Militancia Peronismo

El Caudillo: la revista del terror

En la víspera del 49 aniversario del golpe genocida del 24 de marzo de 1976, Baschetti recupera de su archivo personal material relativo al órgano de prensa de la Triple A (: El Caudillo, ideada por José Miguel Tarquini y comandada por El Brujo López Rega.

Sacó setenta y tres números. El primero un 16 de noviembre de 1973. El último el 18 de diciembre de 1975.

El investigador hemerográfico Facundo Carman en su imprescindible compendio “El poder de la palabra escrita. Revistas y periódicos argentinos (1955-1976)”, editado por la Biblioteca Nacional en 2015, nos ilustra el respecto:

Semanario de la ultraderecha peronista que fue ideado por el secretario de prensa del ministerio de Bienestar Social José Miguel Tarquini, luego muerto por Montoneros (5-2-76), bajo la jefatura de José López Rega. Se lo consideraba vocero oficioso de la Triple A y de la Juventud Peronista de la República Argentina (…) Nace con el objetivo de luchar contra el ‘enemigo infiltrado’ dentro del peronismo (…) como logo al lado del título de la revista, en forma horizontal se dibuja una tacuara y el nombre de ‘El Caudillo’ en homenaje a José Antonio Primo de Rivera. Reivindica a la Falange española y ataca ‘al capitalismo y el marxismo’, a ‘los zurdos apátridas y ateos’ y a la sinarquía internacional’”.

Digo: a simple vista, un menjunje de aquellos.

Apostilla 1 sobre el párrafo anterior. Tarquini antes de ser director del semanario pasó políticamente por la Guardia Restauradora Nacionalista (GRN) un grupo de choque nazi-fascista-ultracatólico.

Apostilla 2. La Juventud Peronista de la República Argentina –antes citada- era conocida por sus siglas: JPRA. Pero para nosotros era directamente “La Jota Perra”. 

Felipe Romeo.


Felipe Romeo fue el director de la revista. Nació en Italia, se naturalizó argentino, siempre admiró a Hitler y a Francisco Franco. Militante de la vieja Tacuara, fue luego cuadro del Comando de Organización (C de O), ambas organizaciones de derecha cruenta, de navajas y manoplas llevar.

Desde esa revista bancada por el Estado, y titulada El Caudillo, fue vocero de López Rega y de lo peor de la derecha de entonces, a punto tal que, si el nombre de una persona con actividad política o social salía en sus páginas con alguna acusación, era muy factible que luego la misma fuese asesinada o debiera ocultarse o exilarse de apuro. (Volveré sobre el tema más adelante).

Romeo también fue editor de los libros del genocida general Ramón Camps bajo el sello editorial RO-CA que reunía la primera sílaba de ambos apellidos. No le fue bien con el regreso democrático. Terminó vendiendo cocaína y regenteando un prostíbulo en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Prófugo en la causa por los crímenes de la Triple A, luego se entregó y murió en soledad, en estado calamitoso y con custodia policial, en el Hospital Fernández. Tenía SIDA. Falleció en abril de 2009. A un mes de su muerte, nadie había reclamado su cadáver.

Otros colaboradores que escribían notas en este libelo de derecha fueron:

Enrique Mario Geréz (JPRA); Gabriel Ruiz de los Llanos (extrema derecha, nazi y antisemita) y Salvador Nielsen, encargado de la sección fija “¡Oíme!” donde (una vez más recurro al texto de Carman): “Con tono amenazante se escribe sobre los opositores o se marcan adversarios políticos, intelectuales y artistas que debían ser eliminados por ser enemigos de Perón, Isabel o López Rega”. También escribían allí, algunos ignotos y otros no tanto, como: Edgardo Márquez, Carlos Klomerisqui, Julio César Salinas Bernardes, Nelson Recanatti y Eduardo Diz.

El Brujo López Rega.

Me parece importantísimo señalar y recalcar a la vez, otra sección del semanario, que llevaba por título “Buscado”. Allí “con una arenga que justifica y aplaude el accionar de la Triple A, se publica la foto de un ‘zurdo’ con un supuesto prontuario”. Este, o se iba del país, o se lo mataba. Entre otros fueron los casos del sacerdote Carlos Mugica y el abogado Rodolfo Ortega Peña, ultimados; el político Hipólito Solari Yrigoyen mal herido y el periodista Heriberto Kahn, que debió salir del país de apuro para preservar su vida.

Ejecutado por Montoneros, el Comisario General Alberto Villar (1-11-74), un uniformado prepotente, patotero, represor y torturador, anticomunista, antiperonista y creador de la Triple A; pudo leerse en el N° 90 de la publicación (8-11-74):

“Los teóricos más autorizados sobre luchas guerrilleras coinciden en un punto que es ya casi un axioma: ‘La única regla fija en la guerra moderna es la falta de reglas’ (…) para combatir este tipo de guerra las fuerzas de seguridad tienen que despojarse de todas las trabas mentales y legales que les atan las manos. El código penal es en muchos casos insuficiente. El paredón es más efectivo (…) Esta es una guerra santa. Es la guerra del pueblo. Tiene que haber vencedores y vencidos. (…) Los terroristas usan el pánico como medio para imponer sus ideas. Tenemos que sembrar el pánico entre los terroristas. (…) Combatir la subversión ya no es una cuestión ideológica, es una cuestión de vida o muerte. El mejor enemigo es el enemigo muerto. Porque es así y porque Isabel manda. Firma: Felipe Romeo. Arenga: Isabel Perón o Muerte. Venceremos”

Un cálculo estimativo del accionar de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) entre su creación y el golpe cívico militar de marzo del 76 cuando dejó de actuar, arroja el resultado de entre 900 y 1.100 asesinatos y alrededor de 3.000 atentados con explosivos.

Así despidieron al Comisario Villar.

author: Roberto Baschetti

Roberto Baschetti

Sociólogo, historiador, investigador. Autor de más de 50 libros sobre el peronismo revolucionario. Socio fundador de la editorial Jirones de mi vida.

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