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“Nuestro objetivo político es revertir la frustración”
Fotos: Prensa Quilmes Gobierno
“No estuvo dando muchas notas. Pero me dijo que esta quería hacerla”. Daniel, el jefe de prensa de Mayra Mendoza, espera con nosotros que llegue la intendenta de una recorrida que está haciendo en el barrio La Paz, en Quilmes Oeste. En las últimas semanas el municipio tiene ese color propio de las campañas electorales. En la calle se ven carteles de Mayra con el candidato presidencial de Unión por la Patria Sergio Massa, con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y con el gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof. Es una foto que fue tomada en la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner, en Salliqueló.
Faltan nueve días para las PASO.
El edificio municipal es un hervidero de gente. Hay algo vivo, activo que se huele ahí. Estamos en una sala de reuniones con una mesa blanca larga, con sillas blancas, que en un rincón tiene las cuatro banderas que utilizan para actos oficiales: la nacional, la bonaerense, la de Quilmes, y la Whipala. Daniel nos comenta datos del municipio, cómo está conformado el equipo de comunicación, y algunas referencias al vínculo que tienen con los medios de comunicación, que insisten en estigmatizar esta gestión.
Porque Mayra tiene todos los componentes de una identidad que es construida social y hegemónicamente como negativa: es mujer, es joven, es intendenta de un municipio del conurbano bonaerense, es kirchnerista, y es camporista. Y no se desmarca de ninguno. Por el contrario, los exalta. Tiene un tatuaje gigante de la cara de Néstor Kirchner en el brazo. Va a fondo. Siempre para adelante, como el lema que eligió para su campaña.
Cuando llega, nos saluda y nos invita a pasar a su despacho.
“Vamos acá así les muestro el tablero de gestión”. Arriba de su escritorio hay una bolsa con un regalo. Le dice a una de sus secretarias que es para que se lo lleven a alguien que acaba de ser madre.
Hay una suerte de living pequeño, bañado de luz natural, que ingresa del lado de la ribera. En uno de los sillones, cuelga un tapiz que en letras de colores tiene bordada la frase Con ternura venceremos. “Es una frase que me cierra”. También se ven cuadros de Néstor y Cristina. Un collage con fotos de Mayra con niños y niñas. Libros, adornos que cuenta que le obsequian cada vez que se acerca a un lugar. Sobre la mesa queda apoyado un collar de hilo encerado que seguramente trajo de la feria que acaba de recorrer.
“Estuve con vecinos que te hacen distintas demandas, en parte porque saben que efectivamente dimos respuestas, y también hay otros planteos, que todavía hoy cuesta revertir, que tienen que ver con la frustración”. Mayra explica que hoy no tiene certezas acerca del cauce que tomará en la elección esa frustración, de lo que todavía no se pudo, de las desigualdades históricas y palmarias, de los problemas económicos estructurales que atraviesa el país que, se sabe, impactan diferencialmente en los barrios populares.
¿Cuáles son las herramientas que tiene a su disposición un municipio para generar un colchón frente a esas problemáticas?
“El municipio se tendría que encargar del alumbrado, el barrido y la limpieza. Pero eso ya está completamente desvirtuado. Te encargas de esos aspectos, pero necesitás también articular con Provincia y Nación para potenciar, por ejemplo, el entramado productivo de tu distrito, que quedó muy golpeado de los años del macrismo. Hablamos de insumos, importaciones y créditos de parte de una banca pública que hoy por suerte está al servicio del mundo pyme”.
A Mayra le acercan un termo (con mucha iconografía K) y un mate, que no tocará en toda la entrevista, no por falta de ganas, sino porque tiene la concentración puesta en sus palabras y definiciones sobre su gestión y militancia.
“Armamos un Punto Pyme, para atender las necesidades del sector, y entre otras iniciativas, sancionamos una ordenanza que te otorga un beneficio impositivo si contratás mano de obra local, de la zona. Se trata de políticas públicas municipales pensadas para dar una mano en el marco de una situación económica complicada”.
Se torna entonces evidente la diferencia entre la creatividad militante y la administración de un tecnócrata.
“Si no tenés sensibilidad, no lo podes hacer. Hay que formarse, estar capacitada, pero también lo tenés que sentir. Si no, a la larga, se nota. Nosotros, por ejemplo, abrimos una oficina de empleo, que no existía, la pusimos en un lugar visible y empezamos a articular con distintos actores de la comunidad”.
Mayra se pone de pie y camina hasta una de las paredes laterales del despacho, donde hay empotrada una pantalla de más de cincuenta pulgadas. Allí funciona lo que ellos denominan “El tablero de la gestión”, un software interactivo desarrollado a medida para monitorear los ejes más importantes del gobierno. Una de las secciones la denominaron “Compromisos de gestión”. Cualquiera puede acceder desde la web institucional de Quilmes Gobierno (https://quilmes.gov.ar/compromisos/index.php).
“Nosotros no hacemos promesas, asumimos compromisos”, plantea. Esos compromisos surgen del diagnóstico que realizaron sobre las necesidades del municipio, y que se revalidan en los Foros de Gestión y Participación Ciudadana que se hacen a diario, en una convocatoria abierta a que la comunidad exprese sus demandas. El porcentaje de cumplimiento de cada uno de esos compromisos se puede revisar a través de este sitio, y acá hay algunos números:
Asfaltar 800 cuadras (con hormigón, no sobre la tierra) para conectar el oeste y el este del distrito (hoy están en 99 por ciento de efectividad); duplicar la flota de camiones recolectores de residuos (llegaron al 100 por ciento); limpieza estructural de los arroyos (100 por ciento); construir el Complejo socioambiental Ecoparque Quilmes (67 por ciento); capacitar en materia de género al personal municipal (64 por ciento); construir una nueva estación de tren en Ezpeleta (60 por ciento); colocar luminarias en la vía pública con luces LED (100 por ciento).
“Las luminarias LED es una política que pone en igualdad a todos los vecinos de Quilmes”, plantea la jefa comunal, y el gráfico lo vuelve evidente: las líneas amarillas son las luces que se encontraron al hacerse cargo de la gestión (una hilera muy angostita, tímida, dispersa), y los puntos violetas (desplegados por todo el mapa de la ciudad), las LED de su gestión.
“Arrancamos por este triangulito –y lo señala en la pantalla- que se llama Barrio Los Euca, en Solano, el límite entre Varela y Almirante Brown, que nunca en la historia fue tenido en cuenta, nunca llegó ahí la política pública, y arrancamos por ese barrio porque nuestro objetivo político es revertir la frustración, o recuperar el autoestima, como decía Néstor”.
Otro ejemplo: 'La recolección de residuos era un problemón en Quilmes. Había microbasurales en cada esquina. Asumimos el compromiso de duplicar la flota de camiones. Hoy tengo cuatro veces más. Cuando llegué había trece camiones y hoy tengo cincuenta y tres. Antes no existía que un vecino pudiera saber en qué horario pasaba el camión por la puerta de su casa. Quizás en CABA es común, tener pavimento, una luz, y que pase el camión. Acá no”.
Ante la pregunta de cuál es el principal hito de estos primeros cuatro años de gobierno, y cuáles son los desafíos que quedan pendientes para un nuevo mandato, Mayra es contundente: profundizar lo hecho. Las bases están puestas, pero la transformación se da cuando tenés continuidad, asegura. “Se lo ve Avellaneda, en Berazategui, y esperemos que podamos hacerlo acá también”.
Mil obras no es un eslogan, sino un hecho, o mil, que se realizaron en los últimos tres años y medio. Ahora es el pueblo quilmeño el que tiene la palabra, por medio del voto.
“Queremos demostrar que hay un proyecto serio de trabajo porque hasta ahora en Quilmes solo hubo aventuras y espasmos. Nosotros entendemos que no hay ciudadanos de primera y de segunda, estamos poniendo en línea de igualdad la infraestructura de los barrios. Si la mayoría del pueblo de Quilmes valora nuestro trabajo, tendremos continuidad”.
A la hora de rescatar un hito de gestión, le cuesta elegir. Tira los ojos para arriba, piensa, duda. “En términos generales, creo que es ver a Quilmes como un lugar más lindo y digno de ser vivido, me gratifica porque sé que las nuevas generaciones ya tienen un lugar mejor que el que me tocó tener a mí”.
Mayra tiene cuarenta años, como la democracia, y ya cuenta con una larga carrera política con responsabilidades institucionales. A mediados de 2009 fue nombrada gerenta de Relaciones Institucionales de la ANSES, durante el primer gobierno de Cristina. En 2011 asumió una banca como diputada nacional, por la provincia de Buenos Aires, y revalidó su cargo en 2015. En 2019, ganó la intendencia de uno de los distritos más populosos del Conurbano. Además, aparte de ejercer el gobierno en Quilmes, es la referente principal del armado de Unión por la Patria local, y también ejerce el cargo de presidenta del Partido Justicialista de ese municipio.
Cuando nos situamos en el terreno electoral, comentamos que la posibilidad de que Wado fuera candidato a presidente despertó una ilusión muy potente en la militancia. “Qué decirte, imaginate. Wado es un compañero, un hermano”.
A la militancia de base, en un principio, la definición de ir con Massa le costó, provocó desconfianza, incluso desazón. Pero en términos generales, esa espuma decantó y hoy existe otro nivel de acompañamiento por parte de la militancia más orgánica. Sin embargo también suceden episodios como la expulsión de Amado Boudou de la agrupación Soberanxs, por su postura de apoyo a la candidatura de Massa.
“No estoy de acuerdo con la cultura de la cancelación, que si no piensan como yo lo echamos, eso es bien de derecha. Nosotros somos otra cosa. Sentémonos y discutamos, porque aparte, quien tiene la última palabra, es el pueblo”. Hace unos días se juntó con cincuenta pastores evangélicos que no desconocen su postura respecto del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Lo habló con ellos. Se respetan, se escuchan. La pluralidad de ideas, el debate, es un ejercicio democrático, dice.
Con respecto a Massa, Mayra no duda: “era necesario un candidato de unidad”. Y lo justifica así: “En este contexto, con tantas familias que aún tienen la vida muy complicada, lo cierto es que llevarle los problemas de la política a esas personas, era una irresponsabilidad absoluta. Hoy somos un frente electoral y la candidatura de Sergio es lo que amerita este momento histórico. Tiene el aplomo y el conocimiento del Estado para la etapa que sigue. Confío mucho en él. La garantía es contar con un programa de gobierno, eso es en definitiva lo que ordena”.
Músculo militante
Mayra fue la primera mujer de La Cámpora en llegar a un lugar de conducción. No fue fácil. Hubo dificultades, muchísimas. Pero nunca se victimizó, y eligió dar la discusión para que otras compañeras no tuvieran que recorrer el mismo camino, sinuoso, empinado.
“La organización no está escindida de la sociedad en su conjunto. Vivimos en una sociedad patriarcal con un sistema que es muy cruel y que necesita ser repensado, rediseñado, deconstruido. En eso estamos”.
Hoy La Cámpora cuenta con una representación paritaria en los ámbitos de conducción, no sólo de géneros, sino también federal. Muchas compañeras reconocen a Mayra como una referente fundamental de esa construcción hacia la igualdad. La potencia disruptiva de Néstor primero, y después de Cristina, la convocaron a no callarse la boca. “Siempre hice planteos respecto al machismo que identificaba en ciertas prácticas. Luego de muchos años pudimos conformar el Frente de Mujeres y los compañeros con responsabilidades tuvieron diferentes instancias para poder verse a través de la mirada de las compañeras, y poder escuchar las dificultades que a veces una transita en ámbitos que tienen que ser seguros. La militancia tiene que ser un ámbito seguro para todos, todas y todes”.
El cuidado integral del militante es una responsabilidad política, dice Mayra. Y en ese sentido, también como parte de las narrativas que los feminismos lograron trazar, subraya que el sacrificio y el dejar la vida por un proyecto “no tiene que ver con no dormir, no comer, vivir fumando, nerviosa...ese es un lugar poco inteligente. Yo hago ejercicio, me alimento lo mejor que puedo, y descanso. Porque tengo que estar a pleno el tiempo que me amerite trabajar y pensar”.
Formarse para gobernar
Le proponemos a Mayra que se imagine al frente de un plenario con militantes que se vienen formando para gobernar sus municipios. Qué les diría. “Tenemos que representar. Tenemos un proyecto de país claro, experiencias vividas con los años de gobierno de Néstor y CFK, y tenemos que ser quienes nos destinemos a representar esas ideas”. Vuelve a subrayar la importancia de una construcción política. “Esa representación amerita una organización, una construcción colectiva diferente, porque también planteamos una transformación en la política, que no puede ser cruel, ni profundizar las desigualdades, sino tener principios, valores“.
Mayra recuerda que la política es la transformación de las realidades injustas, y que “eso se hace de cara a la gente que no nos conoce, que no piensa como nosotros, que está mediatizada, y que se toma la jarra loca del odio y la mentira y te dicen cualquier cosa”.
Los puestos claves de la gestión de gobierno están a cargo de compañeros y compañeras de la militancia del distrito. Lo mismo en la jefatura de Gabinete, pegada al despacho y sala de reuniones de la intendenta. Son todos jóvenes. Aparte, para gobernar, ella cuenta con una serie de equipos técnicos, fundamentales para la gestión de cada una de las carteras del gobierno local: salud, educación, seguridad, ambiente, mujeres y diversidades, servicios y obras públicas.
Esa jarra local del odio que menciona la intendenta se llena todas las semanas de la mano del sistema de medios opositor, que desde el día uno de su gestión, la eligió como centro predilecto de sus operaciones.
“Hay momentos muy difíciles, pero no se me cruza rendirme o quebrarme, al contrario”. Plantea que hay que profundizar, ir más fuerte, y “saber que en esta elección no solamente estamos tratando de poner en valor el trabajo que se hizo, sino también dando una discusión política de que el pueblo te puede elegir más allá de que los medios te maten”. Lo dice en este parate, en su despacho, en plena campaña, y con una agenda apretadísima de actividades. La secretaria asoma la cabeza por la puerta y le avisa que tienen que salir para un almuerzo.
“Hay que poner el cuerpo, hablar, y eso lleva mucho tiempo. No lo podés hacer sola, necesitas militancia organizada y una construcción colectiva”. Ella lo tiene muy claro: no hay proyecto local sin proyecto nacional. Por eso, sabe que se torna fundamental que en su municipio el pueblo acompañe su gestión, también la de Axel Kicillof, y que apueste una vez más al peronismo a nivel nacional.
Antes de terminar la entrevista, y ante la pregunta acerca de la capacidad recaudatoria de un municipio, Mayra se pone la camiseta bonaerense. “Tenemos una recaudación que me permite cubrir la masa salarial. Nada más y nada menos. Pero yo no podría poner ni una luz si no recibiera presupuesto. No tengo para gastos operativos”. Ahí aparece la coparticipación. Lo que le falta a PBA para que los municipios puedan desarrollarse, es lo que está concentrado en CABA. El presupuesto por habitante que tiene Larreta es quince veces más al de Quilmes. “Esa es una discusión que hay que dar con la ciudadanía”. Y ya de pie, a punto de despedirse, sostiene que “nuestra única carta es el poder popular, porque el poder fáctico no va a estar nunca con nosotros. No somos la representación de un proyecto de poder, sino de dignidad popular”.
Para el cierre, le pedimos unas palabras sobre Cristina, presente en todas sus formas en el despacho, la gestión de Mayra y la militancia que la acompaña.
“Es lo más grande que hay. En el 2021 me operaron y ella fue a visitarme, y en los días más difíciles recuerdo lo que ella me dijo, dándome fuerzas por todos lados, diciéndome que la responsabilidad, la vocación y todo lo que tenemos que atravesar no me tenía que degradar físicamente”.
Hay abrazos, agradecimientos y felicitaciones, porque Mayra sintetiza el objetivo de toda una generación: militar para gobernar y defender el interés nacional.
En los tres pisos de la Municipalidad, a las dos de la tarde, la actividad sigue siendo intensa. Nos cruzamos con varios trabajadores municipales enfundados en sus camperones violetas, el color distintivo de la gestión. Afuera, el sol se desparrama por las casas bajas y los fondos de los terrenos. Antes de subir a la Autopista Buenos Aires - La Plata, nos cruzamos varios afiches de Mayra, que sonríe, contagia esperanza, y empuja a ir siempre para adelante.
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