Militancia Peronismo

El bombo es como el corazón que late en cada peronista

En el 50 aniversario de la llegada de Perón al país luego de 17 años de proscripción, el sociólogo e investigador del peronismo, Baschetti, recupera la historia y el uso militante de un instrumento vital para la liturgia del movimiento: el bombo. Hoy Cristina encabezará un acto multitudianario en La Plata.

Ante un nuevo aniversario del Día de la Militancia, 17 de noviembre, me permito reflexionar sobre el peronismo, sus militantes y su medio sonoro de expresión por antonomasia (el bombo), que tuvo origen en 1946, cuando también nació el Peronismo.  Para ello me sirvo también del pensamiento y la rigurosidad histórica de Silvia Odoriz, que escribió al respecto en enero de 1972. 

Toda muchedumbre está formada por un cierto número de personas unidas por la misma emoción y el mismo impulso a la acción. La “hinchada” de un club de fútbol que al unísono festeja el gol en la cancha, no es nada más que un ejemplo del sentimiento colectivo que se produce en un acontecimiento de masas.

Si la determinante de un fenómeno de multitudes es un espacio donde la alegría y la algarabía no faltan, desde luego, la música y el canto tampoco. De ahí entonces que la aparición del bombo en las manifestaciones peronistas vaya más allá de la anécdota que le dio origen.

Recuerdo en mi adolescencia -1965 para ser más exacto- un aniversario del 17 de octubre prohibido por el “democrático” gobierno radical de Arturo Umberto Illia. El barrio de Parque de los Patricios, donde se iba a realizar el acto, estaba saturado de policías con lanzagases, perros, montada, camiones hidrantes, y toda una parafernalia de patrulleros, automóviles sin identificación y carros de asalto preparados para desplazarse de un sitio a otro en minutos para reprimir y encarcelar.

Sin embargo, el pueblo peronista que había dado su presente y estaba refugiado en las casas de los vecinos, salían de la nada, ocupaban una esquina, y con el tam -tam del bombo de fondo, saltaban y gritaban “¡Los que estás con Perón que se vengan al montón!”. Para luego, sincronizadamente, desaparecer y al rato otro grupo de compañeros, llevaba adelante el mismo ritual en otra esquina, a diez cuadras de la anterior. Y así por horas.

Haciendo historia, el primer bombo peronista hace su irrupción en la historia de nuestro país el día de la proclamación de la formula “Perón-Quijano”.

Aquel 12 de febrero de 1946, los adherentes de los “Fortines” -entidades cívicas que tuvieron a su cargo aglutinar y coordinar, junto con los comités partidistas de laboristas y radicales yrigoyenistas, la acción política en torno a las banderas levantadas por Perón, iban llegando desde el Bajo Belgrano, Saavedra, Núñez, Villa Urquiza, Palermo, Vicente López, San Fernando, Carupá (Tigre), Munro, Florida, Bella Vista, Colegiales, Chacarita, La Paternal y del resto del gran Buenos Aires a la sede central de los Fortines, ubicada en avenida Cabildo y Juramento. Desde allí iba a partir la gran marcha hacia la avenida 9 de Julio, frente a la sede del Partido Laborista, lugar donde se iba a proclamar la candidatura que triunfaría pocos días después, el 24 de febrero de ese mismo año.

Los muchachos de Munro habían llegado con una banda para acompasar la marcha de la compacta columna que se había formado. Estaba todo listo para que se iniciase la caminata y uno de los pioneros del movimiento de los Fortines, el doctor Asdrúbal Figuerero, ordenó comenzar la misma con un toque de diana. Pero los integrantes de la banda musical, por temor de que se pudiera armar una batahola y les rompieran los instrumentos, habían regresado a sus casas a guardarlos.

Y una vez más de la improvisación y la casualidad parió la Historia.

Don Asdrúbal, impaciente, requirió de los presentes un tambor o un bombo para animar la marcha, ya que ésta iba a ser larga. Fue así como un dirigente del sindicato del Plástico, que trabajaba en la fábrica de discos “Odeón”, de apellido Talabán, más conocido por los muchachos con el sobrenombre de “Sofina”, dijo tener un bombo de murga, pero que le daba vergüenza traerlo. El doctor Figuerero ni lerdo ni perezoso lo mandó en un taxi a buscarlo. A su arribo con el bombo, Talabán advirtió que no tenía palos para tocarlo. Don Asdrúbal sin amilanarse por un nuevo inconveniente, rompió una vieja silla criolla de paja y, dándole la pata le dijo: “Adelante”.

Así, al ritmo acompasado de un bombo de murga golpeado por una pata de silla, se inicia lo que hoy es el símbolo de los “descamisados”, de los muchachos peronistas, en su marcha hacia la conquista de los derechos irrenunciables a la dignidad y el bienestar. Ayer, hoy y siempre.

Pero ¿por qué es precisamente el bombo y no otro instrumento el que eligen los peronistas? Odoriz da en el clavo.

El bombo lo usan las murgas en los barrios porteños, pero también el bombo es la caja sonora que marca el ritmo en el folklore de tierra adentro. Es la comunión del sentir de todo un pueblo heterogéneo como el argentino, que halla su punto de unión en lo autóctono. Es el ritmo que identifica al “cabecita negra” venido del interior y que trae su cultura mediterránea, con el porteño y sus costumbres. Y es el bombo por fin el que le da música a lo que la muchedumbre quiere decir.

El bombo siempre estuvo y estará. Sin él no hay acto peronista que valga.

¡Ah! Me olvidaba. Miles y miles de compañeros a lo largo y a lo ancho de nuestra Patria, bregamos para que Cristina Fernández de Kirchner´(CFK)  sea presidenta en 2023. Los bombos atronarán una y otra vez, todas las veces que sea necesario para que el futuro sea promisorio y ese deseo popular se cumpla. Para que ella lleve adelante ese paradigma que es razón de ser del Peronismo: “Luchar por la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación”.

Todas las expectativas están puestas en acto por la conmemoración del 50° aniversario del regreso de Perón a la Argentina (17/11/72), luego de un injusto exilio que lo obligo a vivir fuera de nuestra patria durante 17 años.

Como se sabe dicho acto será mañana jueves 17 de noviembre de 2022, en el estadio único de La Plata “Diego Armando Maradona”. Y la única oradora será CFK. El pueblo peronista tiene muy en claro –basta con recorrer los suburbios de la gran ciudad y el conurbano bonaerense- que es ella la única que puede llevar al Peronismo a la victoria en las elecciones del 2023.

Es hora de reeditar aquel famoso apotegma llevado a la práctica con el sacrificio de millones de compañeros que hizo realidad el regreso de Perón y que ahora puede instalar a CFK como candidata presidencial.

¡¡LUCHE Y VUELVE!!

author: Roberto Baschetti

Roberto Baschetti

Sociólogo, historiador, investigador. Autor de más de 50 libros sobre el peronismo revolucionario. Socio fundador de la editorial Jirones de mi vida.

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