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'Charly es Argentina'

En el cierre del primer año de un gobierno negacionista, el periodista de rock Nicolás Igarzábal publica 'La Máquina de Hacer Pájaros: Charly, el rock progresivo y la dictadura', con el que recorre la historia de la banda menos conocida de García, y con la que tocó entre 1976 y 1977. Se trata de una investigación profusa, emotiva y política. En esta nota, lo entrevista Jimena Arnolfi. El libro se presenta el jueves 28/11, en Palermo.

-¿Te acordás dónde estabas el día del Golpe?

-¿El día que apagaron la luz? No, no me acuerdo.  

Charly García en Rolling Stone (2002)

 


Charly es un amor para toda la vida. Este año cumplió 73 años. O mejor dicho, la República Argentina cumplió 73 años de Charly García. Su música nos acompaña, nos narra, es memoria y es porvenir. En el transcurso de este 2024 que jamás olvidaremos nos ofrendó “La lógica del escorpión”, el disco que presenta una versión de Juan Represión y fue lanzado justo el día de la brutal represión a jubilados por parte del gobierno de Milei. Charly García es la voz de este país.

Mientras transcurre este primer año de un gobierno abiertamente negacionista, el periodista de rock Nicolás Igarzábal decidió publicar una historia que acontece al comienzo de la dictadura. Una época también es un horizonte sonoro. ¿Qué pasó el día que apagaron la luz? 'La Máquina de Hacer Pájaros: Charly, el rock progresivo y la dictadura', editado por Gourmet Musical, se adentra en la historia de la banda menos conocida que tuvo el músico más conocido del rock argentino. La Máquina debutó en mayo de 1976, dos meses después del Golpe militar, y se disolvió al año siguiente luego de dos discos y giras por todo el país.

No te dejes desanimar, cantó en medio del desastre. ¿Qué se puede hacer salvo ver películas? Incluso Alicia encuentra su primera versión en el debut de la Máquina, tema que luego profundizaría para grabar con Serú Girán. Pocos años después, llegarían Los dinosaurios y el definitivo “Yo que crecí con Videla/ yo que nací sin poder” de Demoliendo hoteles.

Charly creó las palabras, las imágenes, las sonoridades, esa lengua común para abrazarnos y aprender a deletrear la palabra resistencia. Para librar las batallas del tiempo, en este tiempo y por nuestro tiempo.

Igar encontró el tono justo y el registro exacto para contarlo todo. Entrevistó a los integrantes, a los productores de los shows, a los periodistas que cubrieron la época y a los fans que vieron a La Máquina en vivo en distintas partes del país (de Burzaco a Carcarañá, de Córdoba a Miramar) en medio de desapariciones, represiones y censuras. Fueron horas y horas de entrevistas y visitas a bibliotecas para conformar y rastrillar un exhaustivo archivo que nos permite explorar una historia tan virtuosa como dolorosa.

“Dos años en la vida de Charly García pueden ser diez de los de cualquier mortal. O incluso más”, dice al comienzo de esta historia que revela incluso aquello que nunca había sido contado. Hay personas que viven, en una vida, varias vidas.

El libro se presenta el próximo jueves 28 de noviembre a las 19 horas en Club Lucille, en Palermo, CABA.


Uno de los hallazgos del libro son esas reuniones entre Charly, los músicos y los militantes. Hablamos de 1977. ¿Qué pudiste reconstruir de esos encuentros en Pippo?

Esa es una de la perlas del libro, fue un dato muy revelador. José Luis Fernández (bajista de la Máquina, ex Crucis) cuenta que Charly colaboraba con grupos de izquierda. Una parte de la recaudación de los shows de Charly era para agrupaciones políticas. Pregunté si eran Montoneros, ERP o qué, pero no especificó. Las reuniones eran en Pippo, un lugar donde le gustaba comer a Charly, y donde pasaba gran parte de la bohemia y la militancia. Fernández también remarca que la militancia de ellos era la música y no tenían una bandera partidaria. Todos estaban contra la dictadura y la Máquina era una especie de refugio cultural.

¿Cómo fue la investigación? Te imagino en bibliotecas, rastreando ejemplares de revistas de la época pero también buscando los testigos de esos encuentros, de esos recitales, de esos ensayos.

Es el libro para el que más investigué en la vida, más profundamente y más en cantidad. Y también es el libro en el que encontré más perlas. Por ejemplo, fue muy revelador llegar a ese testimonio que cuenta de las reuniones de Charly con los grupos de izquierda. Hice muchas entrevistas y busqué mucho archivo. Suelo ir a  bibliotecas como la Mariano Moreno, la Biblioteca Nacional, voy a la Biblioteca del Congreso, hago listas,  año por año, mes por mes, día por día. Todo esto para ordenar titulares, correos de lectores, diarios, revistas, libros. Tengo un listado de todas las publicaciones de rock en nuestro país año por año. En este caso también llamé a las redacciones de Salta, de Tucumán, de Rosario, Córdoba, Uruguay… Todos los lugares por donde anduvo La Máquina. Llamaba y pedía por el archivo. Ahí me imaginaba que me atendía un tipo desde un subsuelo y entonces le pedía el 7 de enero del 77 por ejemplo y el tipo me mandaba ese día escaneado. Otra cosa que hice fue buscar grupos de fanáticos de La Máquina en Facebook para recopilar anécdotas. Y por cada ciudad chiquita donde tocaron, buscaba la radio, la redacción, la disquería y el canal de televisión del lugar. Después preguntaba si se sabía de alguien que había visto en vivo a La Máquina. Cada tanto aparecía alguno con un disco firmado, una entrada, una foto de un recital en un teatro, en el club de barrio, en el cine del pueblo. Hago mucho rastrillaje. Me gusta hacer periodismo, periodismo raso, de investigación, eso que ya nadie hace. Este es un libro que me dejó mucha experiencia y sobre todo la certeza de querer indagar ahí donde parece que no hay nada, que no hay información. Encaré este libro como una road movie, una gran aventura.

En el libro contás que el germen de “Canción de Alicia en el país” está en el debut de la Máquina. ¿Cómo fueron esos primeros conciertos en 1976?

La Máquina de Hacer Pájaros debuta dos meses después del golpe militar. En mayo del 76 hacen una seguidilla de shows durante tres meses seguidos, una especie de residencia como se dice ahora, una maratón de jueves, viernes, sábado y domingo, a veces doble función. En ese momento, Charly está en modo laboratorio probando la formación. Esto pasa en La Bola Loca, un lugar en Buenos Aires que tiene bowling abajo y una salita arriba. Entre el público hay invitados amigos de ellos. Esto pasa en La Bola Loca, un lugar en Buenos Aires que tiene bowling abajo y una salita arriba. Entre el público hay invitados amigos de ellos. Yo hablé con algunos de ellos como León Gieco, que solía ir junto a su mujer embarazada. La semilla del tema de Alicia está en La Máquina de Hacer Pájaros, Charly había compuesto ese tema para la película Alicia en el país de las maravillas, de Eduardo Plá, basada en el libro de Carroll. No la graba en los discos de La Máquina, por algo la deja fuera, quizás siente que más adelante el tema iba a tener una segunda vida, una revancha. La profundiza después y la graba con  Serú Girán. Es un tema muy icónico de la época que surge en la Máquina.

El primer capítulo del libro narra cómo en 1977, un coronel llama y ordena que Charly García toque con La Máquina en Tucumán. 

Me pareció muy significativo empezar el libro con esa escena que grafica muy bien lo que pasaba en ese entonces. Todos querían tener a Charly, incluso quienes no lo querían. Entonces lo obligaron a tocar. Llamaron un martes y el jueves los metieron en un avión Hércules directo a la capital tucumana, donde gobernaba (Antonio) Bussi. Aterrizaron en una pista repleta de tanques militares. Los recibió un general. Los de técnica como el sonidista, el iluminador y otros asistentes viajaron en una camioneta junto con los amplificadores e instrumentos. En el camino los pararon, les hicieron descargar los equipos, los pusieron boca abajo con las manos en la nuca. Los militares buscaban drogas, armas. Los plomos tenían porro en la luneta. Por suerte no encontraron nada. Después durante el vivo, Charly, como siempre hizo, se las ingenió para decir incluso lo que no estaba permitido. Esa vez se refirió a una situación con la canción Ah, te vi entre las luces. Contó que en realidad el tema se llamaba Shhh!, pero había tenido problemas para registrarla en SADAIC. Claro que el Shhh! no era casual en tiempos de dictadura.

Nicolás Igarzábal es licenciado en periodismo, docente, corrector y productor.


Decís que Charly entendió mejor que nadie que no había que quedarse callado ni mucho menos quieto. Contás varias escenas que tienen que ver con la censura, ¿qué gesto subrayarías de los muchos de Charly durante esa dictadura que recién empezaba?

Es muy cierta esa invitación a no quedarse quieto. Como parte de su rebeldía, Charly invitaba a bailar con Hipercandombe, por ejemplo. Los aprietes, las amenazas y la persecución estaban presentes todo el tiempo. Hablé con muchos fans de distintas partes del país y recuerdan mucho esos recitales en las provincias, se identificaban mucho con ese pibe simple que con sus temas hablaba de lo que pasaba. Había contraseñas en esos recitales. Charly no tenía esa actitud de Rompan todo como Billy Bond en el 72 que agita esa y termina rompiendo todo el Luna Park. Él siempre manejó otro tipo de agudeza, tenía un ingenio particular en sus letras, su lirismo. Y también los invitaba a bailar, no hacía música dance, pero proponía poner el cuerpo en movimiento.

En cuanto a las contraseñas y ese ingenio, en un momento contás la presentación de uno de los discos en noviembre del 76. Antes del concierto, Charly hizo que repartieran un volante que decía: “Están jugando a un juego. Están jugando a que no juegan un juego. Si les demuestro que veo que están jugando quebraré las reglas y me castigarán. Debo jugarles el juego de no ver que veo el juego”

Charly solía recurrir a esos detalles. Dejaba el mensaje y quien lo agarraba, lo agarraba. Esa frase del panfleto era de un psiquiatra llamado Ronald David Laing. Y es interesante ese final “debo jugarles el juego de no ver que veo el juego” considerando que mucho tiempo después en una entrevista con Taty Almeida, Charly cuenta que en dictadura él jugó a ser invisible. Eso le dice a Taty. No tenía miedo porque era invisible, los engañaba.

Ese es el final del libro y dice mucha esa escena. Resulta muy significativo que para terminar el libro, cites un fragmento de Taty Almeida entrevistando a Charly. Por lo que dice Charly pero también por tu gesto de retomar la palabra de una Madre de Plaza de Mayo. 

Fue muy pensando que el libro cierre con Charly junto a una Madre de Plaza de Mayo. Así como todo el tiempo está presente el “Yo que crecí con Videla”, de Demoliendo hoteles. Fui muy consciente de eso. Esta es la historia de una banda, pero también es la historia de un Charly y de un país en la época de crecer soportando a Videla, crecer a pesar de él. Es Charly cantando en Plaza de Mayo. Es Charly diciendo: “Hoy es un día político, voy a cantar canciones políticas, porque le rompí el culo a Videla”. Lo dijo en 2004 en un bar de Palermo, cuando se conmemoraban 28 años del Golpe Militar y Néstor Kirchner hizo descolgar un cuadro de Videla en el Colegio Militar. Charly estaba conmovido. A lo largo de toda la historia, él tuvo relación con los organismos de derechos humanos. Hace poco circuló una foto de este año o el año pasado en donde se ve que Charly tiene un pañuelo blanco en su piano. Es muy lindo eso.

Es muy interesante que hayas querido contar una historia que acontece en tiempos de dictadura y que se publique este año durante un gobierno abiertamente negacionista. ¿Lo pensaste en ese sentido también?

Me motivó muchísimo. Nadie me había preguntado esto que subrayás y es algo que tuve presente todo el tiempo. A este libro lo trabajé durante el año pasado. Me acuerdo cuando veía los debates presidenciales y escuchaba al ahora Presidente hablando de 8 mil desaparecidos, negando gran parte de nuestra historia. Fue un estímulo para mí escribir todo esto sabiendo lo que se venía. Uno de los trabajos que realicé para incorporar a este libro fue un archivo de los titulares gráficos del año 76, 77. Esos titulares están presentes durante toda la narración y son todas las cosas que pasan ahora. Privatización de empresas, despidos, deuda externa, someterse a los yanquis. El plan político económico de la dictadura es el mismo plan que tiene Milei. Significa mucho para mí presentar este libro que acontece en dictadura en este presente histórico. El desafío de la investigación fue narrar a un genio musical en un contexto de mierda, el tiempo más violento y sangriento de nuestro país. Quise a través de la música, a través de Charly, contar y volver a contar esa época perversa que vivimos. Evidentemente hay que seguir contando lo que pasó.

Charly es Argentina.


Y el nuevo disco de Charly incluye una versión de Juan Represión… ¿Qué sentiste al escuchar “La lógica del escorpión”?

Fui a una escucha colectiva que se realizó para periodistas y demás. Fue muy emocionante. El tema con Spinetta me gustó mucho… piel de gallina total... Están Fito, Lebón, es hermoso lo que armó Charly. Y que el disco incluya una versión de Juan Represión y se estrene justo el día de la represión a jubilados fue muy impresionante. Es muy simbólico lo que pasó pero eso habla de la sensibilidad que tuvo Charly toda la vida para leer los momentos históricos. Más allá de las polémicas que se armaron en cuanto a su voz frágil por ejemplo, considero que este disco habla del amor que él siente por la música. El disco es una prueba de vida, es una ofrenda. Le mandé el libro de La Máquina a Charly y me enviaron una foto de él leyéndolo. Es una foto que me guardo para siempre.

¿Qué representa su obra para la cultura de nuestro país?

Charly es un espejo y una caja de resonancia de la historia de nuestro país. Charly es Argentina. Así como Maradona lo es. Charly es el corazón de Argentina.

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'La Máquina de Hacer Pájaros: Charly, el rock progresivo y la dictadura' se presenta el jueves 28 de noviembre a las 19 horas en Club Lucille (Gorriti 5520, Palermo). Charla en vivo junto al autor Nicolás Igarzábal y los integrantes de La Máquina, Carlos Cutaia y José Luis Fernández.

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Nicolás Igarzábal (Buenos Aires, 1985) es licenciado en periodismo, docente, corrector y productor. Escribió en el Suplemento Sí!, del diario Clarín, revista Ñ, Rolling Stone, La Mano, Playboy y el portal de La Viola. Editó los libros Cemento, el semillero del rock (2015), Más o menos bien: el indie argentino en el rock post-Cromañón (2018). Como poeta publicó Rutina caracol (2011), Mi ansiedad es un perro pekinés (2012) y 20 poemas, 20 colectivos (2014), además de participar de las antologías Esto pasa: Poesía en Buenos Aires (2015) y Poetas al acecho (2019). Actualmente escribe en la revista Viva y en Clarín Espectáculos, es profesor en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), y crea contenido audiovisual para Instagram y You Tube (@nicolasigarzabal).

author: Jimena Arnolfi

Jimena Arnolfi

Poeta y periodista. Publicó los libros “Campamento de supervivencia”, “Hay leña” y “Todo hace ruido”, entre otras publicaciones.

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