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“El humor de Twitter no lo tiene ninguna otra red social”

Marina Glezer tiene una larga y premiada carrera como actriz. También dirige y escribe, ente otros formatos, en Twitter, la red social donde expresa y dialoga con sus pasiones y militancias. Extraña mucho los abrazos y los besos de la vieja normalidad y se suma al intercambio planteado en la sección #BarroTwittero.

20 de Mayo de 2021

Por Kranear

Se trata de la plataforma social de mayor virulencia, chicanas y manejo de la ironía, donde políticos, periodistas, operadores de todo pelaje, artistas y millones de mortales no solo buscan información, tendencias -hasta la irrupción de Instagram, también levante-, sino también, y en especial, adrenalina, el minuto a minuto y una buena dosis de violencia discursiva. En esta sección, invitamos a hablar a los que saben, a los que están ahí adentro, en el barro, gran parte de su día.



Además de ser actriz en películas como El Polaquito, Roma o Diarios de Motocicleta o La ventana, en algunas de las cuales fue premiada-, Marina es directora, guionista, conductora de radio y tuitera. Nació en Brasil, en 1980, durante el exilio de su familia por la dictadura cívico-militar que azotaba a la Argentina y a los diez años, ya de nuevo en el país, incursionó en la publicidad. Siendo adolescente comenzó a tomar clases de teatro en la escuela de Norman Briski, su gran gran maestro pasó mucho tiempo para que llegasen los primeros trabajos en televisión, donde actuaría para para el gran público con ficciones como Gasoleros, Primicias, Mujeres Asesinas, Avenida Brasil, Variaciones Wlash y Las 13 esposas de Wilson Fernández, entre otros. Durante su carrera hizo mucho teatro.

Militante de la cultura y el feminismo popular, Glezer también defiende con uñas y dientes al proyecto político que hoy gobierna la Argentina. Baila tango y danza árabe, hace yoga y tai-chi, escribe ficción y toca el ukelele. Hace radio en FM La Patriada y en la AM 750. Todo ese universo, más el amor por su familia, son parte de la narrativa que comparte en su cuenta de Twitter, con bastante intensidad, quizá, como ella misma confía en la entrevista, porque como le sucede a todo el ambiente de la Cultura, con la pandemia tienen mucho menos trabajo y más tiempo que el había en la vieja normalidad.

@MarinaGlezer se unió a Twitter en febrero de 2010 y tiene 18 mil seguidores. Es la décima entrevistada de la sección #BarroTwittero.

¿Qué tipo de temas o intereses buscás dentro de Twitter?
Más que intereses de búsqueda son la literatura, cine, series, política, entrevistas, noticias y links de asociaciones libres de algunas cuestiones.

Algunos días tuiteás mucho más que otros. ¿Con qué tiene que ver?
Tiene que ver con los compromisos cotidianos que tengo. A veces, como formo parte de la cultura y en este año de parate pandémico estamos bastante al pedo, tuiteo más porque justamente tengo tiempo libre. Twitter es un lugar ocioso y la cantidad de cosas que hago ahí tiene que ver con el tiempo ocioso que me resta. Caso contrario, dedico mi tiempo a estudiar, trabajar o escribir.

¿Cuáles son tus tuits que mejor funcionan, que más alcance tienen?
Son los vinculados a experiencias autorreferenciales, las cuales hacen un efecto empático con quienes me leen. Estos tuits tienen que ver con la maternidad, el estudio, la muerte, el arte culinario, la crianza y el trabajo. Además, como sé que este país es muy solidario, todo pedido de articulación política sobre cuestiones que tengan que ver con generar redes, también son los que tienen mayor replique, faveo y retuits. Por eso Twitter es servicio.

¿La manija que genera Twitter es comparable a qué otra adicción?
Soy bastante adicta al teléfono, no solo a Twitter. A todo lo que el teléfono implica: redes sociales en su conjunto, al mail, al WhatsApp y, al estar en estos momentos confinada, también estoy híperconectada con la parte social que tenía la presencialidad y hoy ya no tengo, ni puedo gestionar o generar, entonces sí estoy conectada con todo lo demás, como dice la canción de Charly García. Cuando estoy un poco perdida o no inspirada, porque escribí el guión de un largometraje y ahora estoy escribiendo el segundo, también entro a Twitter para buscar algo que tiene que ver con la conexión de lo analógico de dos cosas nunca antes relacionadas entre sí.

¿Se le contesta o no a una cuenta troll?
Antes les contestaba a todas las cuentas porque no sabía qué era troll y qué no, porque nunca fui atacada por un ejército de trolls. Tampoco sé quién maneja esas cuentas, pero sí he visto sufrir ataques masivos a gente que respeto y quiero. Por supuesto, no perdería un segundo de mi tiempo es responderles a trolls, a máquinas generadoras de odio.

¿Interactuás con tus seguidores?
Interactúo con todos mis seguidores; no solo los considero seguidores, sino también compañeros y compañeras de un estadio, de una complicidad, de ciertos horarios y momentos donde sé que van a estar ahí, tuiteando al mismo tiempo que yo. También se trata de personas con las que he compartido un partido de fútbol, recitales en streaming, o programas que vimos en familia y nos hicimos fans, porque me he reído de manera descollante. Porque eso también me genera Twitter: mucha risa; me río con los comentarios de los que estamos viendo al unísono determinada situación. El humor de Twitter no lo tiene ninguna otra red social.

La lógica de chicana permanente de la red es una invocación a que se nos suelte la cadena ¿Te pasa? ¿Bloqueás cuentas?
Si me provocás mucho, sí, se me suelta la cadena. Sin embargo, últimamente no me pasa porque estoy más medida con el uso redes, ya que forma parte de una radio y tengo que ser responsable con lo que comunico y tuiteo. Por otra parte, he bloquedo cuentas, por ejemplo cuando me pronuncié a favor de la interrupción voluntaria del embarazo y en Twitter me decían “asesina, vamos a ir a buscar a tus hijos”. Ahí tuve que bloquear los violentos ataques de los antiderechos.

¿Te parece que la plataforma tiene alguna utilidad social?
Toda plataforma tiene utilidad social en esto de la intersección, la diferencia horaria, la capacidad de poder estar en dos países y mirar lo mismo, más allá del huso horario. Y además, fundamentalmente, tiene una utilidad social que tiene que ver con agrupar, organizar, conducir y establecer un objetivo frente a una necesidad concreta. En este sentido, creo que es un gran servicio. Considero que todas las plataformas tienen una utilidad social bien pensada para la construcción y fomento del bien común.

¿Twitter hace negocio con la polarización?
Supongo que Twitter hace negocio con la polarización, porque la polarización en sí misma es un negocio. Si vos vas a la interpretación de textos teatrales, que es en lo que yo me formé y estudié, te das cuenta que cualquiera de ellos está asimilado en el conflicto entre dos fuerzas y un objeto desencadenante. Creo que toda red social vive de generar esa polarización, no solamente Twitter. Es decir, todo medio de comunicación necesita una fuerza 1 y una fuerza 2; que éstas sean partes de la “realidad” o de una ficción, depende de quién está detrás porque siempre hay “un atrás de todo” y en Twitter eso se puede ver.

¿Creés que está sobrevalorada la incidencia de la red en la opinión pública?
Creo que, en realidad, lo que está sobrevalorado es el necesitar de la opinión pública para ejecutar. Siento que para la ejecución, legislación y acción de tus quehaceres, que tienen que ver con tu empleo y la generación de contenidos, no puede ser la vara lo que sucede en una red social. En general, hay un devenir social organizado con respecto a lo que va a generar menor o mayor empatía, menor o mayor agrado respecto a lo que se está planteando.

Por lo tanto, sí, creo que está sobrevalorada la incidencia de la red, porque en verdad lo que pasa en esa red no deja de ser virtual, como una nube. Lo fáctico es lo que se hace y no lo que se dice; no puede tener carácter de una densidad concreta. Por otra parte, hasta podés llegar a ser presidente de tanto tuitear, tuitear y tuitear, pero es claro que ese no es un camino conducente y que cuanto menos pasa uno en las redes sociales, más comprobación empírica y analógica construye. Cuanto más trabajás en lo territorial, en lo concreto, más peso ganás en Twitter.

En un radioteatro, ¿sumarías el papel de un tuitero o tuitera que se la pasa mirando la pantalla, con la cabeza hundida en el pecho? ¿Qué cinco o seis palabras que le pondrías en la boca?
Sí, sumaría el papel de un instagrammer o tuitero que está afectado por la adicción del teléfono en mano y está perdido o ajeno a toda situación real. Es muy tremendo cómo estos estadíos pandémicos han generado tanta incomunicación real, cómo nos ha hundido el uso de los dispositivos electrónicos; sea celular, computadora, tablet, etc.

Realmente extraño y deseo fervorosamente que vuelvan los abrazos, los besos, la posibilidad de construir y hacer con las manos, hacer crecer un árbol, tener una huerta, usar lápiz y papel, o simplemente agarrar la bicicleta para sentarse a tocar un rato la guitarra en una plaza. Todas estas cosas poco tienen que ver con la dinámica de tuitear. No podemos estar ajenos a que la realidad y la vida están atadas a los cinco sentidos.

Un actor o actriz que te encante cómo tuitea.
Soy seguidora de algunas personas que tuitean lindo, pero en general voy más por lo que me identifique ideológicamente. Charo López es una actriz que me gusta mucho cómo tuitea, también Suzy Qiú y MarceOzz. Y a Malena Pichot la sigo desde hace un montón de tiempo. Hay mucha gente que respeto y quiero. Del plano político, a Aníbal Fernández y Rodolfo Tailhade los recontra sigo. Me río mucho con Camila Sosa Villada y Juli Laso, algo que también me pasaba con Carlos Busqued, que lo extraño.

En definitiva, hay algunas personas por las que me siento acompañada en esta red social que me parecen muy valiosas y queridas. También me divierto mucho con Juan Parodi y Valeria Lois. Hay gente con la que sé que nos estamos haciendo compañía, comentamos qué vamos a comer o chicaneamos con las cosas que vemos en la tele. Lo que me encanta de esta vida es compartir e intercambiar; aunque los criterios sean distintos, aunque los gustos sean diferentes y aunque los pensamientos vayan en dirección contraria, lo que más me gusta en esta vida, y a lo que vine, es a intercambiar y a compartir.

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