Política Historia

Caseros: una diagonal entre Mitre y Larreta

La Batalla de Caseros, de la que por estas horas se cumple un nuevo aniversario, sirve para reflejar que la disputa por dos modelos de pais –en parte representado por la disputa entre el porteñocentrismo y las provincias- nace inlcuso antes del surgimiento del peronismo, el gran cuco argentino.

La batalla del Palomar de Caseros

El 3 de febrero de 1852, a la vera del arroyo Morón, en el Palomar de Caseros, se desplegó una de las batallas con más soldados de América en el siglo XIX: 25 mil hombres, distribuidos en un ejército multinacional y otro nacional. El Ejército Grande, al mando de uno de los hombres más ricos de la Confederación Argentina y del Litoral, Justo José de Urquiza, estaba integrado por uruguayos, brasileros, entrerrianos, correntinos y liberales porteños como Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento. Los federales obedecían ordenes del brigadier Juan Manuel de Rosas.

Es una incógnita la explicación de por qué la batalla duró solo un par de horas y en sus campos quedaron unos mil cuerpos, tendidos durante días, siendo alimento de chimangos y otras aves de rapiña.

En la escuela nos enseñaban la cantidad de soldados, caballos, las armas, y repetir la fecha y la batalla de memoria, pero ¿qué dos proyectos se enfrentaron? Y en definitiva, ¿qué nos dice hoy la batalla de Caseros, qué representa?

Las bocas de los cañones disparan capitalismo

Sin caer en anacronismos podemos intentar el siguiente esquema: el mundo giraba hacia una segunda revolución industrial, y el sistema económico que hegemonizaría esta transformación sería el capitalismo.

Rosas y Urquiza eran defensores ambos de intereses portuarios, aunque Don Juan Manuel contaba con el puerto de Buenos Aires, como ingreso de todas las exportaciones, quedándose la provincia con una suculenta renta. Urquiza, quería el puerto del litoral y la libre navegación de los ríos para comerciar con los buques extranjeros, sin que pasaran por Buenos Aires. Aunque dos proyectos económicos peleaban en la verde pradera de Caseros, Rosas lo hacía por la hegemonía del puerto de Buenos Aires y un proyecto mercadointernista, que beneficiara a las industrias regionales (ese intento es la Ley de Aduanas (1835), que fija impuestos a los productos extranjeros, Urquiza apostaba al modelo agroexportador, de “desarrollo hacia afuera”, comerciar con el exterior, para beneficio de las burguesías locales, y el capital extranjero, sin una mirada en el comercio local, un modelo de liberalización económica.

En lo político, la derrota de de Juan Manuel de Rosas, significaba un nuevo tiempo, ya sin un caudillo de mando enérgico, y una organización de una República, con la Constitución como muestra cabal de aquella organización. Eso exigía el capitalismo mundial, para ingresar al sistema económico, el mundo exigía la conversión de la Confederación Argentina, hacia un moderno Estado-Nación. Además, los países centrales interesados en comerciar, ya a escala global, a partir de una nueva revolución industrial, precisaban de canales

Mitre-Larreta: burguesía porteña de ayer y de hoy

A los liberales argentinos que integraron las filas de J.J de Urquiza, les bastaría tres meses para que junio de 1852 rechazaran el proyecto federal de Urquiza, y ser Buenos Aires la primera provincia que no firme los pactos de organización, que se rebele, y rompa con la Confederación urquicista. El caudillo entrerriano cometió el error de tomar las rentas de la aduana de Buenos Aires, nacionalizar los recursos aduaneros, que también eran de las provincias, no exclusivos de Buenos Aires.

¿Qué sucede en la actualidad cuando se intima por ley a coparticipar a la Ciudad de Buenos Aires, y que la renta sea más equitativa para las provincias?, ¿vuelve a perder el federalismo una vez más? En la actualidad se sublevó el jefe de gobierno de la CABA, al grito de “la ciudad no va a resignar sus recursos”, y hasta mencionó un quiebre institucional, es un clásico de la derecha ampararse en la Constitución y las instituciones, para defender sus intereses.

Por aquellos tiempos Bartolomé Mitre y Dalmacio Vélez Sarfield, en el parlamento porteño alegaban ¿Cómo Buenos Aires va a ser esquilmada?, y Mitre escribìa en las acaloradas jornadas de junio de 1852, ya con Buenos Aires sublevada contra Urquiza:

Buenos Aires la única base posible de un gobierno general, el único centro de donde podría partir un impulso vigoroso y una inmensa masa de recursos puestos al servicio de la comunidad”.

Es interesante pensar esto, sin intenciones de anacronismo, los argumentos porteños de ayer y de hoy, ayer el mitrismo consideraba “la inmensa masa de recursos” patrimonio de Buenos Aires, cuando era del interior. Hoy el larretismo percibe que resigna recursos, cuando tampoco son estrictamente de la ciudad-puerto, sino le corresponden a las provincias.

Por último la derecha liberal que se alió a Urquiza para derrocar a Rosas, tras una conspiración, el 11 de Septiembre de 1852, se sublevaría para dar un golpe de Estado contra J.J de Urquiza. Ahí estaba el propio Mitre, la libertad y las instituciones, ya no importaban si el caudillo entrerriano beneficiaba a las provincias. Los cañones de Caseros volvían a tronar a favor del librecambio, y de un proyecto centralista, la balacera esta vez era bien porteña.

author: Matías Escot

Matías Escot

Docente de Historia y aficionado a la literatura. Profesor en escuelas públicas y privadas. Creador del sitio web www.relatosdelsur.com. Participa del proyecto Pensar el Pasado en la Escuela del Futuro, en la Universidad Nacional de Quilmes.

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