Eran cinco hermanos
La canción
Carlos Gardel con su inigualable voz, en un fragmento de la película “Melodía de Arrabal” estrenada en 1933, con la orquesta de Alberto Castellanos, canta sobre 5 hijos de una misma madre, que ya no están, que murieron en la primera guerra mundial defendiendo a Francia.
Parte de la letra es como sigue:
Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme.
La ambición descansa.
Meciendo una cuna,
una madre canta
un canto querido
que llega hasta el alma,
porque en esa cuna,
está su esperanza.
Eran cinco hermanos.
Ella era una santa.
Eran cinco besos
que cada mañana
rozaban muy tiernos
las hebras de plata
de esa viejecita
de canas muy blancas.
Eran cinco hijos
que al taller marchaban.
Para más tarde concluir la canción de este modo:
Hoy todo ha pasado.
Renacen las plantas.
Un himno a la vida
los arados cantan.
Y la viejecita
de canas muy blancas
se quedó muy sola,
con cinco medallas
que por cinco héroes
la premió la Patria.
Los hechos
Pues bien, ahora que se acerca un nuevo aniversario del nefasto golpe cívico-militar que se entronizó en nuestra patria el 24 de marzo de 1976, me parece apropiado recordar a otros cinco hermanos que entregaron su sangre y su vida –desde las filas del Peronismo Revolucionario- enfrentando a la más feroz dictadura que padecimos los argentinos en toda nuestra historia.
A su madre (Rosa Benuzzi) no la premió la Patria –por ahora- pero si los recuerda nuestro Pueblo.
Ellos, como tantos otros jóvenes, no esquivaron el bulto, no miraron para otro lado, no se borraron, por el contrario, se sumaron a la resistencia para enfrentar a un engendro oligárquico imperial con cipayos nativos a su servicio que no dudó para lograr sus fines en cerrar 20.000 fábricas, abrir 340 centros clandestinos de detención, multiplicar la deuda externa por 5.5 veces y estatizar la privada.
Prohibir 600 libros, 200 canciones y 330 películas, aumentar la pobreza del 4,4% en 1975 al 37.4% en 1983, disolver el Congreso, prohibir los sindicatos, clausurar la actividad de los partidos políticos.
Obligar a nacer en cautiverio a 490 bebés, apresar y torturar a 90.000 individuos, despedir de su lugar de trabajo a más de medio millón de activistas y/o dirigentes sindicales, mandar al exilio voluntario o forzoso a 500.000 argentinos.
Y además secuestrar, torturar y desaparecer a 30.000 personas, que no es una cifra antojadiza: los militares argentinos reconocían para 1978 ante el Amo del Norte, la cantidad de 22 mil crímenes y todavía faltaban 5 años más de dictadura. (Ver “La Nación” del 24-3-2006. Documentos desclasificados en EE.UU.).
Y al respecto, la escritora María Moreno, recuerda al papanatas del hoy vocero presidencial, Manuel Adorni, cuando en julio de 2022 posteó la imagen de un billete de cien dólares con el epígrafe: “Estos sí son 30.000”.
Los compañeros
Molinas Benuzzi, Alberto José. “Chacho”. Un hombre pensante, criterioso, poeta. Su amor comprometido con la causa de los más pobres lo manifestaba cotidianamente, en sus seres queridos, en sus hermanos y compañeros de lucha. Médico, murió a la edad de 31 años cuando era miembro de la Conducción Nacional de Montoneros.
Cayó en el llamado “Combate de Villa Luro”, cuando el 29 de septiembre de 1976, la casa en que estaba reunido con otros cuatro compañeros (María Victoria Walsh, Ismael Salame, Ignacio José Bertrán y José Carlos Coronel) fue sitiada por las fuerzas armadas. Resistieron por horas. Al final del enfrentamiento se pegó un tiro para no caer con vida en manos de los militares.
Alberto era médico.
Molinas Benuzzi era oriundo de Santa Fe, pero estudiaba y militaba en la Agrupación de Estudios Sociales de Córdoba (AES), organización estudiantil conformada en la Universidad Católica cordobesa. Participó en la toma de La Calera, en 1970. Molinas Benuzzi, único caso en la historia de la guerrilla argentina, tuvo además cuatro hermanos que, como él, dieron la vida por la revolución.
El padre de todos ellos, también de nombre Alberto, como el primogénito, recuerda:
“Ante la muerte de mis cinco hijos, con mi mujer no nos aferramos a nuestro dolor; no sabiendo cómo resolverlo, lo depositamos en las manos de Dios (...) Yo he respetado la militancia de mis hijos, pero nunca la negué ni la politicé. Eran Montoneros. Cada uno de ellos al irse, creo que, con sinceridad, de buena fe, me pidió que le regalara una Biblia. Yo los eduqué dentro de los principios, pero les respeté la libertad. Cuando la cosa se agravó al punto de matar o no matar les dije: ‘Ustedes solamente tienen un futuro: la muerte en cualquier momento; otra cosa no. Entonces tienen dos opciones: o desaparecen del país y se van al extranjero abandonando todo para salvar la vida o se quedan acá esperando la muerte’. Los cinco me contestaron: ‘Papá, nosotros lo hemos meditado, pero estamos dispuestos a dar la vida si algún día se recoge la semilla para que nuestros hijos vivan un mundo mejor y sobre todo los pobres. Así que desde ya queremos decirte que nos apenaría que vos lloraras o tuvieras un pesar porque nos maten’. Y así fue”.
Molinas Beluzzi, Carlos Pablo. “El Gringo”. “Oscar”. Hermano del anterior. Divertido. Sencillo. Tenaz. Esas pueden ser tres de sus cualidades más importantes. El más introvertido de todos los hermanos, aunque era muy común en él, utilizar las bromas (también las pesadas) como una forma de vincularse y expresar sus afectos. Terminó su secundario en el Colegio de Don Bosco (de Santa Fe, provincia de su lugar de nacimiento, un 29 de junio de 1950). Oficial Montonero.
Cae asesinado en Campana, provincia de Buenos Aires por la policía bonaerense el 12 de abril de 1975 (gobierno títere de Isabel Martínez), luego de expropiar un camión cerealero en apoyo al conflicto obrero de Villa Constitución y rendirse luego. Ocurrió en la Ruta 4 (camino vecinal) a 500 metros de la Ruta Nacional N° 9; Río Luján, (como ya dije en) Campana, provincia de Buenos Aires. 24 años al momento de su deceso. Comenzó su militancia en el “Ateneo”, cuando estudiaba Abogacía en la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Carlos Pablo era estudiante de Derecho.
Trabajó en Bienestar Social en su provincia natal y representó a sus compañeros como delegado en Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) y fue dirigente de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). En el ámbito estatal conformó con otros compañeros la Agrupación “Eva Perón” de empleados públicos. Tan buena imagen dejó y tan querido fue, que a su velatorio llegó una corona de aquellos trabajadores, que no lo olvidaban y reivindicaban así su lucha y compromiso con los más débiles de nuestra sociedad. Es que fue un hombre sensible, comprometido y tan audaz en sus convicciones como responsable en sus decisiones.
Molinas Benuzzi, Francisco Antonio. “Buho”. “Pancho”. Hermano de los dos anteriores. Nacido un 5 de mayo de 1949 en la ciudad de Santa Fe. De conducta impulsada por los afectos fue, con las cosas que descubría, comprometido y simple. Muy leal en sus relaciones, se hacía ganar enseguida el cariño de todos los que lo conocían. El colegio secundario lo hizo al compás de su personalidad, sin importarle mucho los resultados académicos ya que sentía las relaciones humanas como la asignatura más importante. Desde muy chico fue rebelde con las injusticias y con la mano siempre tendida para con sus compañeros. Era alegre, decidido, valiente, sensible, amigo fiel, padre enamorado de su hija. Protagonista siempre de una entrega incondicional por la causa.
Los restos de Francisco Antonio fueron identificados en 2015.
Montonero asesinado por la dictadura militar en un combate desigual el 19 de febrero de 1977 en Quilmes, provincia de Buenos Aires. Éste Molinas Benuzzi comenzó su militancia en el ámbito estudiantil de la Facultad de Derecho, como miembro del Movimiento de Estudiantes de la Universidad Católica (MEUC) de Santa Fe.
Viudo de su compañera de militancia María Guadalupe Porporato y con una niña de apenas un año, formó nueva pareja con Clara Josefina Lorenzo Tillard, posteriormente secuestrada-desaparecida. En junio de 2015 sus restos fueron exhumados e identificados ya que estaban enterrados como N.N. en el cementerio Municipal de Avellaneda, provincia de Buenos Aires.
María Virginia era estudiante de Ciencias Políticas.
Molinas Benuzzi, María Virginia. “Yiya”. 20 años. Hermana de los tres anteriores. Melliza de Publio Eduardo. Ya en el secundario era peronista. Fue montonera. Intentaron secuestrarla el 7 de diciembre de 1976, en Rosario, provincia de Santa Fe, en la vía pública: calles Amenábar y Paraguay. No se dejó agarrar con vida y llegó muerta al campo de concentración. Era estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Rosario donde había militado en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Y se la recuerda como propietaria de una grandeza interior inigualable, valiente y luchadora. En los momentos límites manifestaba un coraje indestructible.
Molinas Benuzzi, Publio Eduardo. “Tino”. 20 años. Hermano de los cuatro anteriores. Mellizo de María Virginia. Peronista y montonero. También pasó por la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) siendo parte de la Mesa Nacional de la misma en 1974. De esa época es el escrito suyo que recupero: “Y es fundamentalmente para enriquecernos y fortalecer las ansias de la necesidad de impulsar esta política en nuestro frente secundario.
Esta necesidad que plantea se da casualmente por la misma necesidad, el mismo proceso desarrollado por el Pueblo y que hoy en 1973, los estudiantes secundarios dejen de ser los nenes mimados y dejen de ser los niños del sistema para convertirse en hombres que tienen en sus manos el futuro de la Patria… hagamos un Movimiento Peronista en sus distintas etapas de la lucha por la liberación…”.
Publio Eduardo era mellizo de María Virginia.
Caído en combate en Rosario, Santa Fe, el 16 de diciembre de 1976 (calle San Luis y pasaje Zolezzi), junto con su compañera de organización, Alicia Estela Bearzi. Sus cualidades siempre estuvieron a la vista: coherente en su pensamiento, decidido en sus acciones, amigo de fierro, ser humano excepcional.
Como bien dice John William Cooke: “En un país colonial, las oligarquías son siempre dueñas de los diccionarios” y de escribir la historia oficial, sumaría yo.
Por eso hay otra historia oculta y negada.
LA VERDADERA HISTORIA, y quien quiera oír que oiga.
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