
Los Charrúas están de fiesta
“Nada grande se hace sin alegría”.
Arturo Jauretche
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El Club Atlético Central Córdoba de Rosario está situado en pleno corazón de “Tablada', un barrio populoso de la zona sur. Fue fundado el 20 de octubre de 1906.
Cabe destacar como máximo éxito en la historia del club, la Copa Beccar Varela, de 1933, en la que se consagró como el primer campeón del interior del país de una copa nacional en la era profesional de la Asociación del Fútbol Argentino (1931-presente). Desde agosto de 2013, Atlético Central Córdoba de Rosario juega en la Primera C, cuarta división para los equipos directamente afiliados a la Asociación del Fútbol Argentino.
El estadio de “Los Charrúas' hasta 1969 no tenía nombre, pero el 7 de noviembre de aquel año se lo bautiza “Estadio Gabino Sosa”, en homenaje al exfutbolista del club quien diera tanto por la camiseta. Vale recordar que en la ceremonia del bautismo del estadio, el asistente de lujo de esa ocasión era el “Negro” Gabino Sosa, teniendo de este modo un homenaje en vida a quien termina falleciendo en 1971.
Las primeras tribunas del estadio fueron inauguradas a principio de la década de 1920. Posteriormente en abril de 1931, construyó una tribuna de tablones más grande.
Luego de obtener en 1957 el ascenso a la Primera División, las autoridades de la Asociación del Fútbol Argentino le exigieron al club la ampliación de la capacidad de su estadio para que pueda ser utilizado en los partidos de dicha categoría. El mismo quedó inhabilitado por no reunir las condiciones exigidas y por esa razón, y algunas más, en 1958, “Los Leprosos”, Newell's Old Boys, el club del Parque Independencia, fiel a su identidad solidaria, le cedió su estadio para que pueda disputar sus encuentros.
A “Los Leprosos' y “Los Charrúas' no sólo los une este acontecimiento de reciprocidad y hermandad entre instituciones, sino también un boulevard llamado 27 de febrero, que divide el macrocentro rosarino de la zona sur.
En Rosario circula un mito: de la 27 de febrero hacia el sur nadie pasa, es zona de peligro.
No saben lo que se pierden: acá en el sur de Rosario, en los barrios populosos, reina la alegría y la solidaridad, no estamos tristes y si en algún momento lo estamos, siempre está el otro para sostener, porque acá, en las periferias, en los barrios, en donde algunos quieren hacer creer que gobiernan las balas, no nos han vencido. Porque como decía Arturo Jauretche “combativos alegremente, seguros de nuestro destino y sabiéndonos vencedores a corto o largo plazo'.
Hoy el barrio de “Tablada' esta de fiesta, porque el fútbol no es sólo fútbol, sino esa herramienta popular y sobre todo política, que por medio de la alegría como decía Arturo Jauretche, pero también por medio del sufrimiento como motor, hacemos hazañas, cosas grandes, como la de ayer en San Nicolás, provincia de Buenos Aires.
Acá en los tablones del Gabino Sosa, todo sigue igual. Porque ese centro que son los jugadores, no existe sin las tribunas, sin los bombos, sin los pibes colgados de los trapos. “Los Charrúas” son una comunidad, siendo su definición “un conjunto de personas con un interés en común, o varios en común”. Aquí el interés es compartido, es el “registro del otro'. Quien desee ingresar al Gabino Sosa, observa enseguida la solidaridad, el trabajo colectivo y el juego. La solidaridad entre institución, socio y no socio, e incluso con el rival, que no es un enemigo. El trabajo colectivo, desde el que corta el pasto hasta los pibes que cuelgan los trapos, es toda una procesión que invita al deseo colectivo. Y, el juego, debajo de los tablones con los niños sentados en ronda o jugando al fútbol, entre bombos y banderas que flamean la imagen de Ernesto Guevara de la Serna “Che”, la número 5 del ídolo del club “Trinche' Carlovich y la de nuestro héroe colectivo, Diego Armando Maradona.
Nuestro Diego que eligió y vistió la camiseta de “Los Leprosos' y que también se animó a elogiar al ídolo de barrio “Tablada', Tomás Felipe Carlovich, “Trinche'. Quizás, nuestro héroe colectivo, observó un denominador en común entre “Los Leprosos' y “Los Charrúas”: el color rojo, el color de la pasión.
En esto deseo profundizar, en estos símbolos políticos que flamean en los tablones del Gabino Sosa, Ernesto Guevara de la Serna y Diego Armando Maradona. Nuestro ídolo rebelde se respira en los tablones del Gabino Sosa, acá no hay lugar para las Sociedades Anónimas Deportivas, y sí para el socio y no socio y cualquiera que quiera compartir un encuentro colectivo. Los jugadores y los resultados no interesan, acá hay otra cosa. Yo, lo llamo amor. A-mor etimológicamente significa “vivir sin muerte”. Y puedo asegurar que “Los Charrúas' viven sin muerte. La cancha, los bombos y los trapos es un momento de procesión, de encuentro.
Quizás, para olvidar tanta pérdida que generan en el barrio otros sectores de la sociedad, que se materializa con sonidos de balas y muerte. Quizás, la pérdida primordial del objeto “a” que plantea Jacques Lacan. No sé, pero el único nombre que le puedo poner a este encuentro es amor.
La previa de la procesión comienza desde horas tempranas antes del inicio del partido. Los hinchas del Charrúa se convocan en diagonal al Estadio Gabino Sosa, a unos 100 metros, en la mítica plaza Ernesto Guevara de la Serna “Che'. Ahí entre bombos, vino, choripán, frases del che y hasta una estatua del legendario revolucionario, comienza la procesión “Charrúa'. A medida que la multitud se agolpa en la plaza comienzan los cánticos, para luego ingresar al ritmo de la marcha peronista con “el matador, el matador, el matador, el matador”.
Hoy la procesión en el barrio de “Tablada' es más larga, espera sin apuros por el ganador del cruce entre Platense e Independiente Rivadavia, sin fecha definida, como el resto de partidos de 16avos de final de la Copa Argentina. Este eterno esperar en el barrio de “Tablada' es una alegría. Y, como decía Arturo Jauretche “nada grande se hace sin alegría”.
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