Resucitar entre los escombros del neoliberalismo
Al comienzo del documental Tierra arrasada, la voz en off del actor Darío Grandinetti pregunta: “¿qué sucedió?, ¿cómo llegamos a esto?”. Estamos en el 2019 y las imágenes retratan una Argentina moribunda, con gente moviéndose a duras penas entre sus escombros, al fin y al cabo el único legado que dejó la presidencia de Mauricio Macri. Porque cuatro años al ritmo de las impiadosas políticas neoliberales solo pueden tener como parada final el precipicio.
Es desde esas ruinas que el director y actual ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, nos propone retroceder hasta el 2015, año que marca el principio de la debacle social y económica a la que nos empujó la Alianza Cambiemos. Un viaje en el tiempo que hasta el espectador más desprevenido intuye doloroso, pero que nos permitirá responder los interrogantes planteados en la apertura del documental.
Ir al pasado para entender el presente, una fórmula que ciertamente trasciende el cine y a la que solemos recurrir para explorar nuestras vidas. El ejercicio no es fácil, se sabe, porque volver sobre nuestros pasos es adentrarnos en un camino minado pero a la vez eficaz para encontrar las razones de nuestra realidad. Tierra arrasada nos invita precisamente a eso; a recorrer los cuatro años que forjaron el desmoronamiento argentino hasta que no dejar nada en pie.
Así, el documental de Bauer -y producido por Jorge "El Topo" Devoto- hace hincapié en varios frentes, todos constitutivos del modelo macrista: la hipocresía y el descaro de los discursos presidenciales y del grupo de CEOs que integró la gestión de Cambiemos; las medidas económicas que solo trajeron desocupación, inflación y pobreza para el pueblo argentino; la complicidad de los medios de comunicación y del Poder Judicial para la libre ejecución de las recetas neoliberales y la instalación social de un discurso contra el Kirchnerismo (“es el mal de la Argentina”).
Justamente, la figura que Tierra arrasada exalta para contrarrestar el horror macrista es la de Cristina Fernández. En el documental de Bauer, ella representa la esperanza. Y mucho más. Porque lo que hace la segunda parte de este film es acompañar a la ex mandataria en su agitado derrotero; desde el multitudinario acto de 2016 frente a los tribunales de Comodoro Py, pasando por el lanzamiento de Unidad Ciudadana en el estadio de Arsenal de Sarandí un año después, hasta la presentación de su libro Sinceramente en 2019 (primer acercamiento público con Alberto Fernández, el actual presidente argentino). Por lo tanto, el documental termina trabajando en una doble vía: a medida que el macrismo avanza hacia su inevitable final, Cristina se convierte en la carta ganadora (y sanadora, claro). La derrota de Macri y el triunfo de Fernández en las urnas no dejan dudas al respecto.
Por otra parte, más allá del poderío de algunas escenas de los años retratados, Tierra arrasada está lejos de ser un documental novedoso en su propuesta visual. Tampoco quiere serlo, eso está claro. Pero vale decir que en el film de Bauer las postales del hambre neoliberal se suceden en fila, una tras otra, similares, casi idénticas, impidiéndole al espectador bucear en su particularidad. Para impulsar una idea general no hace falta caer en la repetición sistemática, en el énfasis. En este sentido, para cualquier película, la acumulación frenética de imágenes es tan nociva como el regodeo estético. A veces los extremos conducen al mismo lugar. Menos en la política, por suerte.
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