La reelección de Perón
El año 1951 en Argentina, fue muy especial en el plano político. Esos cinco años de gobierno justicialista que comenzaron en 1946, habían otorgado al pueblo un nivel de vida superlativo, jamás alcanzado con anterioridad en toda su historia.
Correspondiéndose con esa nueva realidad de bonanza, cinco millones de trabajadores expresaron a través del secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) –José Gregorio Espejo- que Perón debía tener la posibilidad de ser reelecto en su cargo. Y así fue.
Luego de un arduo debate en las cámaras legislativas, el presidente en ejercicio, Juan Domingo Perón, fue habilitado para presentarse nuevamente a las elecciones presidenciales de ese año en busca de su reelección.
Por otro lado, pero en el mismo sentido, el 22 de agosto de 1951 se produjo el Cabildo Abierto del Justicialismo. Una multitud reunida en la avenida 9 de Julio pide la candidatura a vicepresidente para Eva Perón. El 31 de agosto, la presión de la Iglesia y la FF.AA. se hace sentir y Evita lleva a cabo un renunciamiento que será histórico y motivo de conmemoraciones posteriores por la militancia partidaria.
Un hecho grave ocurre el 28 de septiembre de ese mismo año. Se produce una sublevación militar contra el gobierno constitucional, encabezada por el general Benjamín Menéndez, y que es derrotada por las fuerzas leales al gobierno nacional. Pero ya se trata de un aviso, de que esas fuerzas minoritarias ante la imposibilidad de acceder al poder por el voto, buscan atajos anti democráticos y autoritarios. Y también se comprobará años más tarde, salvajes y sanguinarios.
Ante un nuevo aniversario del 17 de Octubre, una plaza de Mayo repleta escucha por última vez a Eva Perón (en su última aparición pública multitudinaria), quien a través de un emocionado discurso y sabiendo que le queda poca vida, dirá a sus Descamisados “Yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”.
Conocida ya la fórmula Perón-Quijano y la fecha eleccionaria; el 31 de octubre de 1951 el propio Perón en su deseo de que los comicios resultaran transparentes y legítimos desde todo punto de vista, resuelve no presidir el acto electoral y en esta fecha mencionada, delega el mando.
Por fin llegan las elecciones. Son el 11 de noviembre de 1951. El peronismo arrasa. Su candidato, el propio Perón, suma 4.745.168 voluntades que representan el 62,49% de los votos emitidos. La oposición, con dos millones cuatrocientos quince mil setecientos cincuenta sufragios, solo alcanza el 31,81 % de los votos.
Cabe acotar y es un dato de suma importancia que es la primera vez que las mujeres de toda la República pueden votar, elegir y ser elegidas. Eso lleva a un dato y una anécdota.
El dato: que se registraron los más altos porcentajes de votantes dentro de la historia política argentina de todos sus tiempos.
La anécdota: la frase risueña de Perón al saberse reelecto por amplísimo margen, cuando dijo: “La primera elección la gané con el voto de los hombres, ahora la gano con el voto de las mujeres y la próxima la ganaré con el voto de los niños”.
Y fue así nomás, si se recuerda que esos niños, ya creciditos, y luego de 18 años proscriptivos, fueron los que enfrentaron a la dictadura del general Lanusse, impusieron la consigna “Luche y Vuelve” en todo el país y el 11 de marzo de 1973 le dieron otro triunfo electoral al peronismo, que resultó histórico.
Volviendo a los hechos. El 1° de mayo de 1952 –ya reelecto y en funciones- Perón inauguró el 86° período ordinario de sesiones del Congreso Nacional. Parte de su discurso a los presentes, fue de este modo:
“La justicia y la libertad no se regalan. Se conquistan, se defienden y muchas veces hay que morir por ellas. Yo invito a vuestra honorabilidad, que inicia hoy una nueva etapa legislativa para un nuevo gobierno peronista, y en vuestra honorabilidad invito a todos los argentinos a proseguir conmigo la lucha que tenemos empeñada.
Y me permito reiterar en esta solemne ocasión mi llamado de 1946. Con las mismas palabras de entonces, como para que repetidas queden en el aire de la patria y golpeen en el alma de los argentinos hasta que se cumplan todos nuestros ideales:
Quienes quieran oír que oigan, quienes quieran seguir que sigan, mi empresa el alta y clara mi divisa; mi causa es la causa del Pueblo y mi guía la bandera de mi Patria”.
Sigamos conectados. Recibí las notas por correo.