De la Triple A a la Triple M
Como bien dice Wikipedia, “En 1916 se eligió por primera vez en Argentina al presidente de la Nación utilizando el sistema de voto secreto y obligatorio para todos los hombres mayores de 18 años, establecido por la Ley Sáenz Peña.
(…) En las elecciones de 1916 triunfó la Unión Cívica Radical (UCR) resultando elegido presidente Hipólito Yrigoyen. A partir de entonces se abriría una serie de tres presidencias radicales, la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922), la presidencia de Marcelo T. de Alvear (1922-1928) y la segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen (1928-1930), siendo este el mayor período de tiempo consecutivo que la UCR se mantuvo en el poder. La última de las mencionadas presidencias fue interrumpida por un golpe de Estado militar producido el 6 de septiembre de 1930, encabezado por el general José Félix Uriburu.
(…) Aquel primer triunfo electoral de 1916, significó la llegada a la conducción de diferentes ámbitos estatales, de un amplio sector social que hasta ese momento estaba excluido de los puestos públicos de dirección. Se trataba de sectores medios, sin grandes recursos económicos, ni conexiones con las clases altas”.
Luego llegó la Década Infame (1930-1943); posteriormente la revolución nacional del ‘43 y casi inmediatamente, el 24 de febrero de 1946, cuando el coronel Juan Domingo Perón asumió la primera magistratura en las elecciones presidenciales más limpias y transparentes desarrolladas en Argentina hasta entonces. Obtuvo el 52,40% de los votos emitidos.
De aquel radicalismo primigenio y monolítico defensor del pueblo comenzaron a desprenderse gajos y fracciones, sectores e individuos que terminaron enfrentando al campo nacional y popular, que estaba representado por aquel peronismo de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Que buscaba y alcanzaba –y no se trata de una frase hecha- “La felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación”.
Paralelamente, en ciertas filas radicales se potenció un anti-peronismo gutural y de odio, que se manifestó primero con la colocación de bombas en la Plaza de Mayo el 15 de abril de 1953, durante una concentración peronista que produjo 6 muertos y luego, con el bombardeo a Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955, donde los masacrados fueron más de 300. Entre los terroristas de la primera acción estuvo Roque Carranza y entre los aviadores de la segunda, Miguel Ángel Zavala Ortiz; ambos conspicuos radicales que luego tuvieron puestos de suma importancia en gobiernos constitucionales. También muchos radicales fueron “comandos civiles” asaltando a punto de pistola los sindicatos luego de la caída de Perón y otros más pusieron su cuerpo y sus saberes al servicio de las dictaduras de turno ocupando intendencias, gobernaciones, ministerios y embajadas.
Quiero recordar a tres de esos personajes. Dos de ellos ya en períodos democráticos.
Son las tres M.
Arturo Mor Roig nació en Lérida, España el 14 de diciembre de 1914. Integrante de la Unión Cívica Radical, al dividirse esta en dos, optó por quedarse en la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) el sector de Ricardo Balbín más refractario al Peronismo en aquel entonces. Fue presidente de la Cámara de Diputados durante el gobierno de Arturo Illia (1963-1966) que asumió con el 25,15% de los votos la presidencia, y con casi un 20% de votos en blanco, en tanto al Peronismo no se le permitió participar del escrutinio presidencial.
Derrocado este gobierno radical por un golpe cívico-militar, Mor Roig pasó a ser –directamente- Ministro del Interior del general Alejandro Agustín Lanusse. Y cuando ocurrió la “Masacre de Trelew” (22 de agosto de 1972. 16 presos guerrilleros asesinados a sangre fría) y él estaba en el cargo, justificó lo ocurrido y no renunció.
También fue el ideólogo de un esperpento político pergeñado desde el gobierno militar, acosado por las luchas populares, para conformar un Gran Acuerdo Nacional (GAN) cuyo fin último era elecciones sin peronismo y sin Perón. (Sobre el tema, en declaraciones aparecidas en el diario La Opinión del martes 16 de enero de 1972, “afirmó Mor Roig que la candidatura de Perón sería un callejón sin salida”). El intento vía GAN, duró lo que dura un pedo adentro de una canasta. El peronismo ganó las elecciones del 11 de marzo de 1973. Además, un comando montonero terminó con la vida de este sujeto el 15 de julio de 1974 en tanto almorzaba en un restaurante, en San Justo, Provincia de Buenos Aires.
Antes de que sucediera Trelew, el sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba le salió al cruce por unas declaraciones efectuadas a la revista Panorama y donde afirmaba que, si él “tuviera 20 años, no estaría en la acción violenta, sino que haría sentir mi protesta”.
La contestación de los sindicalistas fue lapidaria. “¿A Mor Roig le parece que sólo se debe ‘hacer sentir la protesta, si se tiene 20 años’? Para nosotros, los trabajadores y el pueblo, la injusticia, la arbitrariedad, los atropellos no tienen edad: todos los sufren y todos deben luchar para erradicarlos. Lo que pasa es que Mor Roig oculta su actitud violenta, quiere disimularla, quiere justificarla. Los crímenes, secuestros, torturas, prisiones, son una actitud violenta y bárbara en muchos casos. Y el Ministro del Interior es el ministro político responsable de todo esto. Y además tremendamente responsable, porque ha compartido con Lanusse el indulto a los policías que intentaron cometer un secuestro a un diplomático extranjero. ¿Esa es la violencia que justifica, que indulta, que ampara? Señor Mor Roig, las palabras no sirven para nada cuando los hechos demuestran lo contrario. O sirven para algo: demostrar una hipocresía como pocos funcionarios de la Dictadura han tenido”. (Aclaro: el diplomático extranjero era soviético).
Enrique Mathov. Abogado, en el juicio oral por la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 (gobierno del radical Fernando de la Rúa) como secretario de Seguridad, se lo consideró responsable de 5 muertos durante la caída del gobierno de la Alianza. “Primero fueron cargas de caballería y latigazos sobre los ciudadanos; luego hubo balas de goma y gases. Al final, se disparó a matar” (Tiempo Argentino. Domingo 20 de abril de 2014. Pág. 25).
Su padre, el radical Arturo Mathov, fue el palo de esta astilla. Exhumo de mi archivo: “Hay que llegar hasta el fusilamiento de los peronistas, como ellos hubieran hecho con nosotros” (Democracia. 21 de mayo de 1962). También como hombre de leyes, defendió los fusilamientos del 9 de junio de 1956. Se comentaba que fue uno de los que estuvieron aquella noche trágica al lado del almirante Rojas (vicepresidente en ejercicio) instigando a fusilar. Durante el interregno de facto de Guido al frente del Poder Ejecutivo, expresó que “restablecer la democracia, hacer una elección no logrará el objetivo” a la par que recordaba: “Las Fuerzas Armadas y algunos civiles democráticos deben hacer una revolución. Sería una dictadura tendiente a una democracia limpia y no fraudulenta como la que pretende dar este gobierno llamando a elecciones (declaraciones por Radio LU 9, en Mar del Plata, 11 de noviembre de 1962).
Gerardo Rubén Morales. Contador público, asegura que fue docente, y es el actual gobernador de la provincia de Jujuy. Su carrera política fue siempre dentro de la UCR y es presidente del Comité Nacional del dicho partido desde el 17 de diciembre de 2021. Fue uno de los capitostes que acercó al partido radical para hacer yunta con la derecha oligárquica de Macrí bajo el lema de “Juntos por el Cambio” ex “PRO”. Aunque él lo tiene casi oculto y pretende que nadie se acuerde, fue secretario de Desarrollo Social durante el gobierno de Fernando de la Rúa (2000-2001), gobierno que terminó en un desastre.
Días atrás, desde el sábado 17 de junio de 2023, dio comienzo a una represión indiscriminada contra su propio pueblo que salió a reclamar contra el “virreinato” que lleva adelante. Escenas que creíamos olvidadas y que nos remiten a la última dictadura militar volvieron a verse: gases lacrimógenos y balas de goma lanzadas contra el cuerpo y la cara de los manifestantes para hacerles daño, represión indiscriminada, asalto a casas de familia, rotura de locales sociales de diversas comunidades, patrullajes por las calles con automóviles sin identificación alguna para “chupar” gente.
Los salarios docentes más bajos del país se pagan en Jujuy. A la gente no le alcanza para comer. Y detrás de todo esto, y motivo esencial de la protesta popular una reforma constitucional “a piacere” que legaliza la represión y pone al servicio de monopolios y del propio imperio del Norte las fabulosas reservas de litio que hay en ese territorio.
Morales, pichón de Hitler, no sé si alguna vez usted leyó a Don Hipólito Yrigoyen, ciertamente lo dudo, así que le acercó dos pensamientos suyos, que le calzan como anillo al dedo o como soga al cuello: “No temo tanto a los de afuera que nos quieren comprar, como a los de adentro que nos quieren vender (…) La riqueza de la tierra, como la del subsuelo mineral de la República, no puede ni debe ser objeto de otras explotaciones que las de la Nación misma”.
Pero por suerte existen otros radicales dignos de ser recordados, y homenajeados. La tenaz lucha de nuestro pueblo entre 1955 y 1983, con idas y vueltas, avances y retrocesos, instaló una democracia que perdura hasta el día de hoy. Sería injusto de mi parte y faltaría a la verdad histórica si no mencionara entre todos aquellos patriotas que dieron su vida por la causa popular, a los militantes radicales: Mario Abel Amaya, abogado defensor de presos políticos y asesinado en prisión; al Dr. Felipe Manuel Rodríguez Araya también abogado y asesinado por la Triple A por la misma razón; al igual que el militante y fundador de Franja Morada, Sergio Karakachoff, otro asesinado por la Triple A y al senador Hipólito Solario Yrigoyen que sufrió el primer atentado firmado por esa banda criminal, pero pudo sobrevivir al mismo. Esa Triple A se calcula asesinó entre 900 y 1.000 personas entre 1974 y 1976. Generó el terror. Las Tres M también.
Y tampoco debo olvidar y hago mención a actuales compañeros de lucha que desde el radicalismo que no baja sus banderas centenarias, están con el pueblo, están donde deben estar: Gustavo Fernando López, Leopoldo Moreau, Leandro Santoro y el sindicalista y referente de los bancarios Sergio Palazzo, entre otros.
Ahora estamos en el año 2023 y en vísperas de unas elecciones fundamentales en que se juega el futuro de nuestra Patria porque si hay algo claro es que hay dos proyectos de país. Confrontamos desde las urnas a Juntos por el Cambio. Quiero dejar claro que ellos no son nuestros adversarios políticos, ellos son nuestros ENEMIGOS porque en caso de imponerse electoralmente, vienen a destruir todo vestigio de organización popular, de estructura gremial y sindical, a borrar de la faz de la tierra al PERONISMO porque este movimiento nacional, a través de cada trabajador, sigue siendo el único escollo real que no les permite quedarse con todo y reducir la Argentina a una colonia. Y como vemos en Jujuy harán uso de todo el grado de violencia superlativo que crean necesario para lograr ese objetivo.
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