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El escritor del bajo fondo y los desdichados

A 123 años de su nacimiento, el historiador Matías Escot homenajea a Roberto Arlt, un escritor que le dio visibilidad al pobrerío de la ciudad la más rica del país, la que ostenta su grandeza y alta cultura, pero esconde su desigualdad y miserias, tal como sucede hoy.

Fue una noche cerrada y fría de junio que en un bar quilmeño escuché un comentario de un conocido sobre Luca Prodan: “Tenía que venir un inglés, que arrastraba la r al hablar, para pintar las calles, la locura y la careteada porteña de la década del 80”.

Casi dos décadas después de esta anécdota, pienso que esa definición se puede trasladar a otro personaje célebre: aquel que pintó Buenos Aires, y su gente, su política, locura y paranoia en los años 30, fue un hijo de inmigrantes, un marginado que se ganó un lugar por prepotencia de trabajo.

I

Roberto Godofredo Emilio Arlt nació en Flores Sur, un 26 de abril de 1900. Provenía de una familia que no era no distinguida, y era casi analfabeto para los círculos literarios. No fue admitido durante muchos años y quedó fuera del canon literario. Es el hijo de nadie que escribió sobre las penurias, la angustia, y los fracasos de los millones de perdedores, que beben un vermut en la mesa de un bolichón a oscuras, mientras mastican su bronca e indignación, con una mano sosteniendo su cabeza. En su obra estos desdichados son el actor social de la revolución enloquecida que aquejará a la humanidad. Hace años el polémico y hosco David Viñas, contaba que en el establishment literario lo despreciaban diciendo que Arlt “era un escritor de kiosco, ya que sus libros se vendían en los kioscos de diarios y revistas”.

En un ámbito que todo escritor tenía aire culturoso y buena posición económica, Arlt era la antítesis. Hijo de inmigrantes, deja la escuela en sexto grado, en su casa no hay libros, ni literatura, su madre es austro-húngara, y su padre un prusiano bravo, que ejerce violencia sobre él. Cuando se harte, se irá de su casa para comenzar a vivir en pensiones.

Lee porque a los doce años ingresa en una biblioteca anarquista, y se acerca a Flaubert, Rimbaud, Dostoievsky, y va gestando un lenguaje entreverado, que se trasladará a su escritura. Lunfardo por el habla de la calle, palabras del español, por las malas traducciones que lee, y muchas faltas de ortografía. Su corrector será el escritor de Don Segunda Sombra, Ricardo Güiraldes, de quien Arlt será su secretario privado.

Arlt es cronista de policiales del Diario Crítica, aquel dirigido por Natalio Botana, y por las noches escribe su primera novela: El Juguete Rabioso.

¿Cómo es ser un preadolescente de bajos recursos, sometido a la explotación y maltrato del mundo laboral, quien además con otros muchachos forma una pandilla de ladrones? Corre el año 1926, Argentina es gobernada por Marcelo T. de Alvear, el hombre más rico del país, el radicalismo “galerita” al poder, aumentan el precio de las materias primas a nivel mundial, y la República agraria vuelve a florecer. Una clase media, media-alta porteña consume la cultura foránea, la moda, las artes, llega Albert Einstein, una eminencia científica al país. ¿Qué va a provocar este escritor genial?: darle visibilidad al pobrerío en la ciudad más rica del país, que muestra su grandeza, pero esconde su pobreza. ¿Alguna relación con la ciudad opulenta actual, y su contracara, que son los barrios del sur?

II

A partir de 1928, Arlt trabaja para un diario que se convertirá en uno de los multimedios: El Mundo, que le disputará en ventas la mañana a dos grandes matutinos de aquel momento: La Nación y La Prensa. Desde allí escribirá una columna que se llamará Aguafuertes Porteñas. Y en realidad será su lugar de enunciación de desacato a lo establecido, de provocación a la moral burguesa.

En una de aquellas aguafuertes escribe: “cuatro recovas tiene Buenos Aires (…) cuatro recovas que son como los puntos cardinales de la miseria humana, cuatro recovas que son el caldero de la roña, el paseo de la mugre, el camino de la sordidez, el valle de los desarrapados, la Corte de los Milagros de la piojería cosmopolita, cuatro recovas y una sola tristeza de los bolsillos sin dinero”.

¿Qué es eso de darle visibilidad a los pobres, a lo urbano, en la ciudad opulenta del país agrario?

Acerca de esto el periodista, aficionado a la literatura, y estudiante de Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham, quien escribe en la web quilmeña Entre Nos Social Info y participa desde hace varios años del programa radial La Patria Futbolera, “Charly” Longarini, cuenta,

“Roberto Arlt sin proponérselo enterró la novela gauchesca publicando El juguete rabioso(…) Arlt lleva la acción a la ciudad, donde la conglomeración de personas, colaboran con el conflicto, y las paranoias, a los bajofondos, a lo marginal de la sociedad, e inaugura la novela urbanista”.

El escritor conoce lo sórdido antes que la oligarquía vaya a tocar la puerta de los cuarteles militares, y hablen de la “chusma yrigoyenista”, antes de que Hipólito Yrigoyen, el primer líder popular del país, sea acusado de populista, ignorante, y corrupto. Arlt frecuenta el bar Las Violetas, en Almagro. Allí habla con anarquistas, con prostitutas, delincuentes, y tiene charlas de horas con un cafisho.

En su licuadora literaria hará un cocktail de discursos sociales, fascismo, anarquismo, militarismo, antipolítica, y creará unos personajes entre la locura y la paranoia, anticipando el golpe de estado de 1930, pergeñado por el establishment y los militares. De ahí saldrá una gran novela argentina, “Los Siete Locos”, con una segunda parte, sin desperdicio, bautizada “Los Lanzallamas”, un libro leído por sus detractores mientras tomaba un “dry martini”, y comentaba la burguesía de las letras.

III

Arlt vivió intensamente 42 años, atravesado por la pobreza preadolescente, los bares, la calle, la lengua del malevaje, los libros, y una dimensión ética de la escritura.

En el prólogo de Los lanzallamas, dispara: “escribir frente a los ruidos de un edificio social que se desmorona, inevitablemente, no es posible pensar en bordados”.

Aparte, transita una pregunta central: ¿para qué escribir? Para dar cuenta de los derrotados, de los humillados y ofendidos, que la década infame y el crack de los años 30 va a multiplicar.

Alguien que no vivía de las rentas y la literatura, escribía para ganarse el pan, las condiciones de producción, distaban mucho de ser las de Bioy Casares, o Victoria Ocampo, o el mismo Güiraldes; nacido en Flores Sur, era un escritor proletario.  

Murió antes que los trabajadores ganaran las calles y surgiera el movimiento nacional y popular más grande del país y tal vez de Latinoamérica: el peronismo. Si bien no le hubiese regalado ni un poco de su tinta al General y sus muchachos, por su condición anarquista y por momentos socialista, Longarini nos asegura que el autor de las aguafuertes en la actualidad sería considerado un populista: “Arlt fue el mayor exponente de la novela urbanista hasta la fecha: su fundador, me animo a decir”.

Como periodista no sería parte, ni por asomo, del establishment periodístico, ¿Qué lugar tendría un escritor de los bajofondos, de las aventuras de los desdichados? ¿Qué diría de la luminosa Buenos Aires actual de hermosos canteros y bicisendas, junto a familias durmiendo en la calle, cientos sin vivienda propia, y casi en la vereda frente a alquileres usureros, y barriadas desangeladas al sur y al oeste?

Le escribe a la paquetería de la ciudad (por la Capital Federal), en 1931: “se escandalizan de la brutalidad con que expreso ciertas situaciones”, “Dicen que lo mío es un realismo de pésimo gusto”.

¿A cuánto estarían hoy, en un canal de noticias, de defenestrarlo sin piedad? Dice Longarini: “sin dudas de estar vivo sería un populista, y debería seguir escribiendo para pagar sus expensas”.

A 123 años de su nacimiento (26 de abril) lo recordamos, y tomamos como un guante arrojado hacia los y las que tenemos este oficio “escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un cross a la mandíbula”.

author: Matías Escot

Matías Escot

Docente de Historia y aficionado a la literatura. Profesor en escuelas públicas y privadas. Creador del sitio web www.relatosdelsur.com. Participa del proyecto Pensar el Pasado en la Escuela del Futuro, en la Universidad Nacional de Quilmes.

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