Kench. Más que una fiesta, una experiencia
Fotos de la fiesta: @ronnfotografia
Ian Correa (Ian) y Santino Abrevaya Dios (Tino) se conocieron en “El Pelle”. Hicieron toda la secundaria ahí -cuarto año fue un agujero negro, pandemia de coronavirus de por medio- y si hay un capital que les dejó el paso por este prestigioso colegio secundario que depende de la Universidad de Buenos Aires, fue la red de relaciones sociales.
Junto a un grupo de amigos, ya en quinto año -en 2021- , y todavía vapuleados por la cuarentena y las restricciones que imponía la enfermedad global, de día jugaban al videojuego League of Legends (LOL), iban al colegio, y a la noche se juntaban en la zona de la canchitas de fútbol vóley del Parque Las Heras, en Palermo.
La noche del 18 de enero de 2020, Ian y Tino anduvieron por la calle 3, en Villa Gesell, buscando alguna joda para curtir la noche, pero al final se resignaron y se volvieron a la casa que estaba alquilando el padre de uno de ellos, en Valeria del Mar. Dos horas después, Fernando Báez Sosa sería asesinado a golpes frente a un boliche bailable, y el hecho generaría una conmoción nacional. Ellos incluidos, por supuesto: generación 2003.
Dos años después, estos mismos pibes, a sus 19 años, realizarían la primera edición de una fiesta con un nombre que solo tenían chance de conocer los que tuvieran su edad: Kench, un personaje del juego LOL que tanto habían jugado en 2020. La decisión de organizar una fiesta decantó sola, ya que tenían la envidiable habilidad de juntar mucha gente en el parque para escabiar, fumar, escuchar música, hacer sociales, o para armar jodas en casas de amigos o conocidos (y hacerse cargo de la música), con el mismo objetivo: juntarse y pasarla bien, sin gastar mucha guita.
En unos días se van a Mar del Plata para hacer dos ediciones Kench de verano, y en el medio realizaron quince fiestas, algunas en boliches grandes del circuito porteño, con más de 1.500 personas. A diferencia de otras fiestas, las de ellos es de reggeatón y cumbia, y aparte, su búsqueda es tan noble como la amistad: generar comunidad y condiciones de igualdad en un ambiente de baile, intercambio y goce.
Kranear los entrevistó una noche de enero de hace unos días atrás, en una terraza del barrio de Saavedra. Hacía calor y la humedad se impregnaba en la piel como una babosa.
Cómo se dio lo de organizar la primera fiesta?
Ian: Nos pasaba que no nos gustaban los lugares a los que se iba a la noche.
Tino: Y aparte, ya teníamos ganas de armar algo propio, y esto se dio casi naturalmente, porque teníamos la capacidad de convocar más de 100 personas por WathsApp para distintas movidas.
¿Cuáles eran esas movidas que organizaban?
Ian: Principalmente unas juntadas que hacíamos en el Parque Las Heras, donde nos juntábamos con nuestro grupo de amigos, y también las “Fiestas Pelle” (los quintos años de los tres turnos del colegio, aquel año organizaron fiestas de egresados o fiestas para recaudar la plata que les permitiese realizar el viaje de egresados). Nosotros comenzamos a armar juntadas en el parque y llegó un punto en el que distintos grupos de amigos nos preguntaban si tal fin de semana había movida o no.
Tino: Pasó a ser una decisión nuestra si se armaba o no esa juntada de cien pibes y pibas. Decíamos, bueno, dale, hagámoslo, y le escribíamos a 15, 20 personas, y se armaba.
Ian: Hay que sumar un elemento más al origen de las Kench, aparte de las juntadas en Las Heras que coordinábamos nosotros, las fiestas Pelle, que en aquel 2021 estaban muy de moda: las fiestas en las casas. Ahí podías llevar tu propio escabio, tenías un ambiente de boliche, con música de boliche, pero también tenías un espacio de sociabilización. Como yo era el encargado de llevar las luces, empezamos a pasar la música, y verdad es que la noche salía buena si ese rol estaba en nuestras manos. Yo siento como que nos comimos tanto ese papel que se terminó volviendo una realidad. Cuando nosotros controlamos la música la gente se metía, bailaba, cantaba gritaba, pogueaba. Si la manija la agarraba el dueño de casa, por lo que sea, la movida perdía fuerza, y al rato volvía y nos decía, che por favor revivan la fiesta.
Tino: Aparte a las fiestas siempre caímos en masa. O hasta hoy en día pasa que nos invitan a una fiesta, quizás alguien no tan cercano, y nos dicen, che, pasá una lista de la gente y le damos una lista de cuarenta personas.
Ian: Yo de hecho, por ser ansioso, siempre tuve el mismo problema. Porque nos invitan, yo meto gente y después, che, me metiste quince personas más que no tenías que meter. Entonces yo quedé mal con los que invité, tengo que empezar a reducir, tengo que empezar a negociar por gente.
Tino: Nuestra llegada a la fiesta no pasaba desapercibida. Cuarenta personas que traen la bebida, traen la música, traen las ganas y la agitan. La fiesta era inevitable.
¿Dónde organizaron la primera fiesta?
Ian: Fue en 2022, en un boliche de nuestra infancia y el más reconocido por nuestro círculo de gente, que son todos los que nos juntábamos en Las Heras e íbamos a las fiestas en las casa. Volt (Avenida Córdoba al 4100), algo así como el boliche del Pelle, ya que ahí se organizaron muchas fiestas del colegio. Tenía dos pistas, arriba para reggeatón y abajo tecno. Yo tiré la idea, y se me rieron.
Ahí mismo surgió, de manera natural, hacer una barra libre, por que veníamos de las casas donde se hacían las fiestas en las que durante toda la noche había botellas sobre la mesa. O sea, nosotros cuando salíamos no comprábamos tragos. Como mucho, uno, dos, y entre varios. Y las jodas eran en casa, lo que te permitía llevar tu propio escabio, y así cada grupo, entonces había para tomar toda la noche. Por eso era, creemos, el ambiente que se generaba en las jodas caseras era increíble. Porque vos estabas toda la noche divirtiéndote, bailando, chamullando, tomando y se generaba una locura hermosa. Entonces decidimos hacer la fiesta en la parte de arriba del boliche, para unas 200 personas, y sin poner un peso.
La Kench se destaca por el ambiente y el cuidado.
Tino: Confiamos mucho en nuestro poder de convocatoria. En lugar de ir a Las Heras, los invitamos a ir al boliche, con barra libre toda la noche, con una entrada a dos pesos, y en la que te ibas a encontrar con mucha gente, no podía fallar.
Y así fue, salió todo bien.
Ian: Totalmente.
Y ahí nació algo así como nuestra brújula moral: organizar una fiesta lo más económica posible, llena de conocidos.
O sea, nosotros alquilamos el boliche y ponemos el escabio por el hecho de que no quiero que te preocupes por pagar, sino que quiero que la pases bien con la música que pone Tino, con los tragos que arma otro amigo, con los juegos que disponemos en pasillos y salones del boliche. Y esa es la idea: joda de amigos, y barata, en la que seamos todos iguales.
Tino: Lo que hicimos es traducir todo lo que se pueda las fiestas que hacíamos en casas, pero en un boliche. Una fiesta en la que vos podés tomar toda la noche, donde conocés gente, donde hay también espacios para entretenerte con otros atractivos, porque a mí me pasa que no me gusta ir a un boliche que es una pista cuadrada, y listo, me gusta que haya otros espacios donde la gente pueda hacer otra cosa que no sea estar parado o bailando toda la noche, que haya espacios como los que hay en una casa, como un patio, un cuarto, una cocina, o hasta un baño, donde la gente conversa, juega, y por eso nosotros ponemos metegoles u otros juegos, o invitamos a que la gente se disfrace.
La idea es que la Kench sea una experiencia, no solo una fiesta.
¿Por qué eligieron el reggaetón para musicalizar la fiesta? Ustedes como generación crecieron con el rap y el trap, el evento Cinco Escalones, las batallas de gallos.
Tino: Eso para nosotros fue 2016, 2017, pero más allá de nuestro gusto por esos géneros, el reggaetón estuvo siempre, y es baile, y es fiesta. Está cien por ciento ligado a la noche y al baile. El trap no está tan relacionado con el boliche, y los que lo hacen sonar, pasan todos lo mismo: temas actuales, la tendencia, la moda o la lista top 50 de Spotify. La Flash es una fiesta que le encontró la vuelta, ponele, pero nosotros fuimos a algo más convencional, porque aparte creemos que no se lo explota de la mejor manera en los boliches y fiestas. Nosotros ponemos reggaetón viejo, aparte del actual, y se empezó a dar que mucha gente nos confiesa que viene a las Kench por la música. Nuestra propuesta es poner canciones que la gente conoce.
Aparte sumaron cumbia y RKT.
Tino: Sí, fue un buen punto. Si vos hablás de música argentina, lo primero que pensás es en rock, en tango, en folclore, cumbia, pero yo siento que en un boliche, a donde uno va a bailar, a disfrutar, a chamullar, a sociabilizar, el reggaetón es lo mejor que te puede pasar. Yo entiendo a la persona que no le gusta el reggaetón, porque a lo gusto los colores, pero yo entiendo que en un boliche lo fundamental es el reggaetón. Y nosotros, volviendo a lo de las casas, siempre íbamos con ese objetivo. Estábamos muy convencidos de que la música que se ponía en los boliches era muy comercial. Entonces mucha gente va porque le gusta mucho el género, al que habría que ponerle Reggaetón Kench porque es un reggaetón que cuesta escucharlo en otros lugares. Cuando nos cruzamos con otros DJs, vemos que les cuesta entender o compartir nuestra mirada del reggaetón.
¿Qué tipo de reggaetón pasan?
Ian: Es un reggaetón generacional. Nació cuando estábamos en la primaria, en la secundaria se nos empezó a pegar y ahora ya es un himno; entonces, los temas que yo escuché por primera vez en séptimo grado, al escucharlos hoy, te trae una nostalgia, un recuerdo de un momento, y lo que buscamos es eso, como dijo Tino: que transites una experiencia.
La Kench pasó a de convocar a 200 personas a más de 1500.
Hay varias fiestas como la de ustedes en la noche porteña . ¿Se trata de un fenómeno de época? ¿Que tienen ustedes que el resto no?
Tino: Siempre tratamos de ser cálidos con la gente y no mostrarnos como los dueños de la fiesta.
Todos saben que nosotros somos uno más, unos borrachos como ellos que quieren ir a bailar, que quieren gastar poco, y que les gusta escuchar reggaetón, y que lo compartimos con el resto.
Se nota que somos eso y a la gente le llega, es algo que todos perciben y nuestras fiestas aparte se encuentran con otra gente que tiene la misma onda. Lo que queremos es que la pasen bien. Nunca sufrimos una situación de violencia, que es un tema recurrente, que siempre nos preguntan: ¿cómo no se cagan a piñas con la barra libre? En los quince eventos que organizamos, sacando una vuelta que hubo un lío con una patovicas, no hubo un solo problema entre la gente. Tenemos un público muy buena leche, muy buena gente. Todos cuentan que en las fiestas se hacen un montón de amigos. Es algo que sucede posta, porque se genera un muy buen ambiente, buena onda en serio. Se nota y nos lo dicen muchos.
Ian: Eso me animo a decir que es lo que más nos dicen, lo que más nos destacan de la fiesta, el ambiente. Y tuvimos la suerte de ser los organizadores de este mini movimiento que se armó, o este mini ambiente. Somos los mismos que ellos, solo que nosotros tenemos que organizarlo porque si no lo organizamos nosotros no lo iba a hacer nadie; nosotros no nos paramos en una posición superior sino desde un lugar de igualdad.
Aparte, siempre recomendamos que la gente vaya sola a la fiesta, porque de esa manera socializa mucho más que yendo con amigos, porque vos cuando vas con un amigo te encerrás en tu zona de confort, en tu miedo o pánico a no querer hablar con el resto, y cuando vas solo y con la ayuda de un poco del alcohol, te liberás, decís bueno, ya está acá, tengo que hablar, tengo que socializar y siempre la Kench es una experiencia nueva para gente que va sola, porque siempre hay algo para comentar, para decir, para reírse, para tomar.
Mueven mil personas en una fiesta, pero no tienen más de cuatro quinientos seguidores en la cuenta de IG. ¿Cómo funciona eso?
Ian: Exacto, tenemos muy poca convocatoria por redes, pero mucha por el boca en boca, y se trata de uno de los asuntos que más valoro de la Kench; o sea que no necesito tener 10k de seguidores, 100k de seguidores para llenar un Caix (reconocido boliche de la Costanera) con 1.700 personas, porque el amigo del amigo del amigo le recomendó al otro amigo que vaya a la Kench, porque es una movida distinta, porque nuestra gente la espera como si fuese un recital, sacan las entradas con un mes de anticipación, con mucha manija, aunque también hay mucha gente que saca la entrada el mismo día de la fiesta, y luego no se perdió ni una de las siguientes, y también deben estar los que no volvieron; el público se va renovando.
¿Porque creen que pasaron de convocatorias de 200 pibes a más de 1.000?
Ian: Vos le preguntás a cualquiera que no sale por qué no sale, y te dice porque los boliches son una mierda. Entonces, yo siento que estamos en el mejor momento para presentar una barra libre, por esa crisis de demanda de boliche, porque como no va tanta gente, los boliches empiezan a quedarse sin gente. Nosotros tuvimos varias Kench en las que compartimos boliche con otras movidas, o fiestas, cada una en su sector, y los pibes de las otras fiestas se pasaban a nuestra joda, porque mientras allá había 300 personas, todos aislados en grupos, todo carísimo, lo nuestro era una fiesta.
Para mí lo que logramos es eso: diferenciar una fiesta con salir a un boliche con mi grupo de amigos y tener una alta probabilidad de cagarnos a trompadas con otros pibes, gastar 500 lucas por una mesa en un sector VIP, y no da, es todo lo que odiamos.
¿Ustedes creen que si no hubiesen ido al Pelle, y no hubiesen recibido determinados valores y conocido a determinadas personas, hoy podrían estar contando esta historia?
Tino: Sí, cuidar al otro, no proponer dinámicas de VIP y hacer diferencias si tenés más o menos plata que el otro, son todas cosas que nunca hicimos.
Sumaron dos o tres pibes a la organización de las fiestas, tienen más responsabilidades, le pagan la noche de trabajo a un grupo de amigos, o sea se puede decir que se profesionalizaron. ¿Cómo están transitando esta nueva etapa?
Tino: Yo siento que siempre nos fuimos autoabasteciendo con lo que creíamos que teníamos que hacer. Siento que nunca nadie nos enseñó nada y todo lo hicimos medio a las patadas. Aprendimos todo, nos pegamos mil palos.
Como en la vida.
Tino: Tal cual. Fuimos probando y aprendiendo.
Ian: La gente nos pregunta si tenemos algo de ganancia, si hacemos plata, porque no entienden cómo nos cierran los números con los precios de los tragos o las entradas. A nosotros nunca nos interesó ni la plata ni la fama, sino hacer una buena joda.
Tino: Hoy podemos organizar eventos de mil personas, gracias a la experiencia de estos dos años. Sabemos lo que tiene que estar listo para abrir el boliche, lo que hay que hacer en la previa, durante un mes, a la gente que hay que invitar, todo lo que conlleva una organización de un evento de este tipo, en el antes durante y después. De nuevo: se trata de la experiencia. Fue hacer y estar en el momento y resolver quilombos, imprevistos, y salía mal servía para la próxima, pero nadie nos enseñó nada, fue todo a las piñas.
¿Qué tal los bolicheros, la experiencia de lidiar con ellos?
Ian: No les podés creer nada y siempre te van a querer sacar una ventaja. Son empresarios –en realidad empleados de los empresarios, en general llamados encargados- y su objetivo es hacer plata. Cuando viene un empresario a hablarme, lo único que quiero es haber juntado toda la plata que pactamos en el acuerdo, para que no nos moleste. Nosotros lo que queremos es correr al bolichero.
Tino: Por ejemplo, necesitás ir a probar el sonido del boliche, o cuánto personal te van a dar, cosas básicas, no te digo cosas molestas, y no te dan bola, o te dan vueltas, porque a ellos no les importa que tengas una buena experiencia, lo que quieren es que esa noche el boliche esté abierto, que tenga una larga fila en la calle para que el que pasa por ahí vea o crea que está estallado, y que vos le pagues lo pautado. Y si te tiran buena onda, o trabajan bien con vos, es de nuevo por un interés, por ejemplo, para que vuelvas a generarle una ganancia.
Reggaetón y barra libre en la Festa Kench.
Cuando el gobierno de Milei atacó a las universidades públicas, con el recorte de presupuesto, ustedes tomaron una posición muy clara.
Tino: Sí, en la previa de una fiesta pusimos una historia en nuestra cuenta para decir que apoyábamos el reclamo y contamos que todos nosotros fuimos al Pelle –un colegio que depende de la UBA – y que hoy formamos parte universidad pública.
Uno forma parte de una comunidad que está atravesada por distintos conflictos, y entonces la pregunta surge sola: ¿qué hacemos con esa realidad? ¿Se interactúa o no?
Ian: Ahí aparece lo del ambiente que hablábamos antes: desde nuestro espacio ofrecemos algo que incentive más unión y más comunidad, y nuestra bandera es que por lo menos por una noche somos todos lo mismo, nos cuidamos entre todos, nos ayudamos entre todos, jugamos entre todos, bailamos entre todos, tomamos entre todos, dejamos de lado lo económico, y lo hacemos para generar una experiencia en la que todo el mundo se sienta cómodo.
Ahora van por Mar del Plata. ¿Cómo será eso?
Tino: La idea es ir a ganar experiencia. Tenemos mucha incertidumbre, pero creo que nos va a ir bien en las dos fechas. Estamos ansiosos, eso sí. Vamos a caminar la playa con remeras que con la marca de la fiesta, vamos a repartir volantes, y vamos a mover las fiestas en redes. Ya vendimos algunas docenas de entradas de gente que va a ir para allá exclusivamente para las fiestas. Estamos preparados para que nos vaya mal y también para tocar el cielo con las manos.
Y para el 2025 que acaba de arrancar, ¿cuáles son los planes, las aspiraciones?
Ian: Yo quiero hacer una fiesta con barra libre, y gratis, en los bosques de Palermo, y que el pueblo sea feliz. Dame seis horas de gratitud y armamos todo el quilombo que haya que armar.
Y me gustaría nacionalizar la Kench, ir a todas las provincias posibles; en Salta, Jujuy, o Formosa. No me importa Miami, España o Costa Rica, lo que quiero es llevar nuestro espíritu comunitario a todos lados.
Yo sé que en CABA por ahí una barra libre es algo poco común, pero en las provincias no, se trata de la canilla libre, se dice así, es mucho más común, entonces también me dan ganas de competir contra esas fiestas con canilla libre, y mostrar que somos una fiesta de Capital, pero que busca la unión, busca la comunidad, busca la igualdad; eso sería increíble.
Una concepción muy peronista.
Jaja -se ríen ambos y el eco de sus risas sobrevuela otras terrazas de la zona-.
Tino: Lo que queremos hacer este año es llenar un casillero con los nombres de los grandes boliches, e ir tachando, dejando una marca de que pasamos por ahí. Nos gustaría consolidarnos como fiesta metida entre las ofertas de fiestas en la Ciudad y alrededores. Y que eso nos traiga los beneficios de tener más y mejores sponsors de bebidas alcoholicas, por ejemplo, con lo que ahorraríamos un montón de costos, no para ganar más plata, sino para poder usar esa guita en otras cosas, como viajar, hacer las fiestas en las provincias, como dice Ian, o para poner la entrada, no sé si más barata, porque ya lo es, pero sí para mantener los precios. En pocas palabras, queremos seguir creciendo.
Ian: Yo creo que llegar a esos boliches es consagrarte en la noche, boliches en las que se hacen las grandes fiestas como Deseo, Wasabi, Polenta, Fiebre, o la Bresh, y aparte las fiestas tecno, que nos parecen muy interesantes, que tienen vuelo propio.
¿Sienten que ustedes ya tienen un nombre en el ambiente?
Tino: Sí, de una, y cuando salimos de alguna manera estamos todo el tiempo trabajando, porque miramos qué hacen los otros, la música, las perfos, las visuales, o hacer sociales, tiempo completo, donde la Kench aparece todo el tiempo. Por eso remarcamos lo del boca en boca. Nunca viralizamos una pieza gráfica o video de la fiesta.
¿Cuáles son los lugares más conocidos en los que organizaron la Kench?
Ian: Caix, en Costa Salguero, Groove, en Plaza Italia, Palermo, el Club de los Pescadores, un boliche muy tradicional de la Ciudad, también en la Costanera, y Vita, un lugar muy conocido.
Retomo lo que decía Tino, acerca de la noche, cuando salimos y vamos a otras jodas, y nos reconocen por la Kench. Nos pasó el verano pasado en Bariloche, donde fuimos de mochileros, y unos pibes nos felicitaron. Fue increíble comprobar esa ramificación, ese trabajo hecho hasta acá.
Ian y Tino en una terraza de Saavedra durante la entrevista para Kranear.
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El equipo de laburo de la Kench se completa con Santiago Tarruella, Paco Vazquez, Nicolas Marotta, Lucas Wester, Lautaro Gambero, Joaquin Beigbeder y Alan Marmel.
La Kench se presenta en Mar del Plata, el 23 y 28 de enero, en el Balneario 22 de Punta Mogotes (@destino.beach) y con Kranear les deseamos que los encuentros sean una fiesta.
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