De un presidente machista y de "locos y enloquecedores"
24 de Febrero de 2017
Por Juliana Marino, ex embajadora en Cuba y parte del Comité por la Liberación de Milagro Sala"No hay lugar para cinismos, señores", dijo el presidente Macri excluyéndome sin dudas. Ya que a mí en tanto señora, no me habló, desde este cómodo afuera quiero justamente denunciar su discurso ante el Parlamento como una extensa e impecable lección de cinismo y de machismo encubierto.
Un viejo amigo, eminente psiquiatra ya fallecido, me alertaba acerca de que en el mundo hay "locos y enloquecedores". Estimulado por secuaces fanáticamente aplaudidores, el presidente Macri resultó ayer el más eficiente en la segunda categoría. Desplegó sobre la sociedad argentina todo su sarcasmo, provocación, falta de realidad y de ética, con la evidente intención de desestabilizar nuestra paciencia y nuestra resistencia pacífica a sus desmanes.
De todos los temas que abordó escogeré uno que me atañe especialmente, son sus párrafos sobre las políticas para las mujeres.
Reconocemos a Fabiana Tuñez, feminista que preside el Consejo de la Mujer, haber logrado incluir en el discurso dos conceptos aceptables en su formulación y que podríamos hasta suscribir. Paradoja que los mismos fueran incluídos en los items referidos a "los más vulneables" (sic) y que no se correspondan con nuestra condición y características, ni con la práctica ni las políticas del gobierno del presidente.
Mientras se compromete de palabra "a terminar con los patrones culturales que naturalizan la agresión de la mujer", fomenta y participa activamente de la persecución política a la expresidenta Cristina Fernández, es cómplice de la apropiación machista de la libertad de Milagro Sala por parte de Gerardo Morales y es el máximo responsable del desmantelamiento de las políticas de Educación Sexual Integral del Ministerio de Educación.
"No hay lugar para cinismos", señor Macri. Su actitud paternalista hacia nosotras, que no somos precisamente vulnerables, no nos confunde, engaña ni seduce y podremos demostrárselo cabalmente con el paro internacional de mujeres promovido por las argentinas y la inmensa movilización del 8 de marzo. Es más su machismo enmascarado nos rebela.
Muchas feministas comprometidas desde hace décadas, dichosas y entusiasmadas por la masividad de la respuesta del feminismo y del movimiento de mujeres, insistimos en reclamar como centrales, políticas contra la violencia de género, entre otras tantas violencias que el neoliberalismo acarrea e impactan como feminización de la pobreza. Pero también pretendemos enarbolar como un eje central de lucha, sintetizador y revelador de la violencia institucional machista de su gobierno y del gobernador Morales, los rostros de Milagro y de Cristina.
Que se entienda, cuando decimos NI UNA MENOS, estamos defendiéndonos cada una de nosotras y estamos diciendo, con Cristina y con Milagro y las compañeras jujeñas en libertad.
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