera y desde dos metros de altura lo tiraban al suelo. José, sin piernas, caía sin defensas. A Gertrudis la pasearon desnuda arrastrándola de los pelos mientras la castigaban. Julio Héctor Simón, alias, el “Turco Julián” (con prisión perpetua hasta su muerte en marzo de 2025) y Juan Antonio del Cerro, alias, “Colores” (fallecido en abril de 2006) eran los más cebados con esas atrocidades.

El “Caso Poblete” fue tan emblemático que sirvió a la Corte Suprema para anular las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Claudia Victoria fue recuperada en el 2000 y sus apropiadores –el teniente coronel Ceferino Landa y su mujer Mercedes Moreira, progenitores falsos- presos y condenados a 9 años y medio y a 5 años y medio de reclusión, respectivamente.

El 29 de junio de 2005, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, benefició con la escrituración de una vivienda a Fernando Navarro Roa, hermano de José, como una manera dijo “de que en este acto converjan dos derechos inalienables, como el derecho a la vivienda y los derechos humanos violentados durante la dictadura”. 

La madre de José Poblete Roa aún recuerda aquella conversación con su hijo, cuando este le dijo: “Mamá, la vida está hecha de momentos y cada uno de estos momentos hay que vivirlos a pleno, pero siempre pensando en el prójimo y sin ambiciones personales”; fiel a estos principios, así vivió y así murió.

Y la historia se sigue escribiendo de mil maneras diferentes.

El sábado 11 de mayo de 2019 en el programa televisivo “¿Quién quiere ser millonario?”, de preguntas y respuestas conducido por Santiago Del Moro, el participante Luis Canobbio (artesano, confeccionaba soldaditos de plomo) contó que cuando tenía un año y medio sufrió poliomielitis, y debido a eso perdió movilidad en las piernas y debió comenzar a utilizar una silla de ruedas. Preguntado por algún amigo suyo que ya no esté entre nosotros, habló de su gran amigo y compañero de aventuras José Poblete al que definió como “un tipazo”.

Seguramente muy poca gente que vio el programa supo que se estaba reivindicando merecidamente a un militante peronista y montonero, integrante de la patria grande latinoamericana, asesinado por la última dictadura cívico-militar que sufrimos. 

La artrósica

Claudia Inés Grumberg. “La Rusa”. Estudiante de Sociología. Desde los cinco años sufría artritis deformante en todas sus articulaciones, dedos sin extensión y una renguera evidente.

Sumó su esfuerzo por la liberación nacional y social de nuestra querida patria, desde las filas del Frente de Lisiados Peronistas (FLP). 

Alejandro Alonso, no vidente, militante para aquella época en el mismo ámbito, la recuerda con inmenso cariño: “Íbamos al Teatro General San Martín a ver cine y ella me leía las películas como ‘Rocco y sus hermanos’ de Luchino Visconti y no cualquiera va al cine siendo ciego. Y que alguien además tuviese la ternura de acompañarte a la sala y leerte la película, eso ya era un acto sublime”. 

Claudia Grumberg.


Claudia Inés fue la primera compañera del FLP secuestrada-desaparecida. Ocurrió el 11 de octubre de 1976 en las Barrancas de Belgrano, cuando se la llevaron en un Ford Falcon. Tenía 23 años.

El mismo Alonso cuenta otra anécdota que habla de lo desacartonada que era Claudia en su vida diaria:

“Estábamos reunidos en la casa de Norberto con otras compañeras del Frente más formales que ella. Cuando hablaban de sexo, decían ‘hacer el amor’, y Claudia, directa, chispeante, nos corrigió a todos: ‘¿Qué? ¿Hacer el amor? Se dice coger, c-o-g-e-r’. Puteaba y le quedaba bien”.

Y sigue contando Alejandro que cuando se cumplió un año de la desaparición de ‘La Rusa’, con Trudy y Pepe decidimos homenajearla. Para realizar la tarea nos dividimos. Por un lado, Pepe (José Liborio Poblete Roa) y por el otro Trudy (Gertrudis Marta Hlaczik), y yo. Sabíamos que en el Policlínico Bancario existen dos cabinas cerradas de teléfono. Eso garantizaba poder hacer una comunicación sin que se escuchase de afuera. Con un intervalo de cinco minutos, cada uno llamó a la oficina del director del Hospital Nacional de Rehabilitación diciendo que, a un año de la desaparición de Claudia, la organización Montoneros, ‘no olvida ni perdona’. Salimos del policlínico un poco menos dolidos, con la sensación de haber hecho alguna cosa, por mínima que fuese. No podíamos saber que repercusión tendría, pero de lo que estábamos seguros era que alguien debía pagar esa cuenta”.

Alejandro Alonso y Los rengos de Perón.

Tengo también una anécdota personal con Alejandro Alonso que es un eximio poeta, de los buenos, de los mejores. A principios de los ’90 para sobrevivir juntaba sus poemas en un pequeño cuadernillo abrochado con una muy bonita portada y los vendía él mismo, en los medios públicos de transporte. Así fue que cierta vez se subió a un bondi que recorría avenida Cabildo y comenzó la tarea. Iba asiento por asiento dejaba los textos, luego hablaba sobre los mismos en el pasillo central y a continuación volvía a hacer el mismo camino inverso para saber si había vendido algo y recuperar el resto.

Yo lo reconocí enseguida pero obviamente él no me podía ver y cuando llegó a mi asiento y buscó mi mano con el folleto, se la apreté fuerte, con amor fraterno, me acerqué a su oído y le dije:Perón o Muerte, Viva la Patria”. Se quedó paralizado, mirando sin mirar ese infinito horizonte que abarcaba con su mente, como estupefacto, como incrédulo y cuando le dije quién era, iluminó su cara con una amplia sonrisa y nos dimos un abrazo.

Este mismo Alejandro Alonso que con Héctor Ramón Cuenya hizo luego un excelente libro que recomiendo: “Los rengos de Perón” (Colihue, 2015).

Luego de leer la presente reseña alguien me podría decir en consonancia con esta época de descreimiento y aparente resignación, que todo da igual, que para que recordar estas historias pasadas sin futuro.

Pues bien. No es así. Por lo que hago mías, las palabras que dijo oportunamente la escritora norteamericana de literatura fantástica, Ursula Kreber Le Guin: “Vivimos en el Capitalismo. Su poder parece inevitable. También lo era el derecho divino de los reyes”.  

Foto de época: la lucha del sector de la discapacidad contra la insensibilidad y corrupción de los hermanos Milei.

author: Roberto Baschetti

Roberto Baschetti

Sociólogo, historiador, investigador. Autor de más de 50 libros sobre el peronismo revolucionario. Socio fundador de la editorial Jirones de mi vida.

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