Peronismo Historia Internacionales
Un Perón disruptivo en la geopolítica internacional
Fotos e imágenes: Archivo de Roberto Baschetti.
Con motivo de cumplirse hoy 1° de julio, cincuenta años del deceso del general Juan Domingo Perón, se me ocurre importante señalar un aspecto poco conocido u olvidado que lo tuvo como protagonista central. Antes de terminar la segunda guerra mundial, los futuros vencedores de la misma, en las figuras de Stalin, Churchill y Roosevelt, entre el 4 y el 11 de febrero de 1945, se reunieron en lo que pasó a la Historia como la Conferencia de Yalta, con el único de fin de repartirse el mundo.
Argentina quedó bajo el dominio de Estados Unidos. Sujeta al eufemismo de pertenecer a un mundo libre. En nuestro país, poco tiempo después, el presidente Perón dejaba clara una Tercera Posición en el concierto mundial, con estas palabras:
“La política internacional argentina tiene dos objetivos: en lo que concierne a sus propios problemas, subordinarlo todo a la suprema voluntad del pueblo; y en cuanto se refiere a los problemas de otros países que se debaten en el seno de las organizaciones internacionales ante las cuales esté representada la República, tratar de interpretar las aspiraciones íntimas de los pueblos del mundo a quienes afectarán las soluciones que se proponen (…) por eso la República Argentina tiene una posición, perfectamente lógica, absolutamente democrática y substancialmente soberana y digna”.
En criollo: Minga de hacer lo que al imperio del Norte se le antoje si nos perjudica.
En plena “Guerra Fría” entre Estados Unidos y Rusia, Perón mantuvo relaciones comerciales y/o políticas con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), con China comunista y con la República Democrática de Vietnam.
Trabajadores en el puerto de Retiro.
Con la URSS
El 6 de junio de 1946. La Argentina de Perón establece relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. Nueve años más tarde, el 19 de mayo de 1955 se da a conocer un inédito protocolo comercial con la Unión Soviética pasando por arriba de barreras ideológicas. A través del mismo se prevé un intercambio por 100 millones de dólares. En Buenos Aires –paralelamente- en terrenos de Retiro se inaugura una exposición industrial soviética a cuya inauguración asisten Perón y el viceministro de comercio ruso, Mijaíl Kuzmin.
Recupero de mi archivo más información de aquellas relaciones entre estos dos países. Un 31 de julio de 1964, desde su exilio, Perón rememora un episodio de su segundo gobierno: “En un momento dado, mediante una típica maniobra coercitiva del imperialismo yanqui, Argentina se encontró con una cosecha de lino de 200 millones de dólares sin colocación. Llamé al embajador ruso –fueron sus palabras- y le ofrecí el lino. Aceptó el ofrecimiento en el acto y me dijo que lo pagaría en oro. Así salvé a la Argentina de un grave quebranto económico. Los rusos no son tan malos. Son realistas. Y dejo constancia a usted de que no soy comunista ni simpatizo en nada con el comunismo; el justicialismo es otra cosa”. (Marcha. Montevideo. 31-7-64. Tomado del artículo “Perón habla sobre la revolución latinoamericana”).
Y ese respeto entre ambos países en tanto Perón fue gobernante se mantuvo siempre.
El 5 de julio de 1974, con motivo del fallecimiento de Perón cuatro días antes, visitan la embajada argentina, “los gobernantes y más empinados dirigentes de la Unión Soviética no dejaron de hacerlo en la ciudad de Moscú (…) no sólo por el hecho de cumplir con el obligatorio protocolo sino porque realmente –como lo expresaron a la prensa- sentían que el mundo, y en particular América Latina, perdían al conductor de uno de los más poderosos movimientos de masas de la época contemporánea. Ese 5 de julio estuvieron en la embajada argentina en Moscú, Alexei Kosyguin, Andrei Gromyko y Nicolai Podgorni, así como el secretario del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, Mijail Gueorgadze. Allí firmaron el libro de condolencias, conversaron brevemente con el embajador Torcuato Alfredo Sozio y escucharon una alocución de éste sobre la personalidad de Perón (…) ‘Moscú no cree en lágrimas’, reza el título de una novela del escritor soviético Illya Eheremburg. Pero las fotos testimonian que el 5 de julio pasado los líderes soviéticos escucharon al embajador argentino mientras un nudo de emoción y tristeza les apretaba la garganta” (Así Nº 565. 27-7-74).
Con China
1965. 14 de marzo. Carta de Perón a Osvaldo Maurin, residente en Nueva York. “Este mundo occidental, tan mal calificado como ‘mundo libre’, es una descarada simulación de valores inexistentes, un mundo en decadencia, en el que lo único sublime de las virtudes es su enunciado. Los hombrecillos encumbrados que ven el peligro, tiemblan, pero no se corrigen. Así vamos marchando hacia el abismo porque otro mundo nuevo, con valores reales, avanza desde Oriente con la intención de tomar el mando de la Historia. O nos liberamos nosotros o nos liberan los chinos…”. (“Correspondencia 1”. Juan Domingo Perón. Corregidor. 1983).
Es de hacer notar que hubo correspondencia entre Perón y Mao Tse Tung. Diversos testigos así lo aseveran.
Bernabé Castellano fue correo de Perón. “La cuestionada carta de Perón a Mao existió. Yo fui el portador y le dimos difusión por pedido del General. Yo le entregué copia a Marcel Niedergang, de ‘Le Monde’, y también a otros medios europeos. La carta fue publicada en todo el mundo, difundida por las agencias Ansa y France Press. Yo venía de Indonesia y llegué a Madrid, y Perón me confió esa carta que llevamos a China y que entregamos a Chou En Lai, porque Mao no estaba en esos momentos para recibirla. Perón coincidía en su pensamiento con los No Alineados y con las Tesis del Tercer Mundo, sostenidas por líderes asiáticos y africanos, e inspiradas por André Malraux al presidente de Gaulle. El General, lector de Licurgo pero también de Mao, solía decir, ‘Hasta que no lean el texto de Mao acerca de la contradicción, a nuestros dirigentes les va a faltar una visión cabal de la realidad política’. Se refería Perón, al memorable discurso de Mao en 1957, ‘Sobre las Contradicciones’, en febrero y marzo de ese año. Contradicciones que negaba Kruschev” (Tomado de “Visitantes de Juan Perón 1963-1973”. Fermín Chávez y Armando Puente. Instituto Nacional Juan Domingo Perón. 2010).
Mao y Perón, un solo corazón.
1965. Valentín Luco. Dos veces a China enviado por Perón. “Mi tarea como delegado de la política exterior del General Perón me llevó inclusive al otro confín del mundo, a su pedido, con una delegación que él mismo designara e integrada por representantes de la FOTIA, que me depositó en la República Popular China, en Pekín, en dos oportunidades (...) En el primer viaje debo recordar que tuve el honor de cenar en el Palacio del Pueblo junto al Primer Ministro Chou En Lai (…) Años después fui nuevamente invitado por las autoridades chinas, con la Comisión de Relaciones Exteriores del Partido Justicialista. En esta oportunidad se reiteró la relación entre China y Argentina, iniciada en aquel primer viaje por iniciativa del General Perón, y donde se realizaron numerosos encuentros considerando la problemática mundial y las particulares relaciones entre ambos países para su fortalecimiento. Argentina tiene la posibilidad con la República Popular China de concretar un desarrollo sostenido de sus intereses y ojalá puedan realizarlo los futuros gobernantes de nuestro país” (Embajador Valentín Luco. “Mi vida política y diplomática junto a Perón”. Bs.As. 2000. Tercera Posición).
Y existe un tercer testimonio escrito: cartas entre Perón y Mao.
“La relación epistolar que Perón mantuvo con Mao Tse Tung fue consecuencia de las conexiones que hizo (Luis) De la Puente hablando con Mao de las virtudes políticas del líder argentino. Este es un tema desconocido que desde la derecha argentina y la izquierda gorila se ha tratado de borrar para negar la evolución personal de Perón acompañando los procesos históricos. En este punto no podría dejar de mencionar el aporte importante que jugó Rodolfo Puiggrós en este acercamiento entre los dos estadistas. El vínculo de Perón y Mao se inscribe en el tejido de una red de articulación política que se produjo durante esos años en América Latina: los movimientos revolucionarios insurgentes se interrelacionaban tomando como puntos de referencia a Cuba, China o Vietnam. En ese sentido Jorge (Hammar), como tantos otros, jugó un papel destacado al instalarse en China a pedido de De la Puente. Su misión fue servir de facilitador entre la dirigencia maoísta y los cuadros políticos de Argentina, Perú, Chile y otros países que llegaban a China para formarse política y militarmente. Así fue interlocutor de Perón y de esa relación con Mao. De ese vínculo recuerdo un hecho simpático: Mao le dijo a Jorge ‘lleve a su jefe este presente (unos yuyos), él como yo tiene una mujer joven y estas ‘raíces de la vida’ ayudan a mantenernos vitales y jóvenes’' (Tomado del libro de Olga Hammar, “Tozudamente. Un camino de militancia”. Buenos Aires, 2009. Intermedia).
Llegamos a la década de los ’70. Año 1973. Mes de Mayo. Declaraciones de Gloria Bidegain, 23 años, militante de Juventud Peronista. “En China encontré todo lo que imaginaba antes de conocer ese país. Pude verificar que ese gran sentimiento de admiración que yo tenía por China antes de viajar era justificado. He visto a un pueblo en marcha hacia la construcción y profundización de su revolución socialista (…) Yo tuve contactos con representantes de la Juventud del Partido Comunista Chino. Les hablé extensamente de nuestra Juventud Peronista y del papel fundamental que ella juega en nuestro proceso. No les costó entenderlo puesto que eso también sucede en China. El socialismo de ellos también es un socialismo nacional, puesto que no está calcado de ningún modelo y tiene características propias (…) Nos sorprendió el profundo conocimiento que tienen de Perón y de nuestro Movimiento. El acceso del peronismo al poder y la iniciación de nuestro gobierno de reconstrucción nacional, es observado con gran expectativa tanto en China como en Corea. Sostienen los chinos, por ejemplo, que la revolución que nosotros hagamos será un detonante para la revolución en toda América latina” (El Descamisado Nº 7. 3-7-73. Órgano oficial de la Juventud Peronista de las Regionales).
Ese mismo año, un 15 de agosto. Perón visitó la exposición china. “El teniente general Juan Domingo Perón manifestó ayer que ‘ésta es la hora de Mao’ mientras una muchedumbre aclamaba su nombre, luego de recorrer por espacio de treinta minutos la muestra comercial de la República Popular China, en el centro de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires, en Figueroa Alcorta y Pueyrredón (…) En determinado momento, y cuando la visita ya tocaba a su fin, un grupo de simpatizantes al ex mandatario comenzó a entonar consignas partidarias y a vivar reiteradamente su nombre. Perón, levantando sonriente sus brazos, improvisó un breve discurso y concluyó su corta alocución expresando que ‘ésta es la hora de Mao’, lo que motivó una cerrada ovación de parte de sus adictos” (El Cronista Comercial. 16-8-73).
1973. Quince días más tarde. 30 de agosto. Griten viva Mao dijo Perón. “Mientras visitaba la Exposición Industrial China –por donde millares de argentinos siguen desfilando diariamente- Perón invitó a vivar a Mao. Ambos hechos –la exitosa exposición y la propuesta de Perón- reactualizan ante los argentinos la presencia del líder revolucionario chino y la vitalidad de la revolución china. La vida y los pensamientos de Mao, y la historia y la dinámica de la experiencia china arrojan una gran enseñanza a los líderes y a los pueblos dispuestos a construir el socialismo: únicamente sus decisiones y su papel de protagonistas aseguran la victoria sobre los explotadores y sobre el imperialismo y marcan el camino de la liberación del pueblo” (Ya es Tiempo de Pueblo Nº 10. 30-8-73).
1974. 4 de julio. Perón dejó de existir tres días antes. Persistente repercusión mundial por la muerte del líder argentino. Homenaje de la República Popular China. “El viceprimer ministro del Consejo de Estado de la República Popular China, Lin Sien-nien y el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, Su Siang-chien, acudieron esta tarde a la Embajada de la Argentina en China a expresar sus condolencias por el fallecimiento del General Juan Domingo Perón. En la sala de la Embajada se veía una ofrenda floral del Presidente Mao Tsé-tung, cuya cinta de seda blanca llevaba la inscripción: ‘A su excelencia el General Juan Domingo Perón, Presidente de la República Argentina’ (…) Así mismo Tung Pi-wu y Chou En-lai, enviaron hoy un mensaje a la señora María Estela Martínez de Perón en el que expresan sus profundas condolencias por el fallecimiento de su esposo. El texto del mensaje es el siguiente: ‘Su excelencia señora María Estela Martínez de Perón, presidenta de la República Argentina. Consternados por el infortunado fallecimiento de su excelencia Presidente Juan Domingo Perón, quien fue un célebre estadista y desplegó en vida, positivos esfuerzos por la salvaguardia de la independencia nacional de la Argentina y por el fortalecimiento de la lucha solidaria del Tercer Mundo contra el hegemonismo, expresamos, en nombre del gobierno y el pueblo chinos nuestra profunda condolencia al gobierno y el pueblo de la República Argentina, y le hacemos llegar a usted nuestro sincero pesar’” (El Cronista Comercial. 4-7-74).
Y para cerrar el capítulo chino: me retrotraigo a 1965. Una última anécdota simpática que no fue con peronistas, sino con marxistas de Argentina.
“Según creo, fue Elías Semán, que también había estado con nosotros en Cuba, y que luego fue uno de los organizadores del partido comunista pro chino, el PCR: Partido Comunista Revolucionario. Cuando se organizaron fueron de visita a China y tuvieron una entrevista con Mao (…) Entonces, el compañero Elías Semán le explica la situación argentina, cómo está la realidad política y le cuenta quienes eran ellos, que eran sus interlocutores y le dicen al jefe máximo: ‘Nosotros somos maoístas’. Y Mao le habría respondido: ‘Eso está muy bien, pero, en Argentina, yo sería peronista’. El líder tenía bien claro como era el tema de lo nacional, y les sugería a los muchachos que se ubicaran un poco en la realidad” (Tomado del libro de Carlos “Pancho” Gaitán, “La Resistencia. El peronismo que yo he vivido”, 2014. CICCUS).
Folleto de época.
Con Vietnam
1968. Agosto. Habla el General y hace saber que es el pueblo quien tiene la palabra. “No les durará mucho a los gobiernos usurpadores que pretenden afirmar su existencia bajo la protección foránea. Los gobiernos militares impuestos y manejados por el Pentágono correrán la misma suerte así en el Vietnam como en Latinoamérica, porque nada estable se puede fundar en la ignominia. Es donde ello sucede que los pueblos tienen la palabra, desde que son ellos los dueños de su destino: porque los pueblos que no son capaces de luchar por su liberación, merecen la esclavitud, de la misma manera que los países que no son capaces de alcanzar su independencia y soberanía merecen el coloniaje” (Juan Domingo Perón. “La Hora de los Pueblos”. Norte. 1968).
1975. 29 de abril. Hocica el gigante imperial norteamericano. “Puedo decir que, así como veía en esos últimos cinco días de guerra, desde la ventana abierta sin ninguna precaución, los terribles combates aéreos en Saigón, también estaba asistiendo y sin tomar cabal cuenta, a lo que se puede llamar ahora la primera derrota, quizá la única, que ha sufrido el imperialismo norteamericano en el mundo. Creo que ese ejemplo de un Vietnam ahora unificado, una gran potencia de extremo oriente, tiene que servirle de experiencia a los EE.UU. para no repetir con pecado de soberbia el error de pensar que se puede arrasar con los seres humanos impunemente (…) El ejemplo de la derrota de los EE.UU. demuestra que para todas las situaciones políticas hay una posibilidad de hacer cualquier cosa y varias posibilidades de no poder hacer ninguna cosa que no sea soportable para el género humano” (Embajador Valentín Luco. “Mi vida política y diplomática junto a Perón”. Bs.As. 2000. Tercera Posición).
Antonio Cortina político español visitaba Perón en su residencia madrileña. “¡Cuántas horas de charla con el General Perón! Tenía una pedagógica manera de explicar la situación internacional, de enseñar la historia. Sus conocimientos eran asombrosos. Sus análisis, de una extraordinaria lucidez. Recuerdo, como, con anticipación, me explicó las razones militares por las que Estados Unidos no podría ganar la guerra de Vietnam” (Tomado de “Visitantes de Juan Perón 1963-1973”. Fermín Chávez y Armando Puente. Instituto Nacional Juan Domingo Perón. 2010).
1973. 28 de febrero. Un encuentro casi desconocido. Perón se reunió en París con la representante del Vietcong. “La agencia noticiosa española EFE informó que durante dos horas y cuarto estuvieron reunidos, en el suburbio de Vaurrieres Les Buissone, Perón y Nguyen Thi Binh. A la reunión que se realizó en la residencia oficial de la delegación del GRP, asistió también, el líder opositor dominicano Héctor Aristy, dirigente del Movimiento ’24 de Abril’ y ex ministro del gobierno del Coronel Francisco Caamaño, muerto hace dos semanas cuando encabezaba un brigada guerrillera. Según el despacho de EFE, Perón manifestó en la entrevista que se sentía como ‘un soldado y un padre que ve crecer a su hijo, ante el impulso joven del pueblo argentino’. Por su parte, la señora Nguyen Thi propugnó contactos directos entre los dirigentes revolucionarios de América latina y otras partes del mundo como única forma de llegar a un verdadero entendimiento y comprensión” (Archivo de Roberto Baschetti).
Y Perón tuvo razón. La nota lleva por título “Vietnam, todo el pueblo soldado”. “El 30 de abril de 1975 –después de 36 años de guerra- y a dos meses del lanzamiento de una ofensiva política y militar de masas en todo Vietnam del Sur, el régimen títere se rindió a las fuerzas revolucionarias. La más grande potencia de la tierra fue derrotada por un pueblo armado básicamente por su firme voluntad de combatir hasta el final. Los triunfos de los pueblos camboyano y vietnamita son victorias de la razón, la justicia, la perseverancia y la decisión inquebrantable de ser libres y conducir sus propios destinos. Son el resultado de casi cuarenta años de lucha contra el imperialismo japonés, francés y yanqui. Son la victoria de generaciones que nacieron en medio de una guerra que se sabía larga e integral, y que estaban dispuestas a morir por su nación y por su pueblo. Pero no solo es el triunfo de una voluntad colectiva, es el triunfo de la organización revolucionaria y el ejército nacional de liberación. La victoria es el resultado de un esfuerzo integral, donde cada hombre, mujer, anciano o niño, tenía su lugar en esa lucha, consolidando los avances, impidiendo que las derrotas parciales cambiaran el curso general de la guerra. Nacionalismo revolucionario de masas, organización revolucionaria de vanguardia, son las claves de la victoria del pueblo de Vietnam y Camboya sobre el imperialismo yanqui y las oligarquías locales (…) El general Vo Nguyen Giap, Comandante del Ejército de la República Democrática de Vietnam, destaca la relación entre el ejército y el objetivo político: ‘Los hombres de las fuerzas armadas de nuestro partido y nuestro pueblo no son más que el obrero, el campesino y el pueblo trabajador. Son los que tiene como objetivo de lucha la independencia nacional, la tierra para los que la trabajan y el avance hacia el socialismo’” (Evita Montonera Nº 4. Abril 1975).
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