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“Tiene que ser un recuerdo permanente de lo que nos sucedió”

Nora Patrich es la artista plástica que creó el monumento que homenajea a las víctimas del bombardeo a Plaza de Mayo, el 16 de junio de 1955. Está emplazado en Casa Rosada, y durante el gobierno de Macri fue dañado y abandonado, y con el gobierno de Alberto, todavía no se tomaron las medidas necesarias para restaurarlo. En un mes se cumple un nuevo aniversario de un hecho terrorista que recién fue visibilizado y reparado durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

Nora está preocupada, y también enojada. Falta un mes para el 16 de junio, y desde Casa Rosada no le dan precisiones sobre la restauración que hay que realizarle al monumento “Del cielo los vieron llegar”, de su autoría, emplazado desde 2008 en la parte de atrás de la casa de gobierno en homenaje a las víctimas de los bombardeos de 1955.

Como artista plastica y militante política, está convencida de que el arte es una herramienta fundamental para generar conciencia y velar por la memoria de los hechos que marcan la historia de lucha de un pueblo. El tótem que ella ideó y armó por iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner, durante su primer mandato, tuvo y sigue teniendo el mismo objetivo: fungir como un recordatorio del horror.

Fue el 17 de junio de 2008 que la entonces presidenta de la Nación encabezó un acto histórico, de esos que desagravian una injusticia de décadas y que requieren, para su realización, de una voluntad política inquebrantable. Junto a familiares de las víctimas del bombardeo del 16 de junio de 1955, la jefa de Estado inauguró un monumento para homenajear a los más de trescientos muertos que produjo aquel hecho atroz, un acto terrorista perpetrado por la Marina y la Aeronáutica para asesinar al presidente Juan Domingo Perón y disciplinar al pueblo que acompañaba de manera masiva el rumbo de la segunda gestión de gobierno del presidente Perón.

Tres meses después, las Fuerzas Armadas derrocarían a Perón con un Golpe de Estado.

La idea de emplazar un monumento formó parte de una iniciativa más amplia, integral, impulsada por Néstor Kirchner, a partir de 2005, para visibilizar el hecho, silenciado por la historia oficial, y reparar a las víctimas y sus familiares. Un año después del emplazamiento del monumento, en 2009, se sancionaría la ley 26.564, con la que el Estado le otorgaría a las víctimas del ataque el derecho a percibir una indemnización.

El monumento oficial, entonces, fue emplazado en la parte posterior de la Casa de Gobierno,a pocos metros de la entrada al actual Museo del Bicentenario, y es una obra de Nora Patrich, quien resultó elegida entre varios artistas que también presentaron sus propuestas.

Guernica Criollo, por Nora Patrich, Gato Nieva e Itzel Bazerque Patrich

¿Cuál es el concepto que pensaste para la obra “Del cielo los vieron llegar”? 

Quería algo que tuviese la fuerza que se puede generar al representar una idea a través de las artes, porque por el arte se conoce la historia y se edifica memoria. Por eso pensé en un proyecto de tipo escultórico que permitiese que la gente, a través del monumento, tome contacto no solo con la historia del bombardeo, sino también con el arte, la historia y la memoria, que van de la mano, y más en un país como el nuestro, donde tiraron gente viva al mar y seguimos buscando a cientos de nietos y nietas.

¿Con qué materiales y cómo está armado el monumento?

El monumento es un tótem de siete metros y medio formado por seis troncos que nacen en la tierra y miran hacia el cielo, de donde vinieron los aviones y cayeron las bombas. Son seis grandes troncos -que en otro tiempo fueron arboles, vivos, aclara-, cortados, como fueron truncadas las vidas de las víctimas por parte de la aviación naval y la fuerza aérea que quisieron asesinar a Perón.

Una ancha cinta de acero inoxidable abraza los troncos, y es tan fría como los aviones que dejaron su impronta de muerte y terror. En esa cinta están grabados los nombres de todos los muertos que se conocen hasta ahora, y el acero está abulonado, como si fuesen balas, que lo sujetan a la madera truncada. En la parte superior del tótem hay doce máscaras de bronce –una  material cálido, aclara-, que representan a los hombres, mujeres y niños que murieron en el bombardeo, y la obra se corona con una serie de manos extendidas hacia el cielo, como si se protegieran de las bombas o reclamaran justicia. Esas cabezas también representan a los que lucharon por nuestra independencia y cuyas cabezas fueron clavadas en picas, en las plazas mayores del interior de nuestro país.   

¿Cuál considerás que es el valor más importante del monumento?

En el 55los milicos tiraron bombas sobre nuestras cabezas, y no pasó nada con los culpables, y después, en los 70se animaron a tirarnos con cuerpos, y si esto se permite, seguirá sucediendo, porque te puedo asegurar que si no lo están haciendo ahora es porque el pueblo resistió, se organizó y tiene memoria. Por eso este monumento es tan importante. Es el recordatorio de lo que nos han hecho.

¿Qué significa para vos haber tenido la posibilidad de ser la autora de un símbolo tan importante para el peronismo y la historia de nuestro país?

Como artista plástica, pero sobre todo como militante política, y como argentina y parte de nuestra Patria Grande, es muy significativo poder expresar en una obra de arte parte de lo que nos ocurrió a todos, y no solamente a los argentinos. La cultura, el arte, son herramientas muy poderosas, y no es casualidad que los gobiernos que quieren subyugar a sus pueblos, lo que hacen es cortarle los fondos a la cultura y al arte, porque de esa manera evitan que los pueblos tomen conciencia acerca de sus derechos. Poder darle voz a aquellos que no la tienen, eso es lo fundamental para mí. Los artistas tenemos una responsabilidad, y por eso en algunos países y pueblos, a lo largo de la historia, el artista ocupó un lugar tan importante.

¿Qué pasó con el monumento cuando Macri fue electo presidente? 

Durante los cuatro años que Macri estuvo en el gobierno, nunca permitió que los familiares entraran al área en la que está emplazado el monumento, que es la parte donde estaban los jardines de la Casa Rosada, y más tarde, el monumento de Juana Azurduy. Además, durante a partir de 2018, Rodríguez Larreta avanzó allí con la obra de un helipuerto, y el monumento sufrió daños por el permanente movimiento de camiones y el personal a cargo de la obra.

Nningún monumento se construye con la idea de que va a ser golpeado, o chocado, y que los troncos de madera, en este caso, van a sufrir golpes con materiales de hierro, o acero.

¿Y cuál fue el daño que se le hizo al tótem que desde aquel momento necesita un trabajo de restauración? 

Los troncos se fueron abriendo, rajando, con todo este maltrato, y lo mismo sucedió con la tira en la que figuran los nombre de las víctimas; aparte, las bases para las cuatro placas recordatorias fueron pisoteadas por los camiones. Hasta los hierros, que son muy gruesos, quedaron doblados, y lo mismo pasó con los bulones, y eso, con el paso del tiempo, se oxida todo.

¿Fuiste a hablar con las autoridades a cargo del área, luego que asumió Alberto?

Sí, varias veces. Lo que pasa es que no sabés con quiénes estás hablando ya que hay gente trabajando allí que no necesariamente son de la actual gestión de gobierno. Les pedí que por lo menos pongan un corralito de madera alrededor del tótem, como se hace con los árboles cuando se realiza una obra de estas características.

Y no te dieron bolilla.

No.

Siempre lo cuento, porque sirve de ejemplo: durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Stalingrado fue sitiada por los alemanes, uno ve en los documentales que la gente estaba muriéndose de hambre, casi raquíticos, comiendo insectos, y sin embargo, en esas condiciones, tuvieron el valor de llenar bolsas de arena para ponerlas alrededor de los monumentos, para que no se arruinasen o destruyesen. Ese era el valor que le daban a sus monumentos. Cuando se quiere, se puede proteger algo que se considera importante.

Y es todo lo contrario a lo que sucedió durante el gobierno de Macri, en el que el monumento fue abandonado a su suerte, y ahora con Alberto un poco también.

¿Cuál es la situación hoy?

Estamos esperando que se acepte el presupuesto para revertir el daño infligido desde el gobierno de Macri y Larreta. Durante el macrismo a la fecha, en lo personal, tuve nueve obras vandalizadas, y hasta ese momento, durante toda mi carrera artística, solo sufrí dos hechos: en los 70 la Policía destruyó un muralito y en los 90 me censuraron un cuadro en un museo de Canadá. Creo que queda claro el nivel de violencia que ciertos sectores infligen sobre nuestro pueblo. Mis obras no han sido las únicas que fueron vandalizadas durante este periodo triste de nuestra historia.

¿Qué crees que va a pasar el próximo 16 de junio? 

Por más que se consigan los fondos, no creo que se pueda restaurar el monumento, y a mí y todo el equipo nos da miedo que después del maltrato que sufrió la obra, se caiga una de las máscaras de bronce y alguien se lastime. Cada cimbronazo de un camión contra la estructura, fueron aflojando la madera en la que están incrustadas las máscaras, y eso nos preocupa mucho, sí.

Quiero creer que Alberto va a cumplir lo que prometió en el acto que se realizó el 16 de junio del año pasado (junto al secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla), en relación a la posibilidad de mover el monumento a la parte de delante de la Casa de Gobierno, y ponerlo de vuelta en valor, porque ahí atrás, donde está hoy, no solo sigue corriendo riesgo, sino que aparte está escondido y haciéndole el juego a los Macri, Larreta y Milei. Tiene que ser un recuerdo permanente de lo que nos sucedió. Tenemos que aprender de lo que hicieron los españoles con su propio bombardeo, y el Guernica. Nosotros tenemos nuestro “Del cielo lo vieron llegar”, pero no todos lo ven.

Cristina inauguró el monumento en 2008. Junto a ella, Nora Patrich.

Nora militó en las FAR y en Montoneros, estuvo exiliada 24 años, y sufrió la desaparición de media docena de familiares, entre ellas, el padre de sus dos primeros hijos. De joven, estudió dibujo con Ricardo Carpani y Julio Martinez Howard, y formó parte del grupo Espartaco. Desde 2007, cuando regresó a la Argentina, vive con su pareja, el investigador y militante peronista Roberto Baschetti, en San Miguel.

Juntos fundaron la editorial Jirones de mi vida, con la que ya imprimieron una docena de libros de colección, con ilustraciones de Nora y textos y fotos del archivo de Baschetti, una vez más, para proteger y perpetuar la memoria colectiva de los hechos y protagonistas que marcaron la historia del peronismo revolucionario.

En breve, Nora publicará, con Jirones, una biografía de su vida, marcada por el compromiso político a través del arte y la cultura.

Nora aporta unas palabras para el cierre de la nota:

“Cuando hice el monumento no quise cobrar el trabajo, porque no me parecía bien, solo hice un presupuesto por los materiales y el pago para algunos de los que trabajaron en el proyecto. Yo iba y venía desde Canadá, donde todavía vivía, y como el proceso administrativo fue muy largo, cuando finalmente pudimos concretarlos, los precios de los materiales habían cambiado, y me quedé sin plata para terminarlo. En ese tiempo, mis hijos cobraron de parte del Estado nacional la indemnización por el asesinato de su padre, y usé ese dinero para terminarlo. Más tarde, para devolverle la plata a mis hijos, hice unas maquetas del monumento, que pude ir vendiendo con el tiempo.

Después me di cuenta que en todo eso había algo simbólico, porque las víctimas de los 70 terminaron ayudando a construir ese memorial de las víctimas de los 50, que de alguna manera siguen siendo las mismas víctimas, y también las que vendrán si no tomamos conciencia de lo que están haciendo. No es casualidad que tengamos que restaurar el monumento, teniendo en cuenta que está dentro de la Rosada, no en una plaza cualquiera”.

author: Mariano Abrevaya Dios

Mariano Abrevaya Dios

Director de Kranear. Escritor.

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