Peronismo

La Antártida Argentina y el gobierno peronista entre 1946 y 1955

A pocos días del balotage contra una ultraderecha apátrida, el investigador Roberto Baschetti toma contenidos de su archivo personal, para ponderar las diferentes decisiones que tomó Perón durante sus dos presidencias para fortalecer la soberanía territorial sobre la Antártida.

Cuando el presidente Perón hablaba de que “la Nación Argentina defenderá celosamente su soberanía territorial y en la discusión pacífica de sus derechos expresará su voluntad indeclinable de que no se alteren los títulos legítimos que ofrece”. Sabe a qué se estaba refiriendo.

La Antártida no es otra región que el continente polar del Sur. La aproximación aproximada de este nuevo continente es de 14 millones de kilómetros cuadrados y ocupa en el mundo, por esta circunstancia, el cuarto lugar después Asia, América y África y antes de Europa y Oceanía.

La República Argentina es la única nación que ha mantenido posesión continuada en las tierras antárticas, como lo evidencia su ocupación, desde 1904, de las Islas Orcadas del Sur.

Como bien se expresó a través de la militancia que apoyó a Unión por la Patria en las elecciones para presidente del domingo próximo pasado (22-10-2023) y en contestación directa a las dos otras fuerzas políticas intervinientes y apátridas a la vez: “Las Malvinas son argentinas. La sangre de nuestros soldados no se negocia. No cambiamos nuestras islas ni el territorio antártico por vacunas ni le tenemos admiración a Margaret Thatcher. Somos argentinos”.

A continuación, diversas apostillas sobre el tema, tomadas del libro de mi autoría: “Tercer Mundo y Tercera Posición. Desde sus orígenes hasta nuestros días”. Año 2015. CABA. Editorial Jirones de mi vida, 736 págs.

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1946. 2 de septiembre. Límites y mapas. “El Presidente Perón emitió el Decreto Nº 8.944 que definía el límite Oeste de la Antártida Argentina. También se prohibió la impresión de mapas oficiales de la República Argentina que no incluyeran a su Sector Antártico y los manuales escolares fueron dotados de mapas de la República que lo incluían” (“La pugna antártica. El conflicto por el sexto continente 1939-1959”. Pablo Fontana. 2014. Guazuvira Ediciones).

1947. 5 de mayo. Soberanía antártica. “No podemos silenciar en esta síntesis expositiva, el envío de una misión para instalar un nuevo observatorio meteorológico en la Antártida. Por el propio Ministerio de Marina se colaboró eficientemente en los estudios que juntamente con los realizados por el Ministerio de Relaciones Exteriores debían llevar a la declaración de los derechos argentinos sobre su plataforma continental y el continente antártico. Regresada ya la expedición, que ha sido acompañada en espíritu por todos los ciudadanos argentinos, espera el Poder Ejecutivo que en breve esos derechos inalienables se traducirán en la soberanía argentina sobre todas las tierras que en justicia le pertenecen” (“Perón expone su doctrina”. s/lugar. s/fecha. s/editor).  

1947. Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto-Comisión Nacional del Antártico. Editan un informe como libro (91 págs.) bajo el título de “Soberanía Argentina en la Antártida” con nota preliminar del Presidente de la Nación, General de Brigada Juan Domingo Perón. En la primera parte se dan a conocer los antecedentes generales sobre la Antártida; en la segunda, la actuación de la Comisión Nacional del Antártico hasta el 31 de diciembre de 1946 (archivo de Roberto Baschetti). 

1948. 4 de marzo. Defensa conjunta en marcha. El ministro chileno de Relaciones Exteriores (Germán Vergara Donoso) y el director de la Comisión Antártica Argentina (Dr. Pascual de la Rosa) rubrican en el país trasandino una declaración de derechos de Chile y Argentina sobre la “Antártida Sudamericana”, en donde se establece la defensa conjunta de los derechos sobre la misma. “En Londres la noticia provocó la furia en el gobierno, y Churchill, en un gigantesco mitin en el que habló sobre la Tercera Guerra Mundial, expresó su indignación por la instalación de bases antárticas por parte de Chile y Argentina dentro de un territorio que él consideraba británico” (“La pugna antártica. El conflicto por el sexto continente 1939-1959”. Pablo Fontana. 2014. Guazuvira Ediciones). 

1949. 1° de mayo. Influencia argentina en Antártida. Perón se expresa. “En el casquete antártico, estratégicamente apreciado, deben considerarse varias zonas sujetas a análisis distintos, pero aún en las más extremas no puede pasarse por alto la natural influencia de las esferas argentina y chilena, ni sus inalienables razones de seguridad. Esto nos induce a desconocer, haciendo uso de normas que son tradicionales entre los Estados, sugestiones cuyo vicio inicial está en prescindir de nuestra invariable e irremediable posición” (“Los Mensajes de Perón”. Mundo Peronista. 1952. Mensaje al Congreso Nacional, el 1º de mayo de 1949, al declarar inaugurado el período de sesiones”).    

1949. Antártida Argentina. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto a través de la Comisión Nacional del Antártico edita un folleto de 39 páginas dividió en dos partes: Antártida y la Argentina en la Antártida. En la primera se hace una somera historia del continente desde el punto de vista de su descubrimiento, de su geografía, de sus recursos naturales y de la política internacional que gira a su alrededor. En la segunda se historian las primeras intervenciones argentinas en la Antártida, las primeras instalaciones permanentes, el observatorio de las Islas Orcadas del Sur, las exploraciones argentinas realizadas, y, por último, se hace una referencia a la acción desarrollada por la Comisión Nacional del Antártico. La República Argentina es la única nación que ha mantenido posesión continuada en las tierras antárticas, como lo evidencia su ocupación, desde 1904, de las Islas Orcadas del Sur (Archivo de Roberto Baschetti).

1951. 12 de febrero. Despedida y reconocimiento. Desde el puerto de Buenos Aires, despedida por el presidente y su esposa, parte la “Primera Expedición Científica Argentina a la Antártida” al mando del General Hernán Pujato. Juan Domingo Perón expresa para la ocasión: “Siento una inmensa satisfacción como Presidente de la Nación, en hacer de cada uno de estos muchachos un hombre que parte para una empresa a la que voluntariamente dedican su vida y sus conocimientos. Hago también presente la inmensa satisfacción que experimento al ver que entre tantos hombres que piden ir a Europa y a los Estados Unidos, hay algunos que lo hacen para sacrificarse para el país (…) Por esta razón es que al despedirlos los felicito y tengo la absoluta seguridad que han de salir triunfantes en la empresa que acometen (…) La Antártida Argentina representa la región más alejada y polar del territorio de nuestra Patria” (“La pugna antártica. El conflicto por el sexto continente 1939-1959”. Pablo Fontana. 2014. Guazuvira Ediciones).

Cabe acotar que Pujato en un gesto que lo enaltece y que no fue el único de este tipo en su labor profesional, renunció a los adicionales que debía cobrar por decreto durante su estadía en el continente blanco. Otro ejemplo ocurrió, cuando en Canadá adquirió equipos polares y tres docenas de perros para arrastrar trineos, los pagó con su propio dinero y no aceptó reintegro alguno. Sus restos descansan hoy en día en la Base Antártica “General San Martín” del Ejército Argentino que él construyó e inauguró el 21 de marzo de 1951, por entonces el primer asentamiento argentino al Sur del Círculo Polar Ártico y la base más austral del mundo. 

1951. 21 de marzo. Expedición científica a la Antártida. A través de un folleto de 51 páginas editado por el Ministerio de Defensa Nacional-Instituto Antártico Argentino, en 1954, se dan a conocer las actividades y resultados en el continente blanco de una expedición científica solventada por el Gobierno argentino en 1951. En el mismo se incluye la conferencia brindada por el héroe nacional, General de Brigada Hernán Pujato, jefe de la expedición científica y un discurso del General Juan Perón sobre esta temática. Además, se relata todo lo sucedido en el periplo expedicionario. Sin ir más lejos, gracias a ellos se levanta en Bahía Margarita, a 170 kilómetros al sur del círculo polar, la Base General San Martín, la más austral del mundo, vivo testimonio del esfuerzo nacional y del acatamiento a la voluntad del fundador de nuestra soberanía  (archivo de Roberto Baschetti). 

1951. 11 de noviembre. Todos con Perón. Para esta fecha ocurren las elecciones presidenciales que posibilitan a través del voto popular la reelección de Perón como presidente de los argentinos. En estos comicios por primera vez votan las mujeres y el personal de las bases antárticas. La dotación completa, es decir, los ocho integrantes asentados en la Base “San Martín” le dan su voto al General Perón.  

1952. 31 de enero. Perón recuerda en su exilio un conflicto con Inglaterra sobre la Antártida. 'Los Estados Unidos entregaron la Antártida, como han entregado el país, a intereses extranjeros. Nosotros defendimos ese territorio porque en todos los sentidos es un territorio de la República Argentina, ocupado desde hace un siglo por nuestras tropas. Allí tenemos instalados observatorios meteorológicos; no puede haber ninguna duda acerca de los derechos argentinos sobre la Antártida. Podría discutirse si Chile tiene los mismos derechos, pero no los Estados Unidos ni tampoco Inglaterra, la cual envió allí una fragata y destruyó uno de los refugios que nosotros habíamos construido. La guarnición nuestra era más bien pequeña, pero, amenazando con las ametralladoras, dieron a los ingleses cinco minutos para que abandonaran aquella tierra. Los ingleses se marcharon, pero dejaron la bandera izada en el refugio que habían destruido, y un cabo nuestro la arrancó y se la arrojó al bote que empleaban los ingleses para huir (…) Hubo un reclamo diplomático por el incidente, sobre el cual dice Perón: 'Vino a verme el embajador británico, y tuve con él una pequeña conversación, más bien amistosa, en el curso de la cual me preguntó:  '¿Cómo van a arreglar ustedes este asunto de la Antártida?’ Le contesté: `¿Qué derecho tienen ustedes a la Antártida?’ Y me replicó: ‘La Antártida es una prolongación de las Islas Malvinas.' Y fue entonces cuando yo le dije: ‘Sí. Eso me recuerda a un tipo que me robó un perro y al día siguiente vino a buscar el collar.' El embajador insistió: ‘Pero ¿cómo se va a arreglar este asunto?’ Y acabé por decirle: ‘Lo arreglaremos al estilo árabe. Nos sentaremos a la puerta de nuestra casa y allí esperaremos que pase el cadáver de nuestro enemigo, y le advierto a Ud. que, para nosotros, el cadáver de ese enemigo no está muy lejos, sino que lo vemos muy cerca ya’”. (“Yo, Juan Perón. Relato Autobiográfico”. Barcelona, 1976. Planeta).

1952. 29 de diciembre. Homenaje a Evita en la Antártida. “En noviembre, bajo el mando del capitán Humberto Bassani Grande, emprendieron otra travesía aún más ambiciosa: el cruce de los Antártades. La patrulla utilizó un Weasel y seis trineos de perros. A lo largo de la travesía debieron resistir derrumbes, avalanchas y tormentas de nieve. Uno de sus integrantes debió ser evacuado con una doble congestión pulmonar y otros dos por enfriamiento extremo, en un caso de los miembros y en el otro por hipotermia. Finalmente, los expedicionarios cumplieron con éxito el desafío y el 29 de diciembre alcanzaron una bahía que fue bautizada ‘Eva Perón’ (también conocida como Bahía Mobil Oil), en honor a la Primera Dama, Evita, que había fallecido el 26 de julio siendo despedida por millones de argentinos. Al año siguiente por su logro, Bassani Grande sería puesto al mando de la recién creada Sección Antártica del Ejército” (“La pugna antártica. El conflicto por el sexto continente 1939-1959”. Pablo Fontana. 2014. Guazuvira Ediciones).  

1955. Mayo. “La Antártida: Derechos y usurpación”. También Malvinas. Una nota británica recibida por nuestra Cancillería, paralelamente a una profusa información basada en la misma que tuvo acogida en las cadenas y organizaciones de información internacional y en la prensa de todo el mundo, más allí que acá, acaba de devolver a la actualidad internacional lo que se quiere mantener entre cortinas de humo de no dudosa intención: la legitimidad de nuestros derechos y nuestra soberanía sobre las islas Malvinas y los territorios antárticos que son su dependencia. La nota británica no deja lugar a dudas. Reitera su habitual reclamación de nuestra atención hacia las Cartas Patentes de 1908 y 1917, en las que se declaró de una manera unilateral y caprichosa que los territorios antárticos, conocidos como dependencia de las islas Malvinas, formaban parte de los dominios de Su Majestad y dependientes de esa colonia. Repite, una vez más, que nuestro país, al persistir en sostener que las islas Malvinas son legítimamente territorio argentino, ha cometido “acto violatorio de la soberanía del Reino Unido en esas dependencias” y, en consecuencia, el Gobierno de Su Majestad propone que la Corte Internacional de la Haya se expida sobre el derecho que corresponda o, en su defecto, se someta el mismo a un tribunal arbitral independiente. La respuesta argentina a la nota británica comienza por demostrar la nulidad de las Cartas Patentes de 1908 y 1917, cuya validez en relación al Derecho Internacional es absolutamente insostenible.

Esas cartas Patentes, piedra básica sobre las que Gran Bretaña fundamenta sus pretendidos derechos, son documentos británicos, no británicos -argentinos; y jamás fueron aceptados ni reconocidos como tales por la República. Basar un derecho sobre su validez es exactamente igual que sostener una propiedad sobre una escritura labrada, firmada y puesta en circulación por una de las partes contra las expresas declaraciones, protestas y fundamentaciones de la otra. Luego señala nuestra respuesta que la cuestión de fondo, la de las islas Malvinas, ha sido eludida por el gobierno de Su Majestad. Las islas de referencia son parte integrante e indivisible de nuestra soberanía, basada esta soberanía en derechos históricos, jurídicos y geográficos indiscutibles -que veremos, de inmediato y a continuación- derechos que no pueden ni ser ni considerarse inválidos por la usurpación británica de las mismas. Si la usurpación puede contraponerse al derecho en el área del derecho internacional, el regreso a la ley de la selva sería sinónimo de moralidad y contenido ético. La respuesta argentina, pues, rechaza la instancia propuesta del Tribunal de la Haya, de la misma manera y por las mismas razones que la de un tribunal arbitral de otra especie y formación, y reitera los derechos argentinos sobre las islas Malvinas y sus dependencias antárticas.

El primer derecho histórico de nuestro país a las Malvinas y los territorios antárticos está basado en nuestra condición indiscutida de herederos legítimos de cuanto perteneció a España hasta el instante de nuestra independencia nacional en el ámbito fijado por la actividad práctica de la nacionalidad. ¿Las islas Malvinas y los territorios antárticos estaban incluidos en ese ámbito? Es indudable que sí. El velero “Espíritu Santo”, en los días de nuestra independencia, navegó por aguas de la Antártida. Ahí están los reiterados testimonios de la historia en su conjunto y de la historia de la navegación en particular para probarlo. El almirante Brown, en la corbeta “Hércules” y el bergantín “Trinidad”, surcó las mismas aguas en 1815. Luis Piedrabuena, prócer de las costas patagónicas, cruzó reiteradamente la región de nuestra indiscutida soberanía. Argentinos fueron los primeros navegantes que llegaron a la isla de Decepción para organizar la caza de focas.

Y desde entonces, desde los viajes del “Espíritu Santo” a la actualidad, la presencia argentina en la Antártida ha sido permanente a través de sus fuerzas armadas y el personal civil de los servicios afines. Nuestros derechos jurídicos y geográficos se basan en dos principios fundamentales: los de contigüidad- cercanía a las costas continentales argentinas- y continuidad- presencia ininterrumpida durante casi un siglo de trabajos, exploraciones, comercio y vida civil en la Antártida. En cuanto a las bases geográficas de nuestros derechos, éstas son irrespondibles. Las elevaciones antárticas son la continuidad del espinazo andino. Geológica, climatérica, glaciológicamente estudiada, la Antártida tiene íntima relación de orden físico con la parte austral de nuestro continente. Arctoksky, luego de estudiar sus montañas, aleccionado por su similitud con los Andes, las llamó ‘Antártades’, vale decir, Andes Antárticos. ¿Qué opone Gran Bretaña a esta multilateralidad de derechos argentinos? ¿Con qué propone invalidar las razones de orden histórico, jurídico y geográfico que abonan nuestra soberanía? Con las Cartas Patentes de 1908 y 1917, dos síntesis acabadas de unilateralidad que no pueden, con un mínimo de pudor, ser presentadas en donde el Derecho Internacional tenga un ápice de validez (De Frente Nº 62. 16-5-55. Semanario de actualidad nacional dirigido por John William Cooke). 

author: Roberto Baschetti

Roberto Baschetti

Sociólogo, historiador, investigador. Autor de más de 50 libros sobre el peronismo revolucionario. Socio fundador de la editorial Jirones de mi vida.

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