
El vecino del norte
Artículo publicado en la Revista Bramuglia (se puede descargar acá).
El origen
El hito que da inicio a las relaciones bilaterales entre ambos países es el reconocimiento de Estados Unidos a las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1823 bajo la presidencia de Monroe. Bastantes años mas tarde de lo que se esperaba en Buenos Aires: es que luego de instalarse la Primera Junta en 1810, Cornelio Saavedra envía a su hermano Diego en misión diplomática a Estados Unidos. No se consiguió el reconocimiento a la emancipación en ese entonces, pero sí el gobierno de James Madison ofreció la posibilidad de comprarles armamento militar. Parece que el vicio de los fierros no es nuevo.
Ya en el siglo XX y bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen, se recibe la visita del presidente electo por el partido republicano Hoover. Yrigoyen apelando al principio de “lo cortez no quita lo valiente”, lo recibe e incluso le ofrece un importante banquete oficial, pero le cuestiona la injerencia de su país en la región, sobretodo la ocupación de Nicaragua y Haití. También le manifiesta su oposición a lo que fue una de las consignas de campaña de Hoover en contra de los inmigrantes mexicanos citándole en público los valores del presidente Woodrow Wilson de paz y hermandad entre los pueblos. 1 año y medio después Yrigoyen es derrocado.
Antes y después de Perón
Culminada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se consolida como una potencia mundial. Pero en la Argentina comienza lo que sería un parteaguas en la historia del país: el peronismo. Resulta encorsetado expedirse sobre los hitos de la relación bilateral durante las 3 presidencias de Juan Domingo Perón y el largo interregno de proscripción y desaparición en estos breves párrafos, por eso apelaremos a una abtracción weberiana. La hegemonía continental en la que Estados Unidos se apalancaba para desplegar luego su hegemonía mundial encontró un obstáculo mastodóntico y peliagudo a partir del 4 de junio de 1946 y fue la instauración de la doctrina de la Tercera Posición. Esta política de equilibrio entre Estados Unidos y la Unión Soviética pone a nuestro vecino del norte en igualdad de concepción. Y al irrumpir esta novedad en la geopolítica occidental de parte de un país grande de la América del Sur, con una economía pujante y con mucho por crecer, con los niveles de soft power elevados por la exitosa política de neutralidad en ambas guerras mundiales y la receptividad migratoria; hizo mella en la Guerra Fría. Era tan quirúrgicamente pragmática la Tercera Posición que evitaba la confrontación directa con Estados Unidos y resultaba políticamente correcta para el concierto global.
El summum de la Tercera Posición en la praxis lo encontramos quizás durante la presidencia pro tempore argentina del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, logro diplomático obtenido en 1948 y ejecutado por el Canciller Bramuglia (cuya figura nos convoca a compartir estas reflexiones). En ese año estalla uno de los grandes conflictos de la Guerra Fría, el Bloqueo de Berlín. Bramuglia tuvo una activa gestión mediadora y posicionó a la Argentina como un facilitador diplomático en la resolución de conflictos. Las gestiones no se limitaron al ámbito de la ONU, Bramuglia llegó a tratar con el presidente Marshall y hasta con el Papa Pío XII. Tan titánica fue su labor que Perón lo describió como “un David entre dos Goliats”. Sus discursos ante el Consejo de Seguridad enfatizaban sobre los conceptos de paz, justicia internacional y cooperación. Uno de los mejores capítulos de la diplomacia argentina.
Imposible no repasar uno de los grandes hitos de la bilateral, la breve e inefable misión diplomática de Spruille Braden. Llega al país en mayo de 1945 desplegando acciones muy agresivas contra la Argentina. Por un lado, una recriminación exacerbada respecto de la neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, que ni siquiera se condecía con lo expresado por los funcionarios jerárquicos del Departamento de Estado. Y por otro lado muy determinado a entorpecer inversiones que iban llegando a la Argentina como las de General Motors o ITT, y desalentando la compra de granos y carnes argentinas. Un hombre que no provenía de la diplomacia, sino que había sido formado en compañías transnacionales como Standard Oil o la United Fruit Company, desde la cual operó para concretar el golpe de estado en Guatemala en 1948. La astucia política de Perón de subirlo al ring de la campaña presidencial en esa conocida consiga de “Braden o Perón”, le valió que el presidente Truman, apenas pocos meses luego de su arribo a Buenos Aires lo hiciera volver a Estados Unidos entendiendo que el proceso político que se iniciaba en la Argentina con Perón era tan magno que ameritaba una diplomacia mas amigable.
La historia reciente
Hemos abordado el inicio de las relaciones bilaterales, la visita de un presidente estadounidense a la Argentina durante el radicalismo, la tercera posición y el despliegue de la diplomacia peronista en ámbitos multilaterales respecto a conflictos que involucran a Estados Unidos, el ejemplo elocuente de injerencismo de Braden en plena campaña presidencial; y quizas faltaría explorar qué hemos hecho los argentinos de misión en Washington. Para ello, se propone un viaje veloz al siglo XXI y hacer una comparativa de dos embajadores generacionalmente pares, colegas economistas y que se han sucedido en la embajada argentina en Dupont Circle: Cecilia Nahón (2013-2015) y Martín Lousteau (2015-2017).
La embajadora Nahón, designada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, demostró una férrea defensa de los intereses nacionales en la disputa con los “fondos buitre” que por ese entonces pretendían someter a la Argentina al pago extremado de bonos de deuda que ya habían sido reestructurados con el 93% de los tenedores e incluso impedir el pago a aquellos bonistas que sí habían entrado a la reestructuración. En ese momento el juez de condado Thomas Griesa lideró la ofensiva judicial excediéndose en su jurisdicción. Es imposible olvidar el embargo de la Fragata Libertad. Nahón fue muy sólida en la defensa de la posición argentina y con la conducción estratégica de Cristina, nuestro país aprovechó la ocasión para introducir la discusión en organismos internacionales como la ONU y el G20 un trabajo articulado con la entonces embajadora ante Naciones Unidas, Marita Perceval. De este modo, se logró que la regulación de los procesos de reestructuración de deuda soberana fuera una discusión global y no una batalla en solitario de la Argentina. El poder de lobby y la campaña agresiva de los fondos buitre fue tal que Nahón sufrió hostigamiento no solo en su calidad de embajadora sino también de manera personal, y hasta infiltraciones en eventos en la embajada con el objetivo de producir escraches. La defensa de la soberanía es una tarea que requiere mucha entereza y agallas.
Por su parte, cuesta encontrar hitos destacables de la gestión del embajador Lousteau por fuera de la corrección diplomática y de la labor ordinaria de una embajada. Martín Lousteau ocupa el cargo de embajador designado por el presidente Macri luego de asumir en diciembre de 2015, hasta que presenta su renuncia en 2017 para ser candidato a diputado por la Ciudad de Buenos Aires. La visita del presidente Obama a la Argentina en marzo de 2016 podría subrayarse, aunque ya se trataba de un presidente saliente y los acuerdos firmados por los mandatarios no tuvieron grandes resultados, sino que quedaron en las buenas intenciones en letra de molde. Por otro lado, la entonces canciller Susana Malcorra se encargó de adjudicarse las gestiones que devinieron en la visita de Obama. El embajador Lousteau en entrevistas dadas a los medios de comunicación, hablaba de una “euforia” generada entre los empresarios de Estados Unidos para invertir en la Argentina dado “el cambio de gobierno que dejaba atrás al populismo”. Pero lo cierto es que para el 2017 cuando finaliza su misión, no se cuantifican inversiones en la economía real que hayan generado trabajo o riqueza para la Argentina; solo se conocen capitales golondrina que usufructuaron la bicicleta financiera generando ganancias extraordinarias en dólares que se fugaban a diario y que la Argentina tuvo que pagar mediante el endeudamiento permanente. Un endeudamiento tal, que nos llevó tomar el préstamo más grande la historia del Fondo Monetario Internacional, mientras en el Consulado argentino en Nueva York, Ludovica Squirru presentaba las predicciones del horóscopo.
Para pensar el futuro
La relación bilateral con Estados Unidos siempre será un factor determinante de la política exterior argentina y hay que salir de la pendulación para establecer patrones unívocos que determinen la relación. Es una tarea grande pero necesaria darse tal ingeniería política. De las lecciones de los 200 años de la historia bilateral y de las experiencias que el peronismo y el kirchnerismo nos han legado podemos arribar a ciertas conclusiones. Que nuestra política exterior hacia Estados Unidos debe contemplar las asimetrías, pero no por ello implicar subordinación; que se debe comprender que nuestras economías no son complementarias pero que parados en un pragmatismo inteligente podemos encontrar áreas de cooperación que nos redunden en beneficios; que esa relación debe estar absolutamente encarada desde la defensa soberana de nuestros recursos naturales y del derecho al desarrollo de nuestro pueblo; y que si hay una lección que nosotros le podemos dar a nuestro vecino del norte tiene que ver con la necesidad imperiosa y urgente de vivir en un mundo en paz y con justicia social.
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Nota del autor 1: Por más que mencionado a lo largo del artículo, enfatizo en el disclaimer (permitáseme el anglicismo) que abordar un tema tan complejo como las relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos implicarían cientos de páginas. El presente artículo intenta recoger determinados hitos para resaltar conceptos políticos que aporten a pensar el futuro de la relación. No se pretende, por imposible, dar una mirada exhaustiva de la bilateral.
Nota del autor 2: Al momento de cierre del presente artículo se conocen sanciones impuestas a la ex presidenta de Argentina y presidenta del Partido Justicialista, Cristina Fernández de Kirchner por parte del gobierno de Donald Trump anunciadas por el secretario de Estado, Marco Rubio; que implican la negativa a la obtención de visados regulares para ingreso a los Estados Unidos. Definitivamente un nuevo hito de la bilateral, casi análogo al 'Braden o Perón'.
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