Fotos: Pigu Gómez
Natalia Villamil, próxima a estrenar "Flores Muertas" en el Teatro Cervantes, escribe y dirige el unipersonal “Clandestina”, el cual surge a partir de la novela “Malnacidos”, concebida durante 2020. El mismo fue estrenado en el Complejo Teatral de Buenos Aires, durante la programación oficial 2024, y arriba a Espacio Callejón, para su segunda temporada, con funciones los días viernes.
En clave de monólogo no tradicional, esta historia nos revela un secreto de absoluta intimidad, compartiéndonos por medio de detallados episodios la reconstrucción de un cuerpo en función a un momento bisagra en la vida de la protagonista. Ella es Marta, quien no dejar de pensar, y pasa noches y días enteros rumiando. Nada parece ampararla, qué hacer con ‘el escarabajo’ la ahoga. En un entorno rural, pueblerino, un relato cobra forma desde la marginalidad.
Guadalupe Otheguy está a cargo del tratamiento sonoro de la obra.
El agujero dentro suyo es semejante a uno gigantesco hecho en la tierra, el cual parte –literalmente- su vida en dos. Carente de caricias, tampoco sabe dar afecto; acostumbrada a manejarse con la fuerza de la cintura para abajo, emprenderá un derrotero de dimensiones existenciales, porque el suelo que la sostiene ni siquiera puede contenerla: no traga ni una sola lagrima. Un grito perfora la noche, mientras Marta es condicionada por la proyección del deseo de otros. Aunque, en realidad, ella quiera terminar de una vez por todas.
El conmovedor diálogo que establecen dos voces y una guitarra (a cargo de Guadalupe Otheguy) ilustra un tratamiento sonoro y musical que entrelaza lenguajes para hipnotizarnos con instantes de pura magia teatral. Con notable sensorialidad, se nos describen climas y paisajes, con tal detalle que hasta podemos sentir el viento que azota sin tregua. También, ciertos pasajes más sórdidos, que permiten perversiones ambidiestras en un oscuro callejón.
La presente es una brillante obra que nos habla acerca de la elección de maternar o no; también de pérdidas irreparables, de fantasmáticas presencias y de decisiones sobre el propio organismo. A lo largo de una intensa hora de duración, “Clandestina” se ofrece como un retrato desangrado y polvoriento, sumido en recuerdos de agujas y heridas, de furia y más bronca que sosiego; de la prevalencia de una muerte capaz de torcer todo designio.
Blanco, prolífica, y formidable.
La descomunal Belén Blanco, actriz de prolífica trayectoria en nuestro medio, lleva a cabo una formidable labor. Un tour de force corporal, gestual y emocional en extremo complejo, mediante el cual coloca su instrumento al servicio de un texto atravesado por un dolor y una tragedia ancestrales. Desgarradora y poética, cruda y brutal, bella en todos los sentidos posibles gracias a la potencia y calidad interpretativa de Blanco, “Clandestina” se reserva un desenlace esperanzador: tal vez, el secreto sea soñar en grande, pero no decirlo.
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