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El Viejo Puiggrós
Para nosotros, en los ’70, era “El viejo Puiggrós”, un hombre que nos doblaba en edad y nos sextuplicaba, por lo menos, en conocimientos y experiencias de vida. Siempre me sentí un privilegiado cuando me encontraba en algún acto u homenaje con Delia Carnelli de Puiggrós, su viuda, y ella me contaba mil y una anécdotas de nuestro querido profesor que, como se sabe, militó en el Partido Comunista hasta 1945.
La miopía y ceguera de sus dirigentes más encumbrados con respecto a Perón y al movimiento de masas que se exteriorizaba ese año, lo alejó de allí y lo depositó en la orilla del campo nacional y popular.
Rodolfo Puiggrós nació el 19 de noviembre de 1906, y murió el 12 de noviembre de 1980, en Cuba, a la edad de 73 años -de un ataque cardíaco-, luego de un forzado exilio mexicano al que lo obligó la última dictadura militar, régimen que además asesinó a su hijo Sergio, en 1976.
En la capital azteca ayudó a fundar el Comité de Solidaridad con el Pueblo Argentino (COSPA). En 1977 integró el Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero (MPM), estando al frente de la Rama de Intelectuales, Profesionales y Artistas.
El Viejo, además de ser amigo de Perón, quien prologó uno de sus libros (“El Peronismo: sus causas”), fue maestro de juventudes, profesor universitario, obligada consulta de intelectuales, historiador (su bibliografía asciende a 33 títulos), periodista y ex rector de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires (UNPBA), en 1973, durante el principio del tercer gobierno peronista.
Puiggrós supo adelantarse a sus tiempos y visualizar coyunturas y problemáticas con mucha anterioridad a que sucediesen.
Así por ejemplo en 1977 decía que “los movimientos políticos son como la vida misma. Empiezan siendo pequeños, cometen errores, tropiezan y se caen. Duele. Quizás alguien los lleve de la mano y se vuelvan a levantar, sino, se levantan solos, más fortalecidos y aprendiendo el camino. Que sepan caminar no quiere decir que no vuelvan a caer, pero finalmente crecen y se desarrollan. Nadie sabe más que ellos como dolieron los golpes, nadie más que ellos van a intentar no volverse a equivocar”.
Puiggrós, maestro de juventudes.
Y mucho antes, en 1959 ya afirmaba que “los partidos políticos han dejado de representar a la sociedad argentina. El movimiento de masas se orienta por caminos propios, pero necesita una conducción programática –teórica, práctica, organizativa-, que se desarrolle sobre la base de una honda acumulación autocrítica del Justicialismo”. Un concepto de extraordinaria vigencia actual.
Y ya que estamos en línea con los recuerdos que no han perdido su importancia, recupero del olvido, este, que data del 17 de junio de 1958, pero bien podría ser del año 2024 sin cambiarle una coma.
Lo escribe Puiggrós y se titula “Disfrazan de lobo imaginario al Estado para paralizar el progreso social argentino”. Apareció en la revista Que N° 186, en Buenos Aires. La temática gira alrededor de la importancia que guarda el Estado como fundamento de la soberanía nacional de un país. Cierra la nota con estas palabras: “Vivimos un momento de transición. El pueblo, que hace la historia, no se hipoteca nunca al pasado y renueva su confianza en la medida que se ve expresado en una política que sienta suya y del país. Desde hace treces años se define, con reiterada insistencia, por un programa claro de independencia económica, soberanía política y justicia social. Bastará que los hombres de Estado recojan ese programa y lo apliquen en su plenitud y sin reservas para que la Argentina en germen se convierta en Argentina concreta, popular, soberana y libremente encaminada hacia un porvenir glorioso”.
Puiggrós con Ignacio González Janzen.
Sus restos mortales volvieron a la patria recién en marzo de 1987. Y antes, en junio de 1985 su archivo enviado desde México, fue secuestrado en la Aduana del puerto de Buenos Aires por el juez federal Miguel Ángel Pons, por ser “material presuntamente subversivo”; evidentemente Puiggrós, molestaba aún después de muerto... o tal vez querían hacerle un juicio “post mortem” por ser un hombre fiel a sus principios de luchar en todo momento y en todo lugar por una Patria Justa, Libre y Soberana, la Patria Socialista.
Postdata: cierro la nota con un toque de humor.
Mi amigo Eduardo Astiz, ya fallecido, militante peronista y montonero, (familiar del indeseable ex oficial de la marina de guerra, Alfredo Astiz, que secuestró monjas e integrantes de Madres de Plaza de Mayo que luego serían asesinadas), me contó a través de un correo electrónico, que cuando él en 1980, con Miguel Bonasso y Jaime Dri formaron “Montoneros 17 de Octubre”, lo fueron a ver en más de una ocasión, para convencerlo de la escisión y sumarlo.
Los recibió y escuchó sus planteos. Pero no se movió ni un milímetro de donde estaba ideológicamente posicionado adentro de la organización primigenia.
La anécdota risueña es que cuando los tres caían para conversar, Puiggrós “sacaba la botella de whisky que él ya venía chupando desde hacía rato, para convidarnos y nos decía, ya llegaron Hus, Lutero y Calvino”: o sea los tres que en su momento histórico cuestionaban a la Iglesia Madre. ¡Un genio el Viejo!
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