“Siento que el disco tiene la extensión que necesito para desarrollar una obra más profunda”
Fotos: Daniela Pafundi
El próximo 20 de noviembre, en ND/Ateneo, Lucio Mantel presentará en vivo “Los Ancestros”, su sexto álbum de estudio, que incluye nueve temas propios y una versión de “Ámbar Violeta”, de Fito Páez, con quien ya había grabado una década atrás en “Confín”. En charla junto a Kranear, el destacado músico repasó las principales temáticas que se desprenden de su nueva obra, atravesada por un duelo personal y motivada por preguntas e inquietudes que, naturalmente, llegan con la edad. Adentrándose en los misterios infinitos que deparan sus ancestros, el compositor halló un estado de particular sensibilidad para crear. En tiempos de consumo efímero signados por las leyes del algoritmo, este experimentado hacedor de canciones hace del formato físico una forma de resistencia, y aunque la mano venga difícil, no piensa nunca parar de hacer música. Mantel también compartió unas palabras sobre otro de tus trabajos artísticos, “Las Lágrimas de los Animales Marinos”, estrenada hace unos días en el Teatro Cervantes.
¿Qué inquietudes e interrogantes impulsaron tu nuevo disco? ¿Qué inspira tu poética?
Contra la idea que uno podría tener, el hilo conceptual de un disco no aparece antes que las canciones, aparece durante o después. En este caso, yo tenía algunas canciones terminadas y varios retazos cuando vislumbré cuál sería el nombre y como se armaría el relato entre las canciones. Varias de las letras en ese momento eran balbuceos que estaban ahí de manera provisoria. La canción “Los Ancestros” ya había sido compuesta hacía un tiempo, a raíz de una charla de Darío Sztajnszrajber que hablaba sobre la ilusión de la trascendencia y sobre la manera en que nuestros antepasados están borroneados en las historias que cada uno tiene. Me pregunté cómo nosotros viviendo tan desconectados de esas historias podemos proyectar un futuro, en lo personal y en lo colectivo, y me pregunté en qué se parece este presente a lo que ellos se podían imaginar. Un par de años después de eso murió mi papá y entendí que las canciones estarían todas girando alrededor de una misma cosa. Entiendo que la temática de este disco, como la del anterior, tienen que ver con preguntas e inquietudes que llegan con la edad. Me parece que hay pocas canciones que hablan de estas cosas y siento que hay algo interesante para buscar ahí.
La concreción “Los Ancestros” estuvo marcada por el fallecimiento de tu padre. ¿De qué manera este hecho influyó en el rumbo que adquirió la composición?
Hacer un disco mientras transito un duelo fue algo muy hermoso a su manera. Un proceso iba alimentando al otro. El disco me mostraba como seguía el camino del duelo, y el duelo me mostraba el camino del disco. No es un disco triste, no hay un regodeo en la tristeza y el vacío propios de un duelo. Las canciones muestran otros matices de ese estado. Vengo diciendo que el duelo no es solamente triste, también uno se vuelve más sensible a la belleza y es un estado hermoso para componer, para encontrar palabras y canciones.
¿Cuáles son las vertientes musicales que conviven en estas diez canciones?
En mis discos suelo abordar música que es muy distinta entre sí, tal vez por la diversidad de la música que siempre escuché. Y siento que en ese encuentro que se produce entre esas estéticas que conviven es donde está la gracia. En general no suelo abordar géneros que sean fácilmente reconocibles, suele haber más mezclas de distintas cosas, sincretismos. Creo que el único género que se percibe claramente es el samba brasileño en la canción “Fantasma del ocaso”. Pero que, a la vez, también aparece de una manera extraña, porque no es una canción que hable de cuestiones folclóricas típicas del samba, sino que tiene una letra romanticista que podría haber sido escrita en otro siglo y en otro continente. Lo que me motivó a escribir esa canción es esa tensión que se produce entre el espíritu existencial de la letra y la instrumentación del samba. Después, el resto de las canciones, me gusta dejarlo en ese lugar de ambigüedad en el que cada uno pueda encontrar referencias.
¿Por qué decidiste versionar “Ámbar Violeta” de Fito Páez? ¿Qué representa para vos la música de este emblema de nuestro rock?
Para mí “Ámbar Violeta” es una obra maestra de nuestra música. La empecé a tocar por puro placer, en los años de confinamiento, que fue un momento en que me costaba bastante terminar canciones, mucho antes de tener la idea de grabar este disco. Después de trabajar un tiempo apareció el arreglo. En esa época empecé a grabarla con la producción de Juanito El Cantor, con la idea de hacer un single, pero no me gustó como salió porque estaba medio mal de la voz. Tres años después cuando terminábamos este disco, que produjimos juntos con Juani, me acordé de esa grabación y la escuchamos. Nos pareció que entraba muy hermosamente en el álbum porque dialogaba de manera muy natural con el resto de las que formaban parte, además de que es una canción en la que Fito canta a sus ancestros, y yo también estoy cantando a un compositor que es fundamental en la generación anterior a la nuestra. En lo personal, también es una manera de agradecerle a él por su música y por haber sido tan generoso conmigo, por haber grabado en mi disco “Confín” y por invitarme a cantar con él. Grabamos nuevamente la voz y quedó.
¿Cómo nace la idea de la portada del disco? ¿Existe una búsqueda conceptual allí?
Las personas que están en la portada son mis bisabuelos. Esa foto fue sacada en Turquía hace como ciento diez años, y siempre me produjo un misterio infinito, sentir que ellos son gente tan cercana y a la vez que no tienen nada que ver conmigo. Poner esa foto en la portada es una manera de situar ese misterio como disparador de todo lo que sucede en las canciones de “Los Ancestros”. La portada la diseñó mi sobrina, tataranieta de ellos, con una amiga suya, ambas diseñadoras. Me pareció que convocar a Valentina (Mantel) a diseñar la portada de este disco cerraba el círculo.
Mantel presentará su nuevo disco en el ND Ateneo el próximo 20 de noviembre.
El presente es tu sexto álbum. En tiempo de singles y consumo efímero, ¿qué te hace seguir creyendo y apostando en trabajar sobre este tipo de formatos?
Yo me formé escuchando discos, siempre que me prestaron compilados no entraba, me quedaba preguntándome a qué disco pertenecían las canciones que me gustaban. Eso mismo me pasa con las playlists y los singles. Me encantan las canciones, es donde me interesa profundizar. Pero siento que el disco tiene la extensión que necesito para desarrollar una obra más profunda. Y entiendo que va a contramano de lo que nos piden las formas de comunicación actuales, y de la capacidad de atención que la gente pueda tener, que todos vamos perdiendo de alguna manera. Pero siento también que eso es algo que no puede seguir así, o que al menos debemos resistir. Ahí es donde el formato puede ser una forma de resistencia. A mí me alarma un poco la idea que va ganando espacio respecto a reemplazar una obra por contenido que se disuelve a las veinticuatro horas. Si se hubiera pensado así toda la historia del arte no tendríamos edificios, ni pinturas, ni libros ni sinfonías. En todo caso pienso que, si nuestras generaciones no tienen la atención para escuchar media hora de música, este disco quedará ahí esperando que alguien se tropiece con él.
Sos compositor y director musical de la obra “Las Lágrimas de los Animales Marinos”, recientemente estrenada en el Teatro Cervantes. Contame qué representa esta experiencia para tu trayectoria.
Está siendo una experiencia de muchísima intensidad y de mucho aprendizaje. Me gusta que teniendo casi cincuenta años todavía pueda ser ‘nuevo’ en una tarea, aprenderla de cero. Nunca ensayé tanto para nada como para esta obra. También es increíble la experiencia de subirme cuatro veces por semana al mismo escenario, es algo a lo que los músicos no estamos acostumbrados; es más normal nunca antes haber pisado el escenario al que te subís. Aprendo también de la dirección de Toto, de la dramaturgia y de lo que es estar allí encarnando a alguien que no es exactamente uno. Siento que en estos tres meses que llevo, entre ensayos y funciones, pasaron muchos años.
Cómo vivís desde tu lugar de artista el sistemático ataque del actual gobierno al sector cultural? ¿Cómo te afecta en lo personal la situación que atraviesa nuestro país?
Lo vivo con bastante sufrimiento. Yo no me puedo quejar de mi manera de vivir, pero pienso que no es posible la felicidad individual, que es difícil tener felicidad cuando te tropezás todos los días con gente que está viviendo en la calle y está sufriendo mucho. Es horrible ver que va ganando la indiferencia y el ‘sálvese quien pueda’ como manera de pararse frente a la vida. Siento que es indispensable pensarnos colectivamente y ayudarnos entre todos. Y en la cultura en particular eso golpea de manera muy notoria, hay más urgencia por ganar el mango y la gente ya no tiene tiempo para dedicarle a proyectos en los cuales el lucro no es el principal fin; eso hace más difícil nuestra tarea. Así y todo, yo no pienso parar nunca de hacer música.
Entradas para el show del próximo 20 de noviembre: https://www.plateanet.com/obra/29756?obra=LUCIO-MANTEL&paso=inicio
Lista de temas de Los ancestros (editado por Otro Planeta, 2024): Molecular, Todos los inviernos, Cenital, Buscando el sol, Tomando luna, Marcas, Fantasmas del ocaso, Ámbar violeta, Los ancestros, y Ancestral.
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Lucio Mantel es cantante, guitarrista, compositor, arreglador, productor y docente. Aparte de Ancestros, tiene otros cinco discos editados: Nictógrafo (2008), Miniatura (2010), Unas horas (2013), Confín (2015) y Todas las formas de estar (2019).
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