Cultura Cine

El monstruo entre los monstruos

El periodista cultural y platense Maxi Curcio realiza una crítica de la miniserie Atrapados, producida por Netflix, con el papel protagónico de Soledad Villamil, filmada en la Patagonia y que tiene todos los condimentos de una novela de intriga.

Dirigida por Miguel Cohan (“Café de los Judíos”, “El Despenador”), arriba a Netflix la miniserie “Atrapados”, adaptación del best-seller autoría de Harlan Coben. Rodada durante cinco semanas en locaciones de Bariloche y producida por Me Mata Producciones y Haddock Films representa el enésimo abordaje a la obra de uno de los favoritos de la plataforma a nivel mundial. A lo largo del último lustro, un número considerable de novelas de su factoría han sido transpuestas al audiovisual en “Bosque Adentro”, “El Inocente”, “Safe” y “No Hables con Extraños”, entre otras, a través de producciones británicas, hispanas y polacas. Esta vez, es el turno de “Caught” (2010).

Filmada en locaciones reconocibles del paisaje patagónico, como Puerto San Carlos, Muelle de Prefectura, Puente Ñirihuau, barrio Ada María Elflein y Camping Músical, uno de los estrenos vía streaming más esperados del año no tardó en convertirse en tendencia internacional, acorde con las tamañas expectativas que despertara. En seis capítulos de una hora aproximada de duración, nos inmiscuimos en la pesquisa que emprende una periodista porteña, experta en investigación criminal, quien, superando el duelo por la accidental muerte de su pareja, sigue las pistas de un elusivo acosador infantil.

El relato centra su atención desde la perspectiva de un personaje clave en el desarrollo de los hechos (interpretado por Soledad Villamil), determinante para el desarrollo de este auténtico rompecabezas narrativo que posee el ADN del siempre adictivo Coben, jamás temiendo pecar de ambicioso, aún a riesgo de comprometer su credibilidad: constantes giros dramáticos y mentados picos de intriga parecen llevar al extremo de lo verosímil su concepción de entretenimiento bajo los mandatos del género. Marca registrada, sus habituales villanos son maestros del disfraz.

Con un elenco encabezado por una sólida Villamil, secundada por los crudos retratos brindados por Juan Minujín y Mike Amigorena, la serie posee reconocibles elementos que los acérrimos aficionados al estilo narrativo de Coben sabrán apreciar. En este sentido, tanto el experimentado Cohan como el destacado realizador Hernán Goldfrid  (“Tesis sobre un Homicidio”), alternándose créditos de dirección, saben cómo revestir a “Atrapados” de un halo trágico.

Descubrir la verdad acerca de lo sucedido y la monstruosidad que habita en el responsable de los hechos será una mera cuestión de tiempo. Un intrincado argumento, inclusive recurriendo a resoluciones exageradas, demandará la máxima atención del espectador y su inagotable capacidad de asombro. ¿Quién es el auténtico culpable de los hechos descriptos? La duda no tarda en instalarse, pero los procesos de la justicia, se sabe, son otros; un lobo entre corderos planificando la venganza perfecta no escapa al lugar común. “Atrapados”, se precipita a la hora de atar ciertos cabos sueltos.

Con participaciones especiales de Fernán Mirás, Alberto Ammann, María Figueras, Alexia Moyano, Gerán Da Silva y Rafael Ferro, el devenir de los capítulos otorga menor y desparejo protagonismo a tan estelar talento, no obstante, el formato elegido se amolda a las intenciones de un escritor jamás timorato a la hora de sorprendernos: siempre guardará un próximo secreto a descubrir como as bajo la manga, examinando los claroscuros de una comunidad infecta y culpable de crimen. Aquí, abundan los más reconocibles (y retorcidos) elementos habituales en su plétora de exitosas incursiones en el segmento de consumo doméstico. Aunque con suerte dispar.

En “Atrapados”, la infructuosa búsqueda llevada a cabo por la incisiva periodista develará secretos y mentiras que no vacilarán en convertirse en el plato fuerte de un producto que escaló hasta encumbrarse como un favorito de la audiencia local. Generando bienvenida apertura en torno a los debates sobre abuso infantil, la serie justifica su valía, revisando la impunidad de poderosos, el inconstante accionar policial, el papel de los medios de comunicación y un acuciante drama familiar, a la hora de visibilizar una delicada temática que involucra los peligros del grooming a través de chats, aplicaciones y redes sociales. Aunque hay tanto más detrás…

author: Maximiliano Curcio

Maximiliano Curcio

Nació en la ciudad de La Plata, Argentina en 1983. Es escritor, docente y comunicador, egresado de la Escuela Superior de Cinematografía

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