Entrevistas Cultura Teatro

“El presente es un momento de cuestionamientos”

Julieta Zylberberg y Damián De Santo son los protagonistas de la obra Me Gusta (Todo por un like), una comedia con una alta dosis de profundidad en torno a las relaciones de pareja, en un tiempo marcado por el cuestionamiento de las estructuras, la familia y la pareja como institución. Se exhibe en el Complejo la Plaza.

El experimentado director y dramaturgo Javier Daulte regresó a calle Corrientes con la exitosa “Me Gusta (Todo por un Like)”. En clave de comedia y con autoría de Alberto Rojas Apel, se exhibe desde el pasado mes de mayo en la Sala Neruda del bellísimo Paseo La Plaza. Con abundantes dosis de humor y gran acierto, la obra indaga en las dinámicas de convivencia de una pareja de mediana edad atravesando un profundo quiebre. Con Kranear conversamos con la exquisita dupla protagónica, conformada por Julieta Zylberberg y Damián De Santo, con miras a reflexionar acerca de un tiempo de profundos cambios en los vínculos amorosos.

- Julieta y Damián, ¿qué representa para ustedes estrenar en calle Corrientes la obra “Me Gusta”? ¿Cómo llegan a ella?

Julieta: La propuesta llega de parte de la producción y del teatro, que nos aúna a todos, teniendo la obra de Beto (Alberto Rojas Apel). Lo vivimos con mucha alegría por el equipo que armaron y la propuesta. El resultado que estamos obteniendo es la muestra de lo bien y fluido que fue todo.

Damián: Siempre se viven con muchos nervios los estrenos. Todos nos ponemos muy nerviosos, no nos acordamos del texto, dónde nos tenemos que parar, como es la marcación. Llega el día del estreno y nos olvidamos de todo y esos errores que se pueden llegar a comentar son casi invisibles, porque cuando hay un buen grupo arriba del escenario somos todos guardavidas prestos al salvataje del otro. Nos mancomunamos, somos como la ‘unimente’. Somos una sola cosa que va y que viene, en pos de que la obra salga genial. Y después sí, empiezan a bajar los nervios, pero siempre la cuestión estomacal se hace se hace sentir…y eso está bueno porque te inquieta un poco y te mantiene vivo.

- ¿Qué nos podrían compartir acerca de la experiencia de trabajar junto a una figura eminente de nuestro teatro como Javier Daulte? ¿Cuáles son las sensaciones luego de las primeras funciones?

Damián: “Me Gusta” es una muy linda obra, me encanta el hecho de que el autor sea argentino. Me parece que es una comedia maravillosa, muy divertida, pero con profundidad, y eso es lo que más me gusta de una obra y de una comedia, por sobre todas las cosas. ¡Mis compañeras de elenco son geniales! No conocía a Lu Grasso, divina actriz. Sí conocía a Julieta y me encanta como labura, así que me gustó eso. Y después, bueno, el director es como ‘el tilde’ al me gusta, el ‘like’. Nuestra obra está instalada y ya en la boca de mucha gente, porque se replica. Quien ha venido a verla lo comenta y la promociona sin querer, o queriendo, pero sucede. Es una obra de verdad que tiene velocidad y profundidad a la vez, y eso es lo bueno de hacer una comedia compleja y completa.

Julieta: Trabajar con Javier en la dirección es un placer. Yo no había trabajado previamente con él, es una persona adorable y con una energía sobrehumana, tanto laboral como de imaginación y predisposición. Posee la capacidad de ver al otro, una capacidad de mucha concentración y una visión amorosa acerca de las personas con las que está trabajando, y eso logra sacar lo mejor de cada uno, dentro de la propuesta de lo que cada uno es. Eso es muy hermoso. Javier logró a través de ello un código común muy divino.

- “Me Gusta” problematiza el amor de pareja en la mediana edad y se propone como una reflexión loable y perspicaz acerca del amor en los tiempos que corren. ¿Crees que la palabra compromiso ha perdido peso?

Damián: No, no ha quedado atrás en lo que respecta al matrimonio y la familia. Es una manera diferente de ver las cosas y hay que tomar en cuenta a los cambios como tal. Algunos se disiparán y otros quedarán, porque vinieron para quedarse. Entonces, es aceptar estos cambios como vienen y empezar a entenderlo y a decantar los que sí te sirven y los que no te sirven; porque el que te sirve a vos por ahí no le sirvió al de enfrente. Pero existen cambios y hay que tenerlos en cuenta contando con la información precisa.

- A la hora de dar por tierra con viejos tabúes y cuestionar paradigmas arraigados desde generaciones pasadas acerca de las dinámicas de pareja, el texto autoría de Alberto Rojas Apel lleva a cabo un abordaje sumamente arriesgado y rupturista. ¿Coincidís en que no suelen verse en nuestro teatro este tipo de propuestas?

Julieta: Es verdad, es lo que a mí lo que me resultó sorprendente de la obra. Siento que sí hay propuestas teatrales respecto a apertura de parejas o experiencias swingers, pero lo que tiene en particular esta es que lo aborda desde un lugar muy horizontal. Muestra un choque generacional en el cual las dos generaciones se ven con mucho amor, sin soberbia y sin tomar a lo anterior o a lo futuro, o a lo presente, como subestimado. Nadie subestima a nadie, sino que son personas predispuestas al bien y al amor; a escucharse y a que todo sea mejor. Para mí esto es lo novedoso de la obra y lo que la hace accesible, porque siempre hay un temor a lo nuevo o a lo desconocido, a quedarse afuera de la ‘nueva ola’. Y no es así, pasa por descubrir qué es bueno para uno o no es bueno para otros. Que es algo que sucede en la obra, evaluando lo particular de cada caso, y eso es muy lindo.

- El personaje de Julieta le pregunta constantemente al tuyo si están “tan bien como creen que están”, incentivándolo a mejorar. ¿La clave para eludir la meseta es el diálogo y la comunicación? Habiendo transcurrido diez años juntos, ¿es para ellos “conocerse demasiado” una carta a favor o en contra?

Damián: Creo que la búsqueda de querer estar siempre un poco mejor está presente. Lo vivimos con la pandemia, que también dio una clase magistral de lo que es tratar de estar mejor. Las cosas se hacen de a dos, sino no se puede. Existe gente que decide estar en pareja muchos años y combatir de alguna manera esas sensaciones generalizadas de desgaste y resistir ante ello. Y si se decide lo contrario, se está en todo el derecho, totalmente. Cada uno tiene que hacer lo que quiera, al precio de equivocarse, para el lado en que elija. En la decisión que tome uno está el riesgo en acertar o equivocarse, pero para eso está la vida.

- ¿Cuál consideras que es el elemento que despierta mayor empatía en el público a la hora de conseguir la identificación con este tipo de problemáticas de pareja?

Julieta: Creo que la obra tiene un abordaje muy amoroso y esto es lo que la hace accesible a gente de distintas edades, porque no hay una bajada de línea y eso es muy rescatable.

- La obra nos interpela desde el título mismo. Pensamos en el “me gusta” y lo relacionamos directamente con la dinámica cultural cibernética de la vida personal expuesta y observada a través de la pequeña pantalla táctil. Aspecto que se convierte en un elemento desencadenante dentro de la trama. ¿Vivimos tiempos voyeurs inmersos en las redes sociales? ¿El placer pasa por mirar?

Damián: Una sensación que se presenta todo el tiempo en la actualidad es la del placer. Hoy todo funciona porque está dedicado al placer: los vehículos, los hoteles, las cabañas (para nombrar a las mías, ¡ja ja ja!). Pensemos en los lugares, las vistas, los sabores, la gastronomía…todo es placer, y todo está dedicado exclusivamente al placer. Creo que desde los últimos años que hemos pasado, de economías tan arrasadoras con el ser humano, sobre todo en la Argentina -y ahora sucediendo también a nivel mundial- uno busca sensaciones que le den placer. E incluyo ahí el tema de la sexualidad y de la diversidad que hay, hoy por hoy. Cada uno busca su grado de placer, de flotación, de liviandad, de ser parte del todo. Es muy profundo, pero es lo que creo y siento.

- Llega un punto en que la interacción diaria se vuelve rutinaria; algo de lo que nadie escapa y no se pretende demonizar. Ocurrió con Martina y Andrés al comienzo, y vuelve a pasarles junto a Jowy al final: es el “acuerdo de convivencia” que inteligentemente la obra grafica desde el absurdo. ¿Lo disruptivo tiende a diluirse indefectiblemente con el tiempo? 

Julieta: Creo que, por supuesto, las parejas, las relaciones y el tiempo de conocimiento y convivencia establecen cosas que en algún momento se tornan más como una meseta y que siempre es bueno estar despierto para mover, o al menos agitar. Quizás luego se elige lo mismo y uno recontrata. Pero que esto sea con conciencia y no como algo elegido desde la inercia.

- ¿Creen que existe una crisis institucional respecto a la noción de familia y matrimonio? ¿Han quedado atrás determinados mandatos culturales o priman en nuestra sociedad el prejuicio por sobre la apertura?

Julieta: El arte siempre es un reflejo de lo que va pasando en la sociedad claramente, y sí es un momento de cuestionamiento de las estructuras, de la familia y la pareja como institución. Un cuestionamiento a cargo de una generación que no es la mía, pero sí siento que mi generación es una abierta a escuchar y ver otras opciones que no son las preestablecidas.

Damián: La temática, obviamente, alcanza a todos los jóvenes que alguna vez fuimos, porque siempre hubo cambios: la juventud trae cambios y es necesario que la juventud irrumpa de alguna manera. Porque hay gente que lo entiende de manera fácil y simple, y, en otros casos, bajo presión. Somos una generación muy interesante, nosotros, la de los de los años ‘70, porque atravesamos todos los cambios y sufrimos muchos otros. Los cambios de nuestros abuelos a nuestros padres, y teniendo abuelos muy, muy distantes a nuestros padres y muy distantes a nosotros. Llevemos eso a la actualidad y a las formas de vivir el hoy. A mí, siendo varón, también me pasa que he cambiado el concepto de un montón de cosas con respecto a los hijos y la familia. Pero la institución familiar y el matrimonio van a existir siempre.

- Damián, hace veintiún años que no actuabas en teatro, concretamente desde “La Cena de los Tontos” (junto a Adrián Suar, en el Paseo La Plaza). ¿Cómo compatibilizás tu presente actoral con la vida familiar y el proyecto de cabañas que llevás adelante en Córdoba? 

Damián: A la semana de haberme subido a los escenarios ya me sentía en casa otra vez, porque obviamente yo estudié teatro y la memoria aparece rápidamente en el cuerpo y en el ejercicio del escenario. Esa fue la sensación que tuve después de veintiún años de no hacer teatro. Aparte, me empieza a gustar demasiado como siempre. No me costó en absoluto. Sos actor siempre, todo el tiempo, a la hora de trabajar. No hay ningún impedimento que te detenga en cuestiones de actuar, tanto sea en tele o en cine o plataformas, o en el teatro. La actuación es una sola y cambia el escenario, valga la redundancia, pero somos esa esencia, donde estemos.

- ¿Y qué factores evaluás a la hora de elegir subirte a un escenario nuevamente?

Damián: A la hora de elegir un trabajo, primero evalúo la obra, el proyecto o el guion. Si me gusta la historia, me da el tiempo y las ganas, voy para adelante. Son los factores que inciden, teniendo en cuenta también si me cierra en lo económico, que no es lo prioritario. En lo personal, trato de elegir un trabajo que me dé la posibilidad de laburar de lunes a jueves, si hago tiras. O, como en este caso, la maravilla de hacer teatro viernes, sábados y domingos. Algo que me pone muy contento, porque de esa manera compatibilizo.

- Julieta, sos una de las actrices más versátiles y talentosas de nuestro medio. Hace poco disfrutamos del gran suceso generado al estreno de “El Método Tangalanga” (2022, Mateo Bendesky) y fue también muy grato verte en la serie norteamericana “Night Sky” (emitida por Amazon Prime). Asimismo, has explorado tu carrera musical como cantante y compositora, y continuás representado el unipersonal “La Fiebre”. ¿Cómo vivís tu destacado presente profesional? ¿Qué disfrutás en particular de cada una de estas facetas?

Julieta: Me parece que soy muy afortunada en ser convocada en proyectos de naturaleza realmente distinta. Disfruto un montón de cada cosa que hago, casi como si fuesen diferentes oficios o profesiones. Lo siento como una necesidad y siento que la actuación, y cualquier trabajo en sí que necesita de lo emocional, es necesario que se mantenga muy vivo para sostenerse. Yo también necesito el agite y el cambio de propuesta. Y surgen intereses, como por ejemplo la música, que lo hago de una manera mucho menos constante que la actuación, pero que la disfruto por igual. Y me gusta mecharla también, y por momentos surge algo más intenso, y en otros momentos algo más tranquilo. Pero sí siento que para mí está bueno poder ir alternando y que una cosa retroalimenta a la otra.

- Cuéntenos hasta cuándo seguirán con las funciones de “Me Gusta” y cuáles son los próximos proyectos en donde podremos verlos, delante de cámaras o sobre los escenarios.

Julieta: Esperemos que estemos mucho más tiempo haciendo la obra. No tenemos una fecha de caducidad aún…un poco depende de la temporada y del público que tengamos, que esperemos que sea mucho. En lo personal, tengo varias películas por estrenarse “Un Pájaro Azul”, de Ariel Rotter, también “Puán”, de María Alché y Benjamín Naishtat, y “El Salto” de Daniela Goggi. Son todas películas que filmé el año pasado y que son muy hermosas y muy distintas entre sí, así que esperándolas.

Damián: De momento no tengo más proyectos que este, excepto, por ahí, una película que se puede llegar a dar en la costa a partir de septiembre. Pero tomo un trabajo por vez, porque prefiero ganarle calidad a lo que estoy haciendo. Respecto hasta cuándo vamos a estar en cartelera no se sabe, pero supongo que hasta fin de año. Si me guío por lo que vengo viendo de cómo está de espectadores la obra y cómo viene convocando, yo creo que hasta noviembre, fácilmente, estaremos.

author: Maximiliano Curcio

Maximiliano Curcio

Nació en la ciudad de La Plata, Argentina en 1983. Es escritor, docente y comunicador, egresado de la Escuela Superior de Cinematografía

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