Gremiales Movimientos sociales Economía social
Con la fe intacta, desde Liniers hasta Plaza de Mayo
10 de Agosto de 2021
Texto y fotos (*): Mariano Abrevaya DiosLos movimientos sociales nucleados en la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) volvieron a atravesar la Ciudad de Buenos Aires, en una larga y masiva marcha entre Liniers y Plaza de Mayo, para rendirle un homenaje en su día al patrono de la paz, la salud, y en especial el trabajo, San Cayetano, pero también, como lo vienen haciendo desde 2016, para visibilizar e instalar su agenda de demandas y reivindicaciones.
En los días previos las organizaciones habían logrado una de sus más importantes victorias: el Estado nacional, a través de la cartera nacional de Trabajo, les otorgó la personería social, y de esta manera, la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), el sindicato de la confederación, quedó a solo un paso de conseguir la personería gremial.
Con este contexto, y con la consigna de Paz, Pan y Trabajo impresa en las banderas, desde muy temprano, miles de cartoneros y recicladoras, cuidacoches, promotoras de salud y cocineras de los comedores populares, liberados de penales bonaerenses, vendedores ambulantes, trabajadores rurales, integrantes de las empresas recuperadas y también quienes le ponen el cuerpo a cientos de cooperativas dedicadas a la producción de bienes y servicios en el rubro textil, construcción, alimentos, las industrias del plástico, la madera, el cuero, y otros, se concentraron a partir de las ocho de la mañana, frente a la estación Liniers, para comenzar a marchar por la avenida Rivadavia hacia la Plaza de Mayo.
En la cabecera de la columna se ubicaron camión en cuyo acoplado había cientos de kilos de plástico procesado, una docena de tractores con producción agrícola, un camioncito de con una máquina de coser y su producción textil, y unos treinta militantes del espacio Movimiento Misioneros de Francisco, que llevaban en andas a la Virgen de Luján y al Negro Manuel. Otro grupo cargaba al Patrono del Trabajo, San Cayetano.
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Había mucha humedad y el pavimento, las veredas, los coches y los canteros estaban empapados. Muchos de los manifestantes, antes de arrancar la marcha, se hicieron una escapada hasta el templo, a una cuadra y media de distancia, para saludar al santo. En la zona había dos cuadras de cola, con distanciamiento. Lenta pero incesantemente, con las espigas, la estampita y alimentos no perecederos para donar, los fieles llegaban hasta el portón de la iglesia, para agradecer o pedir salud o trabajo, mientras el padre animaba la jornada.
Según los organizadores, fueron unas doscientas mil personas las que se movilizaron a lo largo de la avenida Rivadavia, durante 100 cuadras, y le pusieron volumen al acto de cierre que se realizó en la Plaza de Mayo a eso de las tres de la tarde. Las columnas más nutridas las aportaron el Movimiento Evita, Somos Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), La Dignidad Confluencia, el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), pero también hubo mucha gente que llegó junto a frentes y agrupaciones más chicas. En todos los casos, se trata de organizaciones sociales con trabajo territorial en los barrios más golpeados por las recetas neoliberales del gobierno de Macri y luego por los efectos recesivos de la pandemia.
Son los y las trabajadoras de la economía popular que, según el INDEC, conforman esa población del cuarenta por ciento que trabaja de manera informal. En total, son unos 7 millones, y la CTEP contiene a por lo menos 1 millón.
A partir de las 14.45, en un escenario montado delante del mástil de la Plaza de Mayo, la dirigencia de la UTEP, compuesta por referentes como Esteban “El Gringo” Castro, su secretario general, Norma Morales (Barrios de Pie), Juan Grabois (MTE), Dina Sánchez (Frente Popular Darío Santillán), Gildo Onorato (Movimiento Evita), Juan Carlos Alderete (CCC), entonaron el himno nacional, y luego compartieron frente a la multitud primero la lectura de un documento, consensuado por todas las organizaciones, y luego una serie de discursos.
Desde un atril, los dirigentes celebraron la posibilidad haber vuelto a la calle, luego de un 2
020 en el que no se había podido movilizar, y también las conquistas logradas a partir de 2016, cuando las organizaciones sellaron una unidad y emergieron como un actor político y social insoslayable para la política argentina, tan solo unos pocos meses después de la asunción de Macri al frente del ejecutivo nacional.
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Aparte, plantearon los desafíos de cara a la salida de la pandemia. Piden un salario básico universal y más y mejores políticas públicas para fortalecer los emprendimientos productivos de las cooperativas de trabajo. Quieren ser parte de la discusión, dijeron, porque representan a un millón de trabajadores informales, porque fueron los que contuvieron a otros millones durante la pandemia, en el territorio, porque están organizados y aun cuando estén dentro del gobierno, y militen el programa del Frente de Todos en la campaña de cara a las PASO y las generales, no van a sacar a dejar de exigir la ampliación de derechos y la mejora en la calidad de vida de sus representados, los nuevos descamisados, remarcaron.
Un desafío que tienen por delante, en lo inmediato, es la construcción de un vínculo con el flamante ministro de Desarrollo Social, Juanchi Zabaleta, ahora ex intendente de Hurlingham. Con el ministro saliente, Daniel Arroyo, habían logrado una muy buena relación.
Atrás quedaron las seis horas de caminata. El sol primaveral bañaba la plaza. Las columnas de humo de los choripanes y bondiolas se elevaban densos hacia un cielo limpio, muy azul. Recostados sobre la Catedral, y hasta el Banco Nación, productores y artesanos de la economía popular ofrecían sus productos en una feria improvisada. Algunos ya encaraban la vuelta a casa, luego de una jornada agotadora, de lucha, en la que una vez más, dejaron en claro que son una parte fundamental de la política y del futuro de la Argentina.
Como dijo el Gringo Castro, durante la caminata, a un medio colega: “Perón decía que no hay organización material si no hay organización espiritual. Su doctrina estaba basada en el cristianismo, en la comunión de los bienes. Hoy decimos: aquel que está un poco mejor, que se acerque, y le tire una mano a aquellos que están peor, para que podamos laburar juntos, porque nadie se salva solo”.
(*) La foto del escenario es del portal Nación Trabajadora)
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