Militancia

Magia

La violencia crece a cada día y no hay magos, hechizos o artes oscuras que puedan frenar lo que viene pasando acá y en el mundo, advierte el militante popular Juan Soriano: dolor, muerte, pena y desesperación, pero de repente blande una varita mágica y plantea: la salida, una vez más, es la organización y la solidaridad.

4 de Febrero de 2025

Por Juan Soriano

Mark Zuckerberg decretó, asustado y acorralado por la realidad de negocios que lo circunda, que a partir de ahora, zip-zap, no se chequean más noticias, no se pasa más nada por filtro alguno y la libertad avanza como cuando se suelta un león en el circo y nos enteramos que ese león odiaba al público al que se suponía que estaba entreteniendo y entonces, se los va a comer.

Donald Trump decide, posterior al ¿accidente? aéreo en Washington, que tal siniestro sucedió por culpa del género, o sea que si un chico un día se enamoró de otro en supongamos, Brasil, Islas Feroe o Palestina, generó la muerte de más de sesenta personas en Washington porque según ese monstruo all american, los gobiernos anteriores (no sé si progresistas pero PONELE), pusieron el cupo y entonces esos lugares de control y vigilancia aéreos son ocupados por, dixit, “personas con enfermedades mentales”. Babidi babidi bup, la culpa ahora la tienes tú.

Javier Gerardo Milei en estas costas le canta a las sirenas que bailan en un mar digital de inteligencia artificial y bailan para él, cantan para él, lo miman a él, lo acicalan, lo peinan y le masajean la espalda peluda. La espalda peluda de Milei. Sí. te acabo de regalar una imagen hermosa, ¿No?

Guillermo Moreno decide mientras se despega el calzoncillo de la entrepierna que una marcha antifacista es una marcha de minorías que responde a no sé qué cosa de Agenda veinte y tantos y mientras le sube el volumen a esa radio AM que es su entorno, la radio no tiene más ¿señal se decía? y no hay antena que se pueda acomodar para semejante extravío social.

La plata alcanza justa en los que todavía tenemos la fortuna de tener algún trabajo o varios, ovarios, y en minorías cada día más intensas y más abrumadas, la plata no llega ni a la tarde, ni al final de la hora, ni al principio rector del inicio de ningún sueño, ahora todos truncados y en el mejor de los deseos, postergados hasta quién sabe cuándo, abra, kadabra, patas de cabra.

Lula regala cosas en Brasil y se parece bastante a Trump en sus quehaceres internos, y algunos externos, en todos los casos, son sólo hombres del poder y la gente en el medio, votando, botando, rotando, cantando y si todo sale bien, metiendo siesta el domingo a las tres de la tarde después de la carrera y antes del partido.

Mujeres hermosas bailan en marquesinas de lujo, bailan y cantan, cantan y cantan, perrean y disfrutan, se aman, se pelean, se vuelven a amar y a la hora de los bifes no son tan valientes como cuando tienen que cobrar una entrada bastante más cara que lo que está cerca de lo que uno puede tener en sus cuentas bancarias.

El rojo que odian los enanos del mal es igual al rojo de todas las deudas que tenemos, porque la deuda que empieza siendo tomada por un continente luego llega a un país luego llega a una provincia luego llega a una ciudad, luego llega a un barrio, luego llega a tu cuadra, luego llega a tu casa, luego a tu CBU y finalmente rojo es el azul del crédito de MercadoPago que sacaste para comprar un kilo de helado con cosas similares a Rapanui (y lo sacaste en cuotas, Ramón).

Copperfield está retirado de los escenarios y tiene denuncias de violencia y abusos.

Cristina está al borde de la proscripción tangible y efectiva con la ficha limpia, proyecto que se propone para correrla y nada más (y ya ni importa que salga, ya existe en el aire y desde el aire, no se ve).

La empatía, la solidaridad y la organización, asuntos vitales para dejar atrás esta etapa nefasta.


El mago Emanuel estaba de novio con vedettes en esa época en la que todos salían con vedettes, Scioli, Menem, y otros actores primarios lo hacían, y la política disfrazaba de esposas a sus vedettes para que nadie diga que eran botineras de las urnas, digamos, urneras del derpo ese que hace que cabezones enanos con cara de olor a culo tengan acceso a personas de otras ligas de bellezas exóticas (exótico para ellos es que al menos estén desnudas).

La violencia real crece a cada día y no hay Hogwarts ni hechizo ni artes oscuras que puedan frenar lo que viene pasando, el dolor, la muerte, la pena, la desesperación, las cosas malas, el grito, el susto, la defensa de la gente que anda enfierrada y cada día el mundo se parece a un lugar espantosamente terrorífico, sea porque estás bailando en Israel y entran a matarte palestinos terroristas que secuestran gente, la violan y la queman, o sea porque fuiste a comprarte una gaseosa al kiosco en Laferrere y perdiste, o sea porque saliste a robarle a un ñato en Villa Lugano y te comiste un tiro en el paladar por atrevido, de todos modos perdemos todos, perdemos todas, perdemos todes.

La policía sigue siendo lo más tenebroso y mafioso posible, sin ánimos de ofender a la mafia ni a los monstruos del terror, y caen deliverys, caen viejitos, cae gente joven, caen deportistas y le roban a parientes de Messi, si hasta este chico perdió, por qué no habríamos de hacerlo nosotros.

Tu presidente, mi presidente, sigue saltando las olas, surfeando la caca nacional abrazando en brasas una historia que no existe: sostiene que lo sacaron de contexto para volver a remachar en el sexo oral (hablado) con el periodismo militante que la homosexualidad se parece a la pedofilia y que su gobierno sacó a diez millones de personas de la pobreza. Una idea loca, rara, que sale de su cabeza pero parece que le saliera del culo; una pena que no sea al revés.

Sin embargo hay una varita mágica que puede definir cierta normalidad en el medio de la tormenta del espanto y de los cuervos ciegos que se comen los ojos de sus propias hijas: la organización, que llamaremos solidaridad hasta que la militancia vuelva a ser buena palabra.

La organización para salir adelante y bancar platos, nada de abrazos y mensajes, nada de cadenas de oración. Lentejas, mayonesa, cebolla. Leche, pan, galletitas y remedios.

Viejos y viejas que pueden ayudar y no estoy diciendo de ese modo que estás pensando, oh mi amor talibán, no. Tíos, tías, primos, primas, personas físicas y reales que si hacen un mínimo plan, la cosa se hará más amena.

Porque el mundo sangra por lugares que antes no sangraba y se está muriendo gente que no se había muerto nunca, ambos dos.

Mientras tanto, vos y yo, pensaremos si el algodón alcanza, si el hospital cierra, o si el médico de ese hospital público piensa todos los días si quiere ser Trump, Milei, una mujer, un hijo, un hijo de puta, una puta o seguiremos flotando inertes, a favor de la corriente cuando podamos, y en contra de ella cuando lo decidamos.

El bote está en el agua y la tempestad también.

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