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“La mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta”
El título de la nota, como se sabe, es parte de la letra de un hermoso tema del cantautor cubano Silvio Rodríguez, pero aparte a mí me sirve para rendir homenaje a la visión estratégica del mayor conductor de masas que tuvo la Argentina en el siglo XX: Juan Domingo Perón.
Parafraseando, él, con su mirada a futuro, su palabra autorizada y su sonrisa cautivadora, dejó bien en claro, hace 70 años, lo que iba a suceder hoy, si no se tomaban las precauciones del caso.
La reciente llegada al poder, por segunda vez, del actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, ha convulsionado la geopolítica mundial. Es intención de quien rige los destinos del (por ahora) mayor imperio de la Tierra, apropiarse como sea de territorios canadienses y mexicanos. Es decir, pasar por arriba y sin muchos preámbulos las independencias y soberanías de dichos países.
Si hurgamos en los antecedentes filibusteros yankees y su estrategia a futuro, visualizaremos con claridad la situación actual.
Canadá. Anexiones y ocupaciones.
“Hace unos días el diputado norteamericano Timoteo Sheehan propuso anexar el Canadá a la Unión, con carácter de nuevo Estado, indemnizando a Gran Bretaña en compensación por la pérdida de éste dominio. Esta monstruosidad, propia de la mentalidad agresiva e inconsulta del imperialismo, amengua con un grosero enunciado la posibilidad y aun la idea de las confederaciones continentales. Ello evidencia un peligro para el Canadá, que también compartimos los países ricos en reservas territoriales y en materias primas, especialmente alimentarias.
El más grave y difícil problema del mundo actual es ‘comer’. El futuro aun acrecentará las dificultades, porque la población del mundo aumenta y la vida del hombre se prolonga. Una guerra próxima no hará sino agravar y acentuar más estas dificultades (…) Si nos atenemos al concepto de producción alimentaria y de materias primas, las mayores reservas territoriales están en el Canadá y la América del Sur. Ellas constituirán, por tanto, el objetivo más codiciado por el imperialismo triunfante.
Parece que los Estados Unidos no desean esperar los resultados de la guerra para poner al Canadá en eficiencia de producción, adelantando un recurso que fatalmente deberá encararse por un camino o por otro.
También es indudable que los Estados Unidos se han interesado y buscado por diversos arbitrios la penetración y explotación de Sudamérica. Desde los lejanos días de su progreso inicial, los Estados Unidos anunciaron, por boca de uno de sus presidentes, sus sueños de poner la bandera de las barras y las estrellas, en el Ártico, en el Ecuador y en el Antártico. Una Unión Continental Americana no sería mala si no debiéramos enfrentar la mentalidad ejecutiva de don Timoteo Sheehan, consubstancial con la modalidad yanqui. Frente a ese peligro de conquista, que ningún latinoamericano puede negar de buena fe, queda una sola solución: unirnos” (Política y estrategia. No ataco, critico. Descartes -seudónimo de Perón-. S/editor. Escrito el 24 de enero de 1952).
Resulta sumamente triste que un país ejemplar en muchos aspectos, como Canadá, tenga que afrontar una coyuntura tan delicada cuando ella siempre estuvo alineada y aliada no solo con su vecino y Gran Bretaña en la primera guerra mundial, en la segunda, en la guerra de Vietnam (no participó oficialmente pero más de 40 mil canadienses se alistaron en el ejército estadounidense), en la guerra de Afganistán, y sigue la lista….
Pero, así paga el Diablo.
“El presidente Donald Trump dijo que habla en serio al querer que Canadá se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos en una entrevista difundida el domingo durante el espectáculo previo al Super Bowl. ‘Si, así es’, le dijo Trump a Bret Baier de Fox News Channel cuando se le preguntó si su idea de anexar Canadá ‘es real’, como recientemente dejó entrever el primer ministro canadiense Justin Trudeau. (Trump fue claro) ‘Creo que Canadá estaría mucho mejor siendo el estado número 51, porque perdemos 200 mil millones de dólares al año con Canadá. Y no voy a permitir que eso suceda’” (Jill Colvin. 9-2-2025. U.S. News).
Como decía mi abuela, “Más claro echale agua”.
México
Y con nuestros hermanos de la Patria Grande, la situación no es mejor, por el contrario, empeoró. El grandote de pelo fosforescente, a la usanza del sheriff del pueblo, pretende hacer su voluntad imperial, tensa la cuerda, para ver hasta donde se puede avanzar con su plan de saqueo:
“En el mar de decretos firmados por Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos en su primer día de su segundo mandato, hay uno que pretende renombrar las aguas que bañan el sureste del país. Cuando Trump lo propuso hace unas semanas sin haber hecho nunca un amague al respecto, el mundo reaccionó atónito. Ahora, después de jurar en el Capitolio en Washington y tomar posesión del cargo de presidente una vez más, el republicano ha hecho realidad su sorpresiva propuesta: por orden ejecutiva, el Golfo de México pasará a llamarse Golfo de América” (Nicholas Dale Leal. 21-1-2025. El País Internacional).
Esta situación de conflicto no es nueva. Una vez más Perón, por entonces exiliado, explicó por dónde pasaba el problema (asuntos relativos a la integración latinoamericana y la Patria Grande).
“Ya en el año 1949 dije, con motivo del Tratado de Complementación Económica –que tenía por finalidad constituir una comunidad económica latinoamericana con fines de integración continental- que el año 2000 nos encontrará unidos o dominados. Pero han pasado los años. Y hoy, vemos auspiciosamente surgir revoluciones salvadoras en varios países hermanos del continente: Cuba, Chile, Perú, son dignos espejos en los que han de mirarse muchos otros latinoamericanos que luchan por la liberación. Ahora es preciso que, sin pérdida de tiempo, se unan férreamente, para conformar una integración que nos lleve de una buena vez a constituir la Patria Grande que la historia está demandando desde hace casi dos siglos. Y por la que debemos luchar todos los que anhelamos que nuestros actuales países dejen de ser factorías del imperialismo, y tomen de una vez el camino de grandeza que nos corresponde por derecho propio. El futuro de un mundo superpoblado, y superindustrializado, será de los que dispongan de mayores reservas de comida y de materia prima. Pero la historia prueba que tales reservas son solución sólo si se las sabe y se las quiere defender contra el atropello abierto o disimulado de los imperialistas” (Actualización política y doctrinaria para la toma del poder”. Juan Perón. Madrid, 1971).
Resulta sumamente interesante poner la mirada en la escueta contestación que dio a un periodista, la presidente de México Claudia Sheinbaum Pardo, cuando este le preguntó si no temía una avanzada bélica norteamericana sobre su país. Dijo: “México tiene himno”. Lo que obviamente me llevó a recabar sobre la letra del mismo. Algunas estrofas hablan por sí solas y advierten lo que le puede pasar al invasor de turno:
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!,
¡guerra, guerra! los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.
¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,
los cañones horrísonos truenen
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
(…)
¡Patria! ¡Patria!, tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento
los convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!
Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Estado mexicana.
Para qué agregar algo más. El aviso fue dado por la máxima autoridad de la nación azteca. Me resulta imposible olvidar aquella frase del escritor y catedrático José Nemesio García Naranjo cuando exclamó: “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”.
Concluyo la nota, como la empecé, con el General Perón (cuando habla sobre población mundial, tecnología y derroche). “Yo me pregunto, ¿qué será de la población mundial en el año 2.000 cuando la misma se haya duplicado? Evidentemente, el problema seguirá latente, porque nadie que viva en la Tierra puede escaparse de ello. En consecuencia, los hombres deben darse cuenta de que son todos hermanos y que deben unirse, pues, de lo contrario, habrán de sucumbir. Cada día que pasa se va acercando más ese momento, si no se procede así, las soluciones son siempre dos: un reordenamiento geopolítico que permita una mayor producción y distribución, o la supresión biológica, tendiente a disminuir el número de bocas que consumen. Por eso pienso que la bomba de cien megatones puede ser una solución, si la insensatez de los hombres no hace que se resuelvan los problemas por medios más humanos y convenientes (…) Lo mismo ocurre con el desarrollo tecnológico, el cual también debe ser frenado. En mi opinión, no se puede seguir con ese desarrollo que hemos presenciado, porque se van terminando las materias primas. Además, es evidente que esas materias primas se están despilfarrando. Resulta también evidente que la tecnología actual se concreta a través de la destrucción de todos los medios de producción. El mercado de consumo es un alarde de destrucción y de despilfarro y ya ese lujo no se lo puede seguir dando el hombre. Por lo expuesto, es que insisto en la importancia del universalismo, en la necesidad de una unión y organización de la Tierra, a los efectos de ir previendo todas esas cosas. Además, debe tenerse presente que, si no se toman ahora estas medidas, en el año 2000 ya no se podrán tomar. En ese entonces, tendremos que matarnos unos a otros” (Perón habla a los sindicalistas italianos”. Presidencia de la Nación. Secretaría de Prensa y Difusión. 4 de mayo de 1974).
Y es eso lo que ya está pasando, una tercera guerra mundial larvada y discontinua, en diferentes puntos del planeta.
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